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Deuda, ¿buenas nuevas?

Con Peña Nieto, $3.5 billones más

PIB: migajas (0.6 por ciento)

C

irco, maroma y teatro hacen los genios financieros del gobierno federal para dar la impresión de que va en serio el compromiso de reducir la deuda del sector público, aunque en los hechos durante la administración peñanietista su saldo ha crecido como la espuma, hasta rozar 50 por ciento del producto interno bruto.

La Secretaría de Hacienda divulgó ayer el informe temático que envió al Congreso, con información al cierre del segundo trimestre de 2017, y las cifras se pueden acomodar al gusto del cliente: si el saldo del débito público de junio pasado se compara con el último día de 2016, entonces se reporta una disminución cercana a medio billón de pesos en los seis meses del periodo.

Sin embargo, si la comparación es anual (junio de 2016-junio de 2017), entonces el saldo de la deuda del sector público federal se incrementó en una proporción similar a la citada en el párrafo anterior, pues pasó de 8.85 billones a 9.3 billones entre un mes y otro.

Tal vez ese truco contable –más la parte importante, es decir, la garantía de pago– fue el que convenció a cierta agencia calificadora internacional para que reconsiderara (léase mejorar la prospectiva) su decisión de calificar de negativa la deuda del sector público mexicano y de nueva cuenta la elevara a estable.

Entonces, de acuerdo con el cristal con que se mire, la deuda bajó o subió, según el comensal y el trimestre considerado, aunque en los hechos a lo largo de 55 meses en Los Pinos el gobierno de Enrique Peña Nieto aumentó el saldo del débito del sector público federal en cerca de 3.5 billones de pesos, a razón diaria promedio de 2 mil 69 millones de pesos (algo así como un millón 433 mil 333 pesos por minuto de estancia en la residencia oficial).

Con la actualización de la Secretaría de Hacienda los mexicanos pagadores están felices y festejan, junto con el gobierno, los beneficios de las reformas, pues recuerdan que 55 meses atrás la deuda por habitante –la heredada por Felipe Calderón– promedió alrededor de 55 mil pesos y a estas alturas 80 mil.

Como siempre, en el informe hacendario llaman la atención los saldos de dos rescates decretados –ambos de forma ilegal– por Ernesto Zedillo dos décadas atrás: el bancario (vía Fobaproa) y el carretero (por medio del Farac). Veintidós largos años han transcurrido desde que el gobierno zedillista decidió generosamente apoyar de forma temporal a los banqueros privados (léase la banda de amigos del régimen que, sin más, se quedaron con las ex sociedades nacionales de crédito y les exprimieron hasta el último centavo).

Dos décadas y pico a lo largo de las cuales los mexicanos –quiéranlo o no– nunca han dejado de pagar un solo centavo por el atraco, pero el saldo lejos de descender sube y sube.

Así, al cierre de junio pasado tal saldo trepó a 900 mil 71 millones de pesos, monto 25 mil millones mayor al de un año antes, y casi 40 por ciento superior al registrado al inicio del siglo nuevo. ¿Y los mexicanos? Fácil: a seguir pagando.

Lo mismo con el rescate carretero. Desde 1997 –por instrucciones de Zedillo, el del bienestar para la familia–, los mexicanos pagan y pagan por tal concepto, pero al cierre de junio pasado el saldo del tiradero superó 283 mil millones de pesos, casi 51 por ciento más que en igual mes de 2016, y pagando.

Esos son los números oficiales, pero de cualquier forma Hacienda asegura que al cierre del segundo trimestre de 2017, el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público (SHRFSP, la medida más amplia de la deuda del sector público) alcanzó un monto de 9 billones 304 mil 111.8 millones de pesos, saldo en línea con el proceso de consolidación fiscal el cual tiene el objetivo de disminuir el SHRFSP de 50.1 por ciento del PIB al cierre de 2016 a 49.5 por ciento del PIB antes de considerar el efecto del remanente de operación del Banco de México (ROBM) recibido en 2017 por 321 mil 653.3 millones de pesos, y de 48 por ciento del PIB, ya considerándolo.

Sobre la deuda del gobierno federal, Hacienda detalla que al cierre del segundo trimestre de 2017 su saldo se ubicó en casi siete billones de pesos, mientras a diciembre de 2016 fue mayor en alrededor de 200 mil millones. La estructura del portafolio actual mantiene la mayor parte de sus pasivos denominados en moneda nacional, representando al 30 de junio de 2017, 77.1 por ciento del saldo de la deuda neta del gobierno federal.

Pero las buenas noticias cuestan, y mucho: durante el segundo trimestre de 2017 el gobierno federal realizó pagos por concepto de costo financiero neto total de su deuda por 145 mil millones de pesos, con lo cual el total de pagos durante el primer semestre de 2017 por ese concepto, ascendió a 190 mil millones. Esta cifra comprende erogaciones por 162 mil 76.5 millones de pesos para el pago de intereses y gastos asociados a la deuda interna, la cual incluye un monto de 4 mil 307.7 millones de pesos para el pago anticipado de intereses derivados del intercambio de deuda a través de las operaciones de permuta y recompra de deuda, así como erogaciones por un monto de 2 mil 81.6 millones de dólares para cubrir el pago por concepto de intereses, comisiones y gastos asociados a la deuda externa.

Pero la catarata de pagos no quedó allí, porque adicionalmente durante el segundo trimestre de 2017 el gobierno federal realizó erogaciones para los programas de apoyo a ahorradores y deudores de la banca por un monto de 11 mil millones de pesos, por lo que, el total pagado por este concepto en el periodo de enero a junio de 2017, fue de 23 mil 991.8 millones de pesos. Hasta allí la felicidad de Hacienda.

En síntesis, para los mexicanos la buena noticia consiste en que de aquí a la eternidad seguirán pagando por las barbaridades de las administraciones que les prometieron (todas) bienestar a manos llenas y el rápido acceso al primer mundo, aunque se les perdió la llave. Es cuestión de paciencia, pero sobre todo de sobrevivencia.

Las rebanadas del pastel

La fiesta no se detiene: en el segundo trimestre del año el producto interno bruto habría crecido 0.6 por ciento en términos reales, proporción similar a la del trimestre previo. Las migajas, pues, disfrazadas de buenas nuevas… Y el tipo de cambio en ventanilla bancaria una vez más por arriba de 18 por uno.

Twitter: @cafevega