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La cantautora diluye su activismo en el nuevo álbum, Salón, lágrimas y deseos

Quiero sobrevivir, dice Lila Downs al admitir autocensura

Reconoce que por cantar a los 43 normalistas de Ayotzinapa en su disco anterior ha sentido miedo

Vivimos en tal peligro que, lo reconozco, no quiero que me maten, afirmó la intérprete

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Lila Downs ha ganado cinco Grammys y ha fungido como embajadora de Amnistía InternacionalFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Sábado 15 de julio de 2017, p. 8

En su nuevo álbum Salón, lágrimas y deseos, la compositora méxico-estadunidense Lila Downs sintió la necesidad de afinar su activismo, tras el temor que la invadió después de cantar a los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en La patria moderna (2015).

En la pieza, grabada a dúo con el astro colombiano Juanes, Downs grita: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!, mientras en el video de la canción aparece la frase: Ya me cansé, que usó el ex fiscal Jesús Murillo Karam cuando reportaba a la prensa sobre el caso de los estudiantes desaparecidos en septiembre de 2014, en Guerrero.

Vivimos en un peligro tan grande que sí, me atrevo a decir que es una especie de autocensura, porque quiero sobrevivir, no quiero que me maten, dijo Downs durante una entrevista en su casa en la Ciudad de México.

La intérprete, ganadora de cinco Grammys, cuatro de ellos Latinos, y quien ha fungido como embajadora de Amnistía Internacional, admitió que en varias ocasiones ha sentido mucho miedo, principalmente por su labor en favor de los derechos humanos.

En el anterior disco, especialmente cuando canté sobre los 43, sí me sentí en peligro, admitió la cantante de 48 años.

Para la cantautora, las 13 canciones de su nuevo disco son un grito de desilusión y esperanza con México, sus políticos, el narcotráfico y la corrupción que azotan al país, así como la relación con Estados Unidos, luego de la llegada de Trump a la presidencia.

Lila Downs también destacó que la mujer es un tema presente en su decimoprimera producción discográfica, en la que grabó a dúo con la chilena Mon Laferte y la mexicana Carla Morrison.

El argentino Andrés Calamaro y el cantaor español Diego El Cigala se sumaron a la lista de invitados en el disco que la llevará de gira por Sudamérica, España, Estados Unidos y México en los próximos meses.

–¿Cuál es la historia detrás de Salón, lágrimas y deseo?

La verdad no pensaba que estuviéramos grabando tan pronto porque estaba muy triste, muy deprimida, por la situación del mundo, de la humanidad, desencantada, porque siento que ya sabemos qué estamos haciendo mal y seguimos de necios.

–¿Es el álbum un grito de esperanza o de enojo?

–Creo que es las dos cosas, porque ambas son necesarias en la vida.

“Este disco es de desencanto, de desamor y de traición. Me siento traicionada, y creo que mucha gente se siente así, además de enfurecida.

Tienes que darte permiso de sentir tristeza sobre tu país, sobre las cosas terribles que pasan. Para mí es importante sanar desde dentro para dar el siguiente paso y entender cómo puedo ayudar a mi país. Para mí es más importante eso que irme con un machete.

–¿Por qué una necesidad de autocensurarte?

–Porque sí he sentido mucho miedo. No quiero que me maten. En el disco Balas y chocolate, cuando canté sobre los 43, me sentí en peligro (...) Tengo fe, esperanza y por eso hago un disco que habla de eso, pero sin quitar la guerra de mi conciencia, por eso le canto La mentira a mi país.

–Dedicaste una canción a Benito Juárez, por cuya frase llevas tatuada en su honor en el brazo izquierdo la palabra respeto.

El respeto al derecho ajeno es la paz, como decía él. En esta ocasión compusimos para el Benemérito de las Américas, porque creo que nos hace falta recordar el respeto. Juárez nos los recordó, pero creo que esto pasa en todos los tiempos, en toda la humanidad.