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Inauguran exposición conmemorativa por 25 años del recinto

Homenaje a José Luis Cuevas en su catedral, el museo que creó

Los restos de mi padre deberían ir a la Rotonda de las Personas Ilustres, considera Ximena Cuevas

La exhibición reúne más de un centenar de obras, todas pertenecientes a la colección de ese espacio que suma mil 860, de las que mil 173 son de la autoría del dibujante y escultor

Foto
María José, Mariana y Ximena, hijas de José Luis Cuevas, flanquean a Alberto Cuevas (hermano del artista homenajeado), anoche, en el museo fundado por el enfant terrible el 8 de julio de 1992, donde se puede visitar la exposición José Luis Cuevas y su colección a 25 añosFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Viernes 7 de julio de 2017, p. 3

La apertura, anoche, de la exposición José Luis Cuevas y su colección a 25 años, en el museo que lleva su nombre, se convirtió en el homenaje del recinto, su catedral como se decía, para el dibujante, grabador y escultor fallecido el pasado lunes a los 86 años.

A la inauguración de la muestra en el edificio de Academia 13, Centro Histórico, asistieron las hijas de Cuevas: Ximena, Mariana y María José.

La primera, al ser cuestionada sobre cuál debería ser el destino final de las cenizas de su padre, respondió: Dado el tamaño del trabajo de mi padre y su trayectoria, sus restos deberían ir a la Rotonda de las Personas Ilustres. Una segunda opción, añadió, sería el museo que lleva su nombre. Pero en eso no tengo nada qué ver.

La directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, Lidia Camacho, pidió un aplauso fuerte para Cuevas, mientras Eduardo Vázquez Martín, titular de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, expresó que el luto tiene un tiempo, pero la memoria de José Luis Cuevas durará para siempre y pidió a los presentes pasar a celebrar la vida del reconocido pintor y dibujante.

El museo, fundado el 8 de julio de 1992, estaba de luto. Unos 20 arreglos florales, muchos traídos del homenaje efectuado el pasado martes en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, fueron colocados alrededor de la escultura La Giganta, al centro del patio, así como al fondo de la tarima instalada para el acto inaugural.

También había un podio listo por si llegaba Beatriz del Carmen Bazán, viuda del artista, con las cenizas de Cuevas.

Antes de la apertura oficial, hubo un recorrido por la exposición que atrajo la atención de un sinnúmero de medios de comunicación. La muestra, que ocupa todo el edificio, se divide en dos grandes núcleos: por una parte, está la obra de Cuevas, y por otra, trabajos de artistas latinoamericanos contemporáneos, más de un centenar de piezas en total y todas provenientes de la colección del Museo José Luis Cuevas que suma mil 860 obras, mil 173 de las cuales son de la autoría del artista.

Magdalena Zavala, coordinadora nacional de Artes Visuales del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), explicó que la obra es propiedad de la nación que tiene en resguardo la institución y se encuentra en comodato en el museo Cuevas.

La funcionaria agregó que el INBA también tiene mil 260 obras de la autoría de Cuevas, sin embargo, para los propósitos de la exposición sólo ocuparon 60 del maestro.

La muestra fue curada por Javier Vázquez Juárez, quien trabaja para el INBA, y revisó la totalidad de la colección del museo Cuevas a lo largo de casi ocho meses. No conoció personalmente al artista, quien según se dice llevaba un año de no acudir a su museo.

En la sección dedicada a la obra de toda la vida del dibujante y grabador, se observan sus gustos de artista. También sus procesos de trabajo que exploró a lo largo de su vida, especialmente dentro del grabado que hacen patente su genio y total dominio de la técnica. Es evidente que el lápiz y el papel se volvieron su medio de expresión favorito.

Patrimonio donado al país

Cuevas también era promotor de artistas de su generación y en las obras incluidas en el segundo núcleo se aprecian correspondencias formales con colegas como Vicente Rojo, Manuel Felguérez, Arnoldo Coen, Carlos Mérida, Roberto Matta, Omar Rayo, Fernando García Ponce, Gabriel Macotela, Rafael Cauduro, Pedro Friedeberg, Ivonne Domenge, Nunik Sauret, Kasuyo Sakai, Vlady, Jan Hendrix, Jazzamoart y Manuel Marín.

En la obra colgada en las paredes de las salas temporales del museo también se observan las diferentes tendencias que predominaron en el momento que Cuevas formó su colección, lo que sucedió en los años 70 del siglo pasado.

En la planta baja todavía hay otra sala en ña que se han colgado retratos de Cuevas, y también de Bertha Riestra, su primera esposa, hechos por colegas suyos como Guillermo Ceniceros, Arturo Rivera, Vlady, Leonel Góngora, Roberto Montenegro, David Alfaro Siqueiros y Arnold Belkin.

Afuera de esta pequeña sala se encuentra un par de bustos de Cuevas y Bertha Riestra con el título Los fundadores.

El martes pasado, en el homenaje a su padre, Ximena Cuevas expresó: Donamos nuestro patrimonio al país porque mi mamá era una absoluta nacionalista, amante de su país. Donó el patrimonio de la familia porque lo nuestro tenía que ser para México; eso es el museo Cuevas que hay que cuidar.