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Primera jornada de la cita anual de arte contemporáneo, que culminará el domingo

El compromiso político es el protagonista en la edición 48 de la feria Art Basel
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La obra de arte como instalación y experiencia envolvente frente al clásico formato de salón es la tendencia de los proyectos que se muestran en Art Basel, cita anual de coleccionistas de arte contemporáneo. En la imagen, el performance Bliss, de la estadunidense Donna HuancaFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Viernes 16 de junio de 2017, p. 7

Basilea, Suiza.

Art Basel, la mayor cita anual de coleccionistas de arte contemporáneo en el mundo, abre hoy sus puertas al público en una edición centrada en obras comprometidas políticamente.

Aunque este salón de arte contemporáneo está pensado, principalmente, para poner en contacto a las galerías más prestigiosas con sus clientes, cada año atrae a un importante número de visitantes.

Casi 100 mil personas acuden a Basilea con motivo de esa feria. La edición 48, que concluirá el domingo, reúne a unas 291 galerías que representan a más de 4 mil artistas. En la sección Unlimited, dedicada a obras monumentales, se venden las piezas destinadas a museos y grandes colecciones privadas.

Este año presenta numerosas obras comprometidas, seleccionadas en gran parte el pasado otoño, en plena campaña por la presidencia en Estados Unidos.

No sólo hay numerosos proyectos que tienen una connotación política relacionada con la situación actual, sino también algunas obras que podrían ser pertinentes aunque hubieran sido creadas hace 10, 20 o 30 años, explicó Marc Spiegeler, director de la feria. Así, el artista texano Donald Moffet presenta la instalación sonora Impeach (Destitución), creada en 2006.

La estadunidense Barbara Kruger aborda la xenofobia en un gigantesco cartel con un mensaje de odio, en letras blancas sobre fondo rojo, que reza: Nuestro pueblo es mejor que el vuestro.

Sue Williamson, sudafricana cuya carrera ha estado estrechamente ligada a la lucha contra el apartheid, explora la trata de esclavos y de migrantes en una instalación articulada en torno a redes de pesca de las que cuelgan botellas de cristal. Cada una encierra el nombre de un esclavo embarcado, a la fuerza, en un barco con dirección a América o El Caribe.