Opinión
Ver día anteriorMartes 13 de junio de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Azúcar
C

uando surge la pregunta sobre las causas del rezago científico y tecnológico de México, lo primero que uno encuentra es que no hay una razón única que lo explique de manera satisfactoria, sino que se trata más bien de la confluencia de factores diversos. El atraso se mide generalmente al comparar la participación de la ciencia y la tecnología en el desarrollo económico entre naciones. En este sentido un rasgo distintivo en nuestro país es que hay, en general, una muy baja colaboración del sector privado en el fomento de estas actividades, por lo cual la industria nacional no hace uso de un conocimiento propio para desarrollarse y hacerse competitiva a nivel internacional... Pero quizás esto es sólo lo que está en la superficie.

El reciente acuerdo alcanzado entre las autoridades de México y Estados Unidos sobre las exportaciones de azúcar mexicana al país vecino tiene como virtud –quizá la única– que desnuda la disparidad en la relación comercial entre las dos naciones y, al hacerlo, pone al descubierto la influencia de factores externos en el rezago industrial de nuestro país, como una de las causas probables del atraso científico y tecnológico.

El nuevo acuerdo es el resultado de la presión de los productores y el gobierno estadunidenses, pues desde 2014 se inició una investigación sobre dumping y subsidio gubernamental contra las exportaciones mexicanas de azúcar (litigios a los que el gobierno de Estados Unidos ya ha recurrido en el pasado por causas diversas para otros productos mexicanos, como el aguacate y el atún). La reactivación de los reclamos este año incluían un chantaje, pues de no ser acatadas nuevas reglas, se aplicarían cuotas compensatorias a nuestras exportaciones por dumping y subsidios de 40.4 y 43.9 por ciento respectivamente. Así, en esta negociación está presente la coacción.

Las exportaciones de México incluyen dos modalidades diferentes: la denominada azúcar cruda (47 por ciento del total) y la refinada (53 por ciento). El nuevo acuerdo modifica de raíz esta distribución al determinarse que ahora las exportaciones mexicanas de la modalidad cruda serán de 70 y de la refinada 30 por ciento. La siembra y cosecha de la caña de azúcar es una actividad primaria, mientras la refinación del edulcorante implica el desarrollo de una industria. De este modo un país, en este caso Estados Unidos, modela mediante la coacción el desarrollo económico de otro.

Se trata de una regresión en la relación comercial, pues indica que se observa a nuestro país como un vecino que debe concentrarse en las actividades económicas primarias (en el espectro de los países bananeros como se les llamaba coloquialmente hace varias décadas a las naciones primordialmente productoras de materias primas), mientras la actividad industrial en la producción de azúcar refinada, alcohol, biocombustibles, etcétera, queda reservada para la nación que impone las reglas.

Si este acuerdo comercial (el primero que se realiza bajo la presidencia de Donald Trump) es una anticipación de lo que será la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, como han señalado diversos especialistas, el panorama no podría ser peor, pues la gran dependencia de las exportaciones mexicanas del mercado estadunidense puede conducir a una distorsión en un sentido regresivo del aparato productivo nacional y en general de la economía mexicana.

La presión externa en el modelaje de la economía del país, aparece así como uno de los factores que inhiben el desarrollo de la ciencia y la tecnología, pues el crecimiento de una rama industrial estimula el empleo del conocimiento y la innovación. Desde luego no pretendo con lo anterior descubrir el hilo negro (o el azúcar en cubos), pues este tema no ha escapado a estudiosos de la dependencia tecnológica, como Miguel S. Wionczek en los años 70 y a otros economistas, pero lo cierto es que en los años recientes en las discusiones sobre los factores que limitan el desarrollo de la ciencia y la tecnología por alguna razón no se ha destacado este fenómeno.

El acuerdo sobre las exportaciones mexicanas de azúcar hace obligatoria la incorporación del factor externo en la ecuación para explicar el rezago científico y tecnológico de México.