Sociedad y Justicia
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Un Estado paralelo se conforma con el apartheid social, indica Fernández Dávalos

La educación ya no es motor para superar brechas de clase, afirma rector de la Uia
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El rector de la Universidad Iberoamericana, David Fernández Dávalos, dirigió un mensaje a la comunidad sobre la realidad mexicana, basado en ideas del sociólogo Boaventura de Sousa SantosFoto Uia
 
Periódico La Jornada
Martes 6 de junio de 2017, p. 36

La situación de la educación en el país se ha agravado de tal manera que hoy no sirve para superar las brechas de clase, sino para consolidarlas y endurecerlas, de acuerdo con el rector de la Universidad Iberoamericana (Uia), David Fernández Dávalos.

El jesuita presentó ayer su tercer informe de labores. Luego de una ceremonia celebrada en la Ibero, dijo en entrevista que la educación ha dejado de ser un motor de movilidad social en México y se ha convertido en un mecanismo de sanción de las diferencias sociales. Contra eso tenemos que ir y contra eso tendría que ir la reforma educativa, para favorecer a los desfavorecidos, para incorporarlos a la educación de calidad, sostuvo.

Fernández Dávalos, ex director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, consideró que las desigualdades de nuestra sociedad afectan brutalmente a los jóvenes.

Los de los tres últimos deciles de ingresos más altos del país tienen todas las posibilidades y ventajas indiscutibles: padres con bibliotecas, pueden hacer viajes al extranjero, aprender un idioma. Y otros, los de los cinco deciles de menores ingresos, tienen una desventaja social brutal: sin acceso a bibliotecas, no pueden realizar viajes, la computación es algo desconocido para muchos de ellos, no tienen acceso a Internet.

Tercer informe

En la presentación de su informe, el rector, además de hablar de datos sobre su gestión, dirigió un mensaje a la comunidad de la institución, en el que habló de la realidad mexicana a partir de ideas del sociólogo Boaventura de Sousa Santos, quien en abril fue nombrado doctor honoris causa por la Uia.

“Tendríamos que hablar, en primer lugar –dijo Fernández Dávalos– del fascismo del apartheid social”, concepto que se basa en la división cartográfica urbana en zonas civilizadas y salvajes. “Miremos, por ejemplo Santa Fe –donde está la universidad–: por una parte, están los corporativos y, por otra, el pueblo de Santa Fe.

En esta última domina la violencia, tanto la del Estado represivo, policial, como la violencia dentro de los grupos excluidos. Las zonas civilizadas, en cambio, son donde se fortalecen con alguna consistencia los derechos de la ciudadanía.

Los de la zona civilizada, planteó, viven allí bajo la constante amenaza de las zonas salvajes y, para defenderse, se transforman en castillos neofeudales, enclaves fortificados cuya lógica de urbanización es la segregación urbana: ciudades privadas.

Esta división se está convirtiendo en un criterio general de sociabilidad en México. Se trata de algo que atraviesa todas las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales y que da origen a una nueva forma de Estado paralelo: en las zonas civilizadas, el Estado actúa democráticamente como Estado protector, aunque muchas veces ineficaz o no confiable. En las zonas salvajes, el Estado actúa, en cambio, de manera fascista, como Estado persecutor, sin ninguna voluntad de acatamiento, incluso aparente, del derecho.

En la entrevista, el rector consideró que con esta división social estamos cometiendo una grave lesión a la juventud de nuestro país. Los jóvenes campesinos, obreros y pobres de la ciudad no tienen alternativas, porque son rechazados por las universidades públicas y privadas, porque no tienen posibilidad de realizar emprendimientos económicos, y entonces tienen que emigrar, sucumbir en la pobreza o la informalidad o se tienen que incorporar a la economía criminal.

Esto, desde esa perspectiva, es el mayor desafió y la mayor interpelación ética que tenemos como sociedad.