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El argentino, presente en la proyección de La cordillera, de Santiago Mitre, en Cannes

La política se ha vuelto oficio, pero debe ser vocación: Darín

No podemos culpar de todo a los funcionarios: son resultante de lo que nos pasa como sociedad, asegura

En la cinta, el actor protagoniza a un presidente de su país con problemas personales

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Ricardo Darín, acompañado de las actrices argentinas Dolores Fonzi (izquierda) y Érica Rivas, en la presentación del filme de Santiago MitreFoto Afp
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Sábado 27 de mayo de 2017, p. 7

Con uno de los discursos más lúcidos entre los histriones de Latinoamérica, Ricardo Darín, uno de los mejores actores de Argentina, dice que la política se ha convertido en un oficio desde hace tiempo. Y ahí comenzamos a entrar todos en un problema, porque de ser una vocación por hacer el bien público se ha transformado en un oficio, y eso ha cambiado un poco las reglas del juego. Pero no podemos echarle la culpa de todo a los políticos. Son una resultante de lo que nos pasa a nosotros como sociedad.

Darín, a quien se reconoce por cintas como El hijo de la novia o El secreto de tus ojos, fue recibido con grandes aplausos en la sala Debussy para la proyección oficial de La cordillera, dentro de la sección Una Cierta Mirada. Estuvo acompañado del director del filme, Santiago Mitre.

La película está ambientada en una apartada localidad en los Andes, donde se reúnen 11 presidentes latinoamericanos que deben decidir los intereses económicos y los equilibrios políticos de la región.

Darín encarna al mandatario de Argentina (de nombre Hernán Blanco), quien tiene profundos problemas personales que resolver.

Mi personaje refleja honestidad porque en el fondo eso es lo que todos los políticos buscan: lograr cercanía con la gente. Ser creíbles. Ser el punto exacto y equilibrado entre los que saben qué es lo que quieren y al mismo tiempo están abiertos a escuchar las demandas y satisfacer las necesidades del pueblo... Difícilmente habrá casos de políticos que empiecen su carrera y se expongan en forma muy categórica. Normalmente van buscando un perfil. Y creo que mi personaje no escapa a este concepto, agregó.

–¿La cordillera simboliza aquí la ansiada unión de los países de la región? 

–Sí. Los juegos de poder se reflejan en la tan buscada fraternidad latinoamericana. Todos los proyectos del Mercosur y todas las posibles uniones para transformar la región en algo mucho mas poderoso y que desde esa plataforma se pueda negociar, discutir, conectar con el resto del mundo es una ambición muy buscada. Es una gran esperanza de tiempo inmemorial. Pero también es cierto que las democracias latinoamericanas son muy jóvenes. No ha transcurrido el tiempo necesario como para que las heridas cicatricen, y se vaya modificando el orden de prioridades.

–La cinta es un protagonista que toma importancia en la historia.

–Sí. Tiene una representatividad muy potente para Latinoamérica. Es una metáfora. La mayor parte de las contiendas entre países y demás se han dirimido de alguna forma atravesando la cordillera de los Andes, salvo los países del Oeste. Es un paisaje que tiene tanto poder intrínseco en sí mismo, que va mas allá de la belleza geográfica.

–¿Considera a su personaje como oscuro?

–Para nada. Es alguien que todavía esta viendo de qué forma ir armándose su propia vida. La construcción del personaje fue todo hablado y discutido con Santiago (Mitre). Entendí claramente hacia donde íbamos. También me enamoré de esa fusión entre lo que es la cara visible de los políticos y al mismo tiempo tener que lidiar con la intimidad de sus propias existencias.

–Si fuera el presidente de Argentina, ¿que cambiaría?

–No quiero caer en el infantilismo de creer que una sola persona pueda cambiar algo. Creo que es exactamente al revés. Los políticos, funcionarios y los que deciden nuestro futuro deben, como en el cine, armar equipos de trabajo. Creo que cuando muchas cabezas, muchas miradas están puestas en un objetivo, las cosas se refuerzan... Si pudiera fantasear con la posibilidad de que priorizar si fuera yo el mandatario trataría de que, en un tiempo corto, lográramos que no haya gente durmiendo en las calles. Primeramente, como para comenzar a recuperar la dignidad perdida.

–¿Cuál es la importancia para un artista el hecho de no otorgar, no callar, no ser cómplice?

–Es muy difícil. Creo que el arte, la cultura en general, el periodismo deben tener siempre un ojo crítico. Debemos estar atentos a cuáles son las cosas en las que podamos caer engañados o no. Lo más difícil es encontrar ese punto. Es decir, no convertirte en un petardista, porque de alguna forma eso también marcaría una tendencia. Tener una libre opinión independiente. Eso seria ideal. En algunos lugares es bastante incómodo, por no decir peligroso. Venimos de países donde mucha gente ha dejado la vida por decir lo que piensa.