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Crisis del régimen
L

a crisis actual del régimen político mexicano, como en otros muchos países, se gestó a lo largo de décadas. Una cadena de momentos de la historia política de México, puede ser la siguiente, en la que buscó identificar los momentos más relevantes de una configuración política desastrosa que terminó por desembocar en la crisis aludida.

Muerte del Estado oligárquico: el mejor símbolo es la fotografía de Villa sentado en la silla presidencial, con Zapata a su izquierda, tomada el 6 de diciembre de 1914, por Casasola.

Derrota política y militar de los líderes populares Zapata y Villa, y ulterior asesinato de ambos. Guerra y asesinato entre los caudillos constitucionalistas de la revolución. Los hechos cumbre: muerte de Madero (22/2/1913, de Zapata (19/4/1919), de Carranza (21/5/1920), de Villa (20/7/1923) y de Álvaro Obregón (17/7/1928). Muchos más muertos dejó la criba posrevolucionaria, incluidos al­gunos usurpadores.

Etapa de creación institucional del nuevo Estado emanado de la revolución durante el gobierno de Calles, que sucedió a Obregón y, sobre todo, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas. Calles funda el PNR para acabar con la guerra entre las corrientes revolucionarias. El gobierno de Cárdenas se habría de volver el culmen de la unión masas populares-Estado revolucionario. Al final del primer gobierno sexenal (Cárdenas), quedó atrás el PNR; nace el PRM que postula a Ávila Camacho; se deshacen así del general Francisco J. Múgica, y con él, de la izquierda de la revolución; se inicia el alejamiento del Estado revolucionario de las masas populares, ya amarradas al Estado corporativo (CTM, CNC, CNOP).

Durante el gobierno de Ávila Camacho se frena, a fondo, la reforma agraria. Los agravios a los campesinos se acumulan. La economía experimenta una etapa de al­to crecimiento (7.3 por ciento anual), pero sin desarrollo: el crecimiento se basa en las exportaciones del sector primario; la divisa central de Ávila Camacho,ante las amenazas políticas externas derivadas de la Segunda Guerra Mundial es, claro, la unidad nacional. Destaca la creación de las instituciones del sistema de salud. Al final del periodo los grupos dominantes crean al monstruo (PRI).

Primer gran atraco a los recursos públicos: Miguel Alemán Valdés (1946-1952). Durante 1947-1952 el PIB crece a 5.7 por ciento anual, la economía se diversifica: gran crecimiento de la energía eléctrica, la industria petrolera, la manufactura, la construcción; a la par, la desigualdad y la exclusión social aumentan. Ciertamente la desigualdad crece durante todas las etapas señaladas, excepción hecha del periodo cardenista y, aunque el Estado corporativo mantiene durante el gobierno de Alemán una absoluta dominación sobre las mayorías, que votan a sus verdugos priístas, la legitimidad del Estado empieza a mostrar señales de merma.

De cara al gobierno de Alemán surgen manifestaciones de descontento del sector campesino que venían acumulándose desde el gobierno de Ávila Camacho; el freno a la reforma agraria continuó durante la primera mitad de ese sexenio; se retoma la reforma agraria, pero cada vez es más una mascarada: distribución de tierra abarrancada, yermos, malpaíses. Alemán realiza una inversión pública muy elevada en grandes obras de irrigación que favorecieron a los empresarios agrícolas de las regiones noroeste y noreste del país. El descontento campesino crece, pero Gabriel Leyva Velázquez, dirigente de la CNC, es doblegado por el gobierno. La lucha del político y guerrillero Rubén Jaramillo relampaguea.

Alemán quiere la industrialización del país, pero la quiere por la vía de establecer bajos precios a la producción de alimentos y materias primas, con lo que oprime a los campesinos organizados en ejidos; esa política a su vez permite el establecimiento de bajos salarios obreros. Ambas políticas confluyen al aumento de las ganancias industriales. Esto es posible no sólo por la sujeción de la CNC, también por la de la CTM.

Alemán se suma a la política anticomunista de EU, y ese marco le facilita el primer gran embate contra las organizaciones obreras. Los trabajadores mineros, petroleros y ferrocarrileros pugnan por formar la CUT, una central de trabajadores independiente de la ya corrupta y sumisa CTM. Esos trabajadores, liderados entre otros por Luis Gómez Z. y Valentín Campa, tenían ideas comunistas o cercanas al comunismo, en parte herencia del liderazgo de Vicente Lombardo Toledano o eran miembros del PCM. Alemán crea, además, un comité de actividades anticomunistas cuyo principal objetivo era hostigar a intelectuales y políticos que afirmaban su filiación marxista. No puedo entrar en detalles de las actuaciones de los incipientes insumisos, ni de las coartadas de Alemán, quien apoyado por la Coparmex, encarceló a Gómez Z., el 26 de octubre de 1948, y 500 trabajadores fueron echados de Ferrocarriles. Unos meses después fue encarcelado Campa. La decisión fue celebrada por la Cámara de Diputados y por otras fuerzas vivas. No había mucha novedad. Desde el 19 de diciembre de 1946, recién iniciado su gobierno, Alemán no dudó en poner fin a un paro de trabajadores petroleros mediante una fulminante intervención del Ejército.

Durante el sexenio alemanista se configuran la mayoría de las tendencias que, con altibajos, habrán de convertirse en constantes crecientes de la historia política y social mexicana hasta la actualidad: el mencionado atraco a los recursos públicos, la desigualdad y la exclusión social, la represión de los movimientos campesinos y obreros, acompañados de momentos de conciliación.

La carilla conciliadora del PRI termina, creo, el Jueves de Corpus, 10 de junio de 1971. Se sumarán, en adelante, nuevas tendencias bárbaras, hasta configurar la crisis.