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Tiempo, ruido…
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ublicada originalmente en Londres en 2016 con el título The Noise of Time y editada por Anagrama ese mismo año en la traducción al castellano de Jaime Zulaika, El ruido del tiempo es una fascinante novela (¿biografía novelada?) de Julian Barnes que tiene como asunto central el conflicto ético y creativo del gran compositor ruso Dmitri Shostakovich (1906-1975) frente a los dictados del poder durante el peligroso y violento mandato de Josef Stalin en la Unión Soviética. El texto de Barnes tiene como su ancla narrativa más importante el hecho histórico de aquella legendaria representación (el 26 de enero de 1936) de la ópera Lady Macbeth del Distrito de Mtsensk de Shostakovich a la que asistió el dictador, y que desencadenó una diatriba oficial furibunda en contra de la obra y de su autor, dando inicio a un periodo terrible de tribulaciones, dudas creativas, autocensura y conformidad del compositor.

Los asuntos que aborda Barnes en su espléndida novela han sido tratados numerosas veces en toda clase de ensayos biográficos y analíticos sobre Shostakovich, su música y su tiempo, pero aquí adquieren, gracias a la intervención de la ficción, un carácter urgente, oscuro y ominoso que pocas veces se percibe en las biografías tradicionales del atribulado compositor ruso. De hecho, la ilustración de Vladimir Zimakov que adorna la portada de esta edición es altamente elocuente en sí misma: un Shostakovich que, maleta en mano, mira angustiado sobre su hombro. Mucho se ha hablado de la famosa maleta que tantos y tantos intelectuales y aristas soviéticos tenían preparada junto a la puerta en espera de la fatídica madrugada en que los esbirros de la NKVD tocaran a la puerta para llevárselos al gulag estalinista más lejano.

La imagen, cuyo sentido refleja puntualmente el de la novela de Barnes, describe de manera escueta y elegante el estado de paranoia aguda en el que Shostakovich vivió desde que Pravda publicó la feroz condena de su Lady Macbeth, muy probablemente ordenada (¿quizá escrita?) por el propio Stalin.

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Portada del libro cuyo tema central es el conflicto ético y creativo de Shostakovich

Entre los elementos más atractivos de la novela de Barnes están, por una parte, el triste papel que el compositor tuvo que jugar durante sus visitas oficiales al extranjero como representante, muy a pesar suyo, del sistema cultural soviético, y por la otra, la manera desoladora en la que el novelista describe las relaciones de Shostakovich con las mujeres de su vida.

También de interés especial en El ruido del tiempo es la ácida descripción que hace Barnes de los compositores (y otros intelectuales) que de manera acrítica y voluntaria se plegaron, sin conflicto aparente, a los dictados de Stalin y el sistema soviético; en este sentido, Barnes es particularmente devastador (con plena justificación) con la figura del impresentable Tikhon Khrennikov (1913-2007), compositor mediocre, funcionario servil, némesis implacable de Shostakovich.

Quienes hayan leído las memorias de Shostakovich editadas por Salomón Volkov en el famoso y controvertido libro titulado Testimonio hallarán numerosos y fácilmente reconocibles puntos de contacto y vasos comunicantes con él en la obra de Barnes, quien por cierto reconoce explícitamente en su nota de autor no solamente el trabajo de Volkov sino también la indispensable biografía de Shostakovich redactada por Elizabeth Wilson.

La prosa de Barnes, salpicada aquí y allá con momentos de una singular intensidad poética, comunica con toda claridad el ámbito enrarecido y ominoso en el que Shostakovich tuvo que moverse, así como su cotidiana lucha entre la preservación de sus convicciones creativas más íntimas y, literalmente, la preservación de la vida y la libertad, una vida y una libertad por las cuales el compositor hubo de doblegarse dolorosamente en más de una ocasión ante el hostigamiento del sistema soviético. El ruido del tiempo, novela elegante y elocuente, es lectura indispensable para todo aquel melómano interesado no sólo en la formidable música de Dmitri Shostakovich, sino también en sus conflictos más íntimos y desgarradores, y en el opresivo entorno en el que vivió y compuso su extraordinaria música.