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En marcha, plan que incrementa 70% el adiestramiento de canes

Aumenta la Armada el uso de perros en operativos antidroga

Los animales también pueden detectar dinero, explosivos y restos humanos

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Nuestros perros aprenden por asociación de olores, el can tiene un instinto de presa, va a perseguir todo lo que se mueva. Y nos valemos de ese instinto para crear atracción, afirma el teniente de navío del servicio de sanidad naval médico veterinario zootecnista José Refugio García ArellanoFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Martes 18 de abril de 2017, p. 8

Durante un simulacro, un ejemplar de los perros adiestrados en seguridad pública e investigación, que están a unos días de ingresar al servicio activo de la Armada de México, recorre velozmente los vehículos estacionados, la búsqueda la hace prácticamente sin detenerse hasta que llega a un vehículo, se sienta frente a un auto sospechoso; es la señal para que su entrenador ordene la localización de algún narcótico escondido, después de unos segundos, los marinos encuentran una pequeña carga de droga en el motor del auto. Misión cumplida.

Ante el éxito obtenido en la detección de drogas, papel moneda, explosivos, restos humanos sumergidos en agua o enterrados, personas vivas sepultadas bajo escombros y, últimamente, para la búsqueda de buche de totoaba, la Armada de México puso en marcha un ambicioso programa para incrementar la producción de sus perros de raza pastor belga malinois en 70 por ciento.

Después de ocho años de producir y adiestrar exclusivamente esta raza de canes, y con una población actual de 292 ejemplares operando en las regiones y zonas navales del país, la Secretaría de Marina decidió mejorar la raza, el adiestramiento y aumentar su número, para hacer frente a las crecientes necesidades operativas de la Armada.

Orgulloso por los resultados, el teniente de navío del servicio de sanidad naval médico veterinario zootecnista José Refugio García Arellano explica en entrevista la forma como trabaja el Departamento de Control Canino, dependiente de la Oficialía Mayor, cuyas instalaciones tienen capacidad para albergar hasta 56 ejemplares. La selección y mejoramiento genético ha elevado la eficiencia, sostiene en entrevista.

Gracias a la capacidad demostrada, el alto mando naval decidió introducir líneas europeas del pastor belga, (cinco hembras y un macho) traídos de Holanda, para mejorar la producción con animales que traen información genética, como es la adaptabilidad al medio, capacidad para desplazarse, resistencia física y, sobre todo, capacidad de atención para cumplir la tarea asignada.

Para continuar con esta línea ascendente, el alto mando naval inició la construcción del Centro de Producción y Adiestramiento Canino, que se ubicará en lo que será el Centro de Adiestramiento Avanzado de la Armada de México, en Valle de Bravo, estado de México.

En ese lugar habrá tres módulos: célula canófila operativa de la unidad de operaciones especiales; centro de producción de perros, en donde se van a seleccionar y socializar los animales, y lo que será en sí el centro de adiestramiento, en el que trabajarán de acuerdo con la función asignada, para que después de un entrenamiento de siete meses –contando a partir de su nacimiento–, los pastores belgas sean distribuidos entre las unidades navales.

Como ha sucedido en los años recientes, a partir de un mayor involucramiento de los marinos en el combate al crimen organizado, los perros detectores son entrenados principalmente para encontrar narcóticos y explosivos (80 por ciento) y el resto para otras tareas. La más reciente, para ubicar buche de totoaba, cuya pesca ilegal genera millones de pesos al mercado negro.

Entrevistado en las instalaciones que ocupará por unos meses más, ubicadas cerca de la Secretaría de Marina en Ciudad de México, el teniente de navío explica, mientras unos cachorros de tan solo unos días de nacidos juguetean con su entrenador en la grama del lugar, nuestros perros aprenden por asociación de olores, el perro tiene un instinto de presa, va a perseguir todo lo que se mueva. Y nos valemos de ese instinto para crear atracción al perro.

Tal como uno juega con su perro, el entrenamiento de estos ejemplares inicia desde que son cachorros, aventándoles una pelota, el animal va por ella, y lo acaricia su instructor, de esa manera se va fomentando un apego hacia el entrenador, al tiempo que se empieza a obsesionar por la pelota.

Después, en cajas especiales colocan pelotas (del tamaño de una de tenis) a las que se les transfiere el olor específico (sustancias químicas que semejan el olor específico de narcóticos, explosivos, de restos humanos, etcétera) y empieza la preparación para que el perro se especialice en ubicar un solo tipo de olor.

Cuestionado sobre la leyenda urbana que dice que los perros detectores de narcóticos son adictos a la droga, el teniente de navío responde: Es un mito, eso no existe, no sé si en otro lado lo hagan, pero al menos aquí no.

De una camada, el índice de efectividad, es decir, los perros aptos, es de entre 80 y 85 por ciento, y su proceso de socialización inicia desde el parto mismo, en el que está presente el instructor con el que trabajará sus primeros siete meses de vida. Los animalitos que no son escogidos son donados a personal naval, con quienes desarrollan una vida normal.

Una vez que están listos, sus futuros instructores vienen al centro de adiestramiento por dos semanas, para familiarizarse con el trabajo del perro. Son organismos vivos, todos y cada uno tienen un diferente comportamiento y particularidades que el manejador debe conocer para obtener un mayor índice de efectividad.

Ya en su labor, como elemento activo de la Armada, son los perros los que le indican a su instructor cuando ya se cansaron y, en consecuencia, se desconcentraron y es tiempo de parar las revisiones que estén realizando.

La recompensa para los pastores belgas es la caricia del instructor por el trabajo realizado, en el método de enseñanza no hay lugar para castigos, golpes o recompensa con croquetas.

La vida útil promedio de los perros es de siete años, después, pasan al retiro y, generalmente, son adoptados por sus instructores o por otros elementos navales.