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Los oprimidos están dispersos y no alzan la voz para cambiar el orden: De Sousa

El poder se ejerce ahora en tono democrático, pero comete crímenes contra la humanidad
 
Periódico La Jornada
Viernes 7 de abril de 2017, p. 14

Se viven tiempos monstruosos, donde el capitalismo ya no tiene miedo de sus víctimas como antes, porque los oprimidos están atomizados y dispersos, por tanto, no hay un movimiento cohesionado que alce la voz y se organice para cambiar el orden de las cosas, afirmó el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos.

Durante una conferencia magistral impartida en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, el académico e investigador hizo un recorrido por la situación actual del mundo, donde la cantidad de saberes acumulados es enorme, pero de forma paradójica no le sirve a las mayorías para vivir mejor y transformar la realidad.

Estamos hoy en un tiempo en que el capitalismo no parece tener miedo de sus enemigos. Una época del poder que es ejercido en un tono democrático, pero que comete crímenes contra la humanidad. Es un poder extremo que no tiene miedo del adversario, señaló De Sousa ante un auditorio abarrotado de estudiantes.

Para el doctor en sociología por la Universidad de Yale, el hecho de que hoy pueda existir un poder de esas características tiene que ver directamente con la ausencia de un modelo de transformación social, ya sea que llegue mediante la irrupción violenta de una revolución o del cambio gradual del reformismo.

Una de las causas de ello es que en las universidades predomina una visión académica que busca formar alumnos conformistas y no que deseen transformar la realidad, en la cual únicamente se da por válido el conocimiento científico occidental, al tiempo que se menosprecian los saberes de otras culturas.

Si ustedes ven las universidades hoy, buscan que el conocimiento sea cada vez menos emancipatorio. ¿Dónde está nuestra responsabilidad social?, ¿dónde está nuestra creatividad, un conocimiento que pueda ayudar a la sociedad a contar los problemas que vivimos?, se cuestionó el pensador.

El resultado de ello es que muchos sectores oprimidos atacan a otros igualmente victimizados, y prefieren estar del lado del opresor mutuo. Vivimos tiempos coloniales con una imaginación poscolonial, tiempos de dictadura con una imaginación democrática, tiempo de cuerpos aprisionados por el racismo y el sexismo, con una imaginación de globalización.

Para superar esta situación, resaltó el sociólogo portugués, es necesario construir una epistemología del sur, donde se valoren los conocimientos adquiridos en la lucha social o mediante la experiencia directa, sin importar que sean calificados de poco científicos por no apegarse a los cánones occidentales.

De esta manera, los diversos movimientos sociales pueden unirse para combatir al enemigo común: el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado, en vez de seguir cada uno su camino por separado. Hay que polarizar la distancia entre el opresor y el oprimido, y despolarizar la distancia entre los oprimidos, definió.