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Economía Moral

Investigaciones recientes avanzan en la comprensión del bienestar humano/ IX

Nuevo libro de Ryan y Deci, fundadores de la Teoría de la Auto-Determinación

V

uelvo a estos autores (ver entrega del 10/2/17) por la muy reciente publicación de Self-Determination Theory. Basic Psychological Needs in Motivation, Development, and Wellness (The Guilford Press, 2017, 756 pp.). Richard Ryan y Edward Deci (RyD) esperan haber logrado una exposición comprehensiva de su Teoría de la Auto-Determinación (TAD) y una reseña actualizada de la investigación realizada desde que, en 1985, publicaron Intrinsic Motivation and Self-determination in Human Behavior, NY, Plenum Press. El nuevo libro inicia así:

“Cuando comenzamos el proyecto de desarrollar la TAD teníamos una preocupación paradigmática… sentíamos que era necesario un giro copernicano en los enfoques empíricos de la motivación humana y el cambio conductual. Veíamos los enfoques dominantes centrados… en cómo podían los organismos ser controlados para actuar y para cambiar con base en contingencias externas o manipulaciones cognitivas. Para nosotros, era una ciencia orientada en una dirección incorrecta. Nuestro interés no era en cómo la motivación humana puede ser controlada desde afuera, sino en cómo está diseñada y es experimentada desde adentro, así como las fuerzas que facilitan, desvían o menoscaban esa energía y orientación naturales”. (Prefacio, p.vii)

El resumen del Capítulo 1, TAD. Introducción y visión de conjunto, señala (p.3):

“La TAD es una teoría organísmica, empírica, de la conducta humana y el desarrollo de la personalidad. El análisis de la TAD se centra en lo sicológico y distingue tipos de motivación a lo largo de un continuo desde motivación controlada hasta autónoma. Se ocupa de los factores social-contextuales que estimulan o frustran el buen desarrollo a través de la satisfacción de las necesidades sicológicas básicas (NSB): aptitud, sociabilidad y autonomía... también ha puesto atención a los fundamentos biológicos de estos procesos sicológicos y los ha situado en una perspectiva evolutiva…”

La TAD se ocupa centralmente de las condiciones sociales que facilitan o impiden el florecimiento humano, término que usan como sinónimo de bienestar y de crecimiento sicológico. Consideran que el ser humano tiene capacidades inherentes para el crecimiento sicológico, el compromiso y el bienestar, que pueden ser realzadas o menoscabadas por factores biológicos, sociales y culturales. La TAD investiga críticamente estos factores. Señalan que está en nuestras naturalezas (es decir, en nuestras capacidades evolutivas y propensiones adquiridas) lograr en diversos grados un funcionamiento sano y la realización de nuestras capacidades y talentos. Añaden que la TAD se basa en experimentos intencionales y en la observación de experimentos ‘naturales’ (sic) para entender lo que los seres humanos necesitan de sus medios sicológicos y sociales para su pleno funcionamiento y para prosperar. La investigación de los factores que optimizan el desarrollo y la integridad funcional de seres vivos, ha sido un tema de investigación importante en las ciencias biológicas y sicológicas. Establecer la necesidad de nutrientes particulares de un organismo es una tarea usual en la agricultura y en la biología comparada. La TAD adopta este punto de vista en materia sicológica. Su enfoque es práctico y crítico (pp.3-4).

Práctico, pues identifica cómo rasgos del contexto facilitan o menoscaban las motivaciones y satisfacciones subyacentes a la auto-regulación efectiva y al bienestar. La TAD es aplicable en contextos sociales diversos como familias, escuelas, clínicas y lugares de trabajo. Crítico, pues examina y compara contextos sociales en términos de su adecuación para sustentar vs. debilitar la prosperidad humana. La TAD no es relativista; su fundamento está en la concepción de ciertos universales: los nutrimentos sociales y culturales requeridos para sustentar el funcionamiento sicológico y conductual (p.4). El capítulo se divide en seis secciones: I. Un enfoque organísmico, empírico. II. Una teoría sicológica. III. Sustentando y debilitando el desarrollo humano (incluye las NSB). IV. Motivación y Auto-Determinación (incluye la distinción entre motivación intrínseca y extrínseca y la desmotivación). V. Campos de la sicología y las seis mini-teorías de la TAD. VI. Entre la biología y la cultura. En el espacio que queda veamos la primera sección.

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Un enfoque organísmico, empírico. La TAD es una perspectiva que enfoca el crecimiento sicológico, la integridad y el bienestar como ciencia de la vida. Supone que los humanos evolucionamos para ser inherentemente curiosos, físicamente activos, y profundamente sociales. El desarrollo humano individual se caracteriza por involucrarse pro-activamente, asimilar información y regulaciones conductuales, y encontrar la integración en grupos sociales. Desde la infancia, manifestamos tendencias intrínsecas a estar interesados en, aprender acerca de, y alcanzar maestría con respecto a, nuestro mundo interno y externo, lo que incluye propensiones inherentes a explorar, manipular y entender, asociadas con la motivación intrínseca y la propensión a asimilar normas y regulaciones sociales mediante la internalización y la integración activas. Estas propensiones activas son concurrentes con, y de hecho están fundadas en, satisfacciones fenoménicas específicas de las NSB: sentirse competente (o apto), autónomo y relacionado. Estas satisfacciones proximales reflejan, en el sentido más profundo, la esencia del desarrollo humano, y predicen varios indicadores de bienestar y de vitalidad. En contextos sociales que apoyan estas satisfacciones, la curiosidad, la creatividad, la productividad, y la compasión de la gente se expresan de la manera más robusta. (p.5) Estas tendencias no son únicamente humanas.

Se puede observar motivación intrínseca y dependencia de las NSB en primates y otros mamíferos, cuyo desarrollo sicológico refleja un principio más general que en biología teórica se llama organización –la tendencia de los seres vivos, en condiciones favorables, a progresar hacia mayor diferenciación e integración. Es decir, los organismos individuales están dotados de, y energizados por, propensiones a la auto-expansión y la auto-elaboración orientadas hacia la complejidad organizada y el funcionamiento integrado. En el de-sarrollo humano, las propensiones organizacionales se expresan desde la infancia en impulsos exploratorios, interés social y sensibilidad. La auto-organización sigue siendo central para el sano funcionamiento a lo largo de todo el curso de vida. La TAD se centra en el entendimiento de los factores contextuales que facilitan o frustran las siguientes funciones centrales para la vida: percepción, atribución, experiencias afectivas, patrones de conducta y fundamentos mecánicos. La TAD se diferencia de otras teorías organísmicas en que los métodos empíricos, las hipótesis explícitas, las definiciones operacionales, y los métodos de inferencia estadística, son centrales y significativos para su estrategia epistemológica. Las proposiciones de la TAD han sido, ante todo, formuladas, sustentadas y refinadas usando evidencia empírica como recurso nuclear y foco de atención. La adopción del enfoque empírico actúa, además, añaden RyD, como fuerte restricción, poniendo límites a lo que la TAD puede describir, predecir o prescribir. (pp. 5-6).

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