Opinión
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Infancia y sociedad

Palabrería, despilfarro, nadería

S

on principalmente burócratas y políticos quienes con gran facilidad pueden sentir y expresar gran entusiasmo por la nada. Es el caso del muy mal llamado nuevo modelo educativo, que ni es nuevo ni constituye un modelo, ni sirve para hacer nada en el terreno real de la educación y las escuelas.

No creo que haya habido nunca antes un gobierno en México, ni en Latinoamérica ni en todo el mundo, capaz de gastar tantos miles de millones de pesos para crear la nada o mejor dicho: para crear un discurso vacío, una institucionalidad fantasmal y unas costosas nóminas insultantes para el magisterio, para la infancia y para la ciudadanía en general. Aparentar, engañar, fingir han sido los verbos protagonistas del gobierno y el discurso peñanietistas, de sus dobles mensajes asumidos fatalmente por el pueblo agobiado por la confusión, el hambre y el miedo.

La crónica de la anunciada muerte de la escuela pública comenzó con unos millones de libros de texto plagados de errores. Siguió el encarcelamiento de Elba Esther Gordillo, a quien debió juzgarse por sus crímenes contra los maestros y no sólo por su mal habida fortuna, de la cual hasta el día de hoy el gobierno no ha tocado un peso; quizá porque los trofeos de la corrupción son sagrados para nuestra clase política. Posteriormente apareció en escena Emilio Chuayffet con sus groseros perfiles, su despotismo y sus impúdicos negocios con tabletas electrónicas…

Siguieron el abandono real de la infraestructura escolar y toda clase de maltrato contra los maestros, que contrastaron con los privilegios de un costosísimo instituto de evaluación que, en vez de capacitar maestros, se dedicó (con la complicidad de gente que dio vuelta a sus críticas posturas como Gilberto Guevara Niebla y Sylvia Schmelkes), a intimidar a los profesores con exámenes devaluatorios al servicio del interés de lobos empresarios, quienes para apropiarse de la educación solicitaron que la fuerza legal y moral del magisterio fuera disuelta.

Y es que el pensamiento neoliberal –si se le puede llamar pensamiento– y el de los mercaderes nunca podrá comprender la trascendencia humana y civilizatoria de la educación, porque para ellos el mundo –todo el mundo– está compuesto sólo de mercancías.

Si no ponemos fin al sistema neoliberal, seguirá cumpliéndose la advertencia del español Rafael Sánchez Ferlosio: Vendrán más años malos/ y nos harán más ciegos;/ vendrán más años ciegos/ y nos harán más malos./ Vendrán más años tristes/ y nos harán más fríos/ y nos harán más secos/ y nos harán más torvos.

PS. Con gran cariño para Polimnia Romana.