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El mexicano trabajó como artista de efectos visuales en El libro de la selva, entre otras cintas

Crear personajes en animación es como esculpir modelos en arcilla, afirma Rogelio Rodríguez
Foto
Jorge Rogelio Rodríguez López en una imagen proporcionada por él, y el póster de la película El libro de la selva
 
Periódico La Jornada
Martes 28 de marzo de 2017, p. 5

Para el mexicano Jorge Rogelio Rodríguez López (1980), quien trabajó como artista de efectos visuales en la película de El libro de la selva, la mejor satisfacción de su trabajo fue observar cómo la gente se entusiasmó en el estreno de la cinta.

Sabe que se recrearon una inmensidad de elementos naturales en las escenas y se les dio movimiento a personajes animales, diseñados en una computadora para lograr que fueran lo más cercanos a lo real.

“La cereza en el pastel vino cuando El libro de la selva ganó en los premios Óscar y en los BAFTA 2017 a mejores efectos visuales. Si bien la animación tiene diversas herramientas tecnológicas, cada filme es un reto. Participamos miles de artistas, se invirtieron millones de horas y trabajaron personas de diversas partes del mundo con las que se comparte información sin límte de horario”, afirma en entrevista para La Jornada.

Proceso impecable

Para la cinta, explica, diversos creativos tomaron fotografías a la flora de India, estudiaron la iluminación que hay entre el día y la noche, recrearon la lluvia en movimiento o el de la tierra cuando se camina sobre ella, es decir, formaron capas del ambiente natural combinado con la acción de los personajes, a los que se les diseñó esqueleto, músculos, pelaje, movimientos corporales y actuación.

Rodríguez López detalla que en El libro de la selva se logró que los personajes animales pudieran interactuar con el único actor humano Neel Sethi, quien encarnó a Mowgli, el niño protagonista de la historia, para lograr un equilibrio con las voces de los actores que dieron vida al tigre Shere Khan, al oso Baloo, a la pantera Bagheera, a la serpiente Kaa y al orangután Rey Lui.

Entre las cintas en las que Rodríguez López ha trabajado destacan El libro de la selva (2016); Victor Frankenstein (2015), Cenicienta (2015), Exodus: dioses y reyes (2014), Robosapien: Cody, un robot con corazón (2013), La gran aventura de Winter, el delfín (2011), Gnomeo y Julieta (2011). Este año trabajó con la productora MPC Film en Los piratas del Caribe 5: la venganza de Salazar, que será estrenada en mayo.

Rodríguez López cuenta cómo llegó a ser artista de efectos visuales: “Primero quise dedicarme a la arquitectura, pero vi mucha competencia y el diseño gráfico era más artístico, creativo y flexible. Al ir estudiar inglés a Vancouver, Canadá, se me abrió el mundo; los extranjeros hacían películas en la calle a todas horas y en todos lados. Se me hacía inconcebible que en México se hicieran pocas.

“Cuando regresé, empecé a comunicación en el Tec de Monterrey. Me la pasaba en la biblioteca sacando películas y me metía a las cabinas de la escuela a verlas en mis ratos libres. Sólo había un taller de animación en el que hice el cortometraje de un mariachi que al llevar serenata se equivoca de casa y la dueña le avienta una maceta”, recuerda.

Quería filmar

Al salir de la universidad, trabajó en Z Film –compañía que creó Alejandro González Iñárritu–, donde realizó el proyecto creativo de las campañas publicitarias para marcas como VW, Mundet, Solera, Interjet; luego se pasó a la productora Catatonia, porque quería filmar.

Luego decidió estudiar animación en el Sheridan College, en Oakville, Canadá.

“Al principio hacíamos ejercicios simples, como el efecto de rebotar una pelota; los cuerpos en lo real son afectados por las leyes de la gravedad, en lo digital no. La creación de elementos y personajes es como esculpir modelos en arcilla. En Toronto y Londres trabajé en algunas productoras, pero se venció el permiso laboral; tenía que estar registrado en la nómina de una compañía. Fue cuando me llamaron para El libro de la selva.

De pronto, me di cuenta de que estaba en una gran producción en la que el director, Jon Favreau, tomó las riendas de muchos creativos para adaptar la novela del escritor británico Joseph Rudyard Kipling. El trabajo fue retador: soñaba con el tigre y las plantas, ya que creamos una selva completamente digital, señala.

Rogelio Rodríguez asegura que en México ya existen escuelas y estudios de animación, como en Jalisco.

Si me hubieras preguntado hace 20 años a qué me iba a dedicar no hubiera sabido responder. Hoy no me la creo, yo quería hacer películas. Ahora estoy viviendo mis sueño, concluye.