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Señalan integrantes de caravana pasividad de gobiernos federal y estatales ante amenazas

Peligran chiapanecos en los Chimalapas
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Integrantes de la Caravana de Solidaridad y Observación Civil con Los Chimalapas acudieron el domingo pasado a una asamblea convocada por habitantes de la comunidad Nuevo San Andrés, en Oaxaca, donde llamaron a las autoridades a evitar la violencia en la regiónFoto Diana Manzo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 21 de marzo de 2017, p. 27

Nuevo San Andrés, Oax.

Integrantes de la Caravana de Solidaridad y Observación Civil con Los Chimalapas, constituida por comuneros, organizaciones civiles y defensores de los derechos humanos, advirtieron que la falta de acciones de los gobiernos federal y estatal para atender los problemas en la congregación de Nuevo San Andrés, fundada hace seis años, pone en peligro a unas 150 familias tzotziles provenientes de Chiapas e instaladas en territorio comunal oaxaqueño.

Miguel Ángel García Aguirre, representante de la caravana, destacó que desde hace más de 60 años comunidades indígenas se han enfrentado en esta región del Istmo de Tehuantepec por conflictos de límites entre Oaxaca, Chiapas y Veracruz.

El también representante regional del Comité para la Defensa y Conservación de Los Chimalapas –una de las selvas de mayor biodiversidad en el país, declarada por el gobierno federal área natural protegida en 1988–, subrayó que debido a que el gobierno de Oaxaca negó medidas cautelares para las familias de Nuevo San Andrés, la caravana busca que intervenga la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Nuevo San Andrés padece disputas por tierras, marginación y abandono. Sus habitantes denunciaron que recientemente fueron agredidos por un grupo que se hace llamar ejército paramilitar chamula.

Esta congregación se localiza en el corazón de la selva de Los Chimalapas, a seis horas y media de camino desde la cabecera municipal de Juchitán.

La decisión de ser oaxaqueños, pero de origen chiapaneco, le ha costado a las 150 familias tzotziles violencia, persecución y hambre, admitió Ramiro Ruiz Pérez, agente municipal de Nuevo San Andrés, quien dijo que temen ser asesinados o desterrados.

“El 24 de febrero nuestros comuneros sufrieron una agresión. La violencia la genera nuestra propia gente, que está molesta porque abandonamos nuestra identidad de chiapanecos y decidimos ser oaxaqueños. Ahora quieren ocupar nuestro territorio y asesinarnos.

Por ello pedimos el apoyo de los comuneros de Santa María Chimalapas y del Comité para la Defensa de Los Chimalapas, que nos brinda asesoría, dijo ante habitantes e integrantes de la caravana.

Las mujeres viven temerosas y muchas de ellas no salen de sus hogares por miedo a ser emboscadas por el ejército chamula.

En Nuevo San Andrés no hay centros de salud, agua potable, seguridad, ni programas sociales o alimentarios.

El visitador de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, Mervin Chávez, en su calidad de observador de la caravana, expresó su solidaridad con los habitantes de Nuevo San Andrés.

Recibimos una instrucción del visitador general de la defensoría para visitar la comunidad e informarles que hemos atendido su caso y solicitamos al gobierno de Oaxaca medidas cautelares, aunque las autoridades nos respondieron que no había condiciones.

Gloria Flores, representante del Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas, se solidarizó con los pobladores de la congregación y destacó que es importante alertar sobre las amenazas contra las mujeres, quienes, junto con los hombres, son defensoras de la tierra y el territorio.

Los comuneros de Benito Juárez y San Antonio, quienes pertenecen a las congregaciones de San Miguel Chimalapa y San Francisco la Paz, en Santa María Chimalapa, externaron su apoyo a los pobladores de Nuevo San Andrés y se comprometieron a procurarles seguridad.

Vivimos la misma lucha que ellos: defendemos la tierra, aunque el gobierno poco ayuda. Pareciera que no les importamos. Creemos que sólo organizados tendremos mejores resultados en esta lucha y podremos evitar más derramamiento de sangre, externaron los comuneros.