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¿Huelga en la UACM?
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on apenas una diferencia de nueve votos, el miércoles la asamblea sindical no estalló la huelga en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), y prorrogó la decisión. De iniciarse el paro, cinco planteles, varios centros culturales, importantes proyectos de crecimiento de la universidad, innumerables investigaciones de profesores de tiempo completo y actividades culturales comunitarias quedarán suspendidas y, de tajo, también la formación profesional y universitaria de 17 mil estudiantes.

La tensión en la UACM es efecto directo del agravado contexto político e incertidumbre nacional y local que generan los recortes. Si tanto la Secretaría de Educación Pública (SEP) como la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) recortan indebidamente el presupuesto a la universidad (en los fondos federales al reducir en 73 por ciento lo ya aprobado por la Cámara de Diputados, y en los locales, al quitar 63 millones y contravenir la ley que no permite un presupuesto menor al del año anterior), limitan severamente la capacidad de la administración para contender con la demanda sindical y al mismo tiempo asegurar un mínimo indispensable para la operación.

Todo ello empuja a la universidad a una huelga entrampada. Y esto ocurre precisamente cuando la UACM cumple cuatro años de crecimiento, estabilización normativa, aumentos salariales por encima de la inflación, más estudiantes y titulados, planes de nuevos planteles, y ahora que es autónoma por la Constitución de la Ciudad de México. Ocurre, además, en un momento en que arranca una importante renovación de la conducción institucional, con la designación del quinto Consejo Universitario, en unos meses la renovación de la dirigencia sindical y, al comienzo del año entrante, el cambio de rector. Son procesos de gran importancia que ahora cabalgan sobre una tempestad nacional e institucional de enorme incertidumbre, y que da connotaciones extremas a una revisión salarial y contractual. En consecuencia, las exigencias y las desconfianzas. Así, aunque el aumento que se ofrece (3.4 por ciento y un bono de 2 mil pesos) resarce la pérdida que sufrió el salario real en 2016, no resuelve la preocupación que están generando las descontroladas alzas en este año. Y esto se combina con el clima tan hostil que el deterioro de la política y la sociedad mexicana está provocando en los ámbitos y grupos tradicionalmente agraviados (las mujeres, los niños, los migrantes, ancianas y ancianos, jóvenes desempleados y sin educación, pero también hospitales, escuelas y universidades). Se rompen los equilibrios, los pactos implícitos, los nichos de convivencia y los acuerdos que sostienen las instituciones. Y se recrudece la violencia.

La UACM es una institución que, además de apoyadores consistentes, tiene fuertes enemigos. Basta oír las constantes declaraciones de diputados de la ALDF, el afán por desaparecerla e integrarla a otra institución, por intervenirla reglamentariamente, por negarle el presupuesto. Independientemente de si es orquestada o no esta conjunción de elementos en torno a la huelga, es claro que éstos apuntan a golpear, y el paro ofrece una oportunidad dorada. Y esto hace necesario, en primer lugar, que todos quienes hemos considerado como valioso e indispensable un proyecto de universidad gratuita, de libre acceso, de conducción horizontal y en manos de los propios actores del proceso educativo, vinculada a las comunidades y barrios, de pensamiento crítico y dedicada preferentemente a los jóvenes y no tan jóvenes de las periferias, debemos defenderla a toda costa. Segundo, en el interior debemos apuntar a la reflexión y el análisis sobre la posibilidad de la huelga y la circunstancia en que ésta aparece. Y tercero, implica demandar a las autoridades locales y federales (SEP y ALDF) la entrega de los recursos que legal y legítimamente nos corresponden. Es una manera de deslindarse de las fuerzas que atacan la educación pública y una forma de decir en los hechos, desde la esfera política y de cara al proceso electoral presidencial, qué quiere hacerse con la universidad pública, autónoma; logro de años de luchas estudiantiles y sindicales y hoy declarada dignamente, mediante la UNAM, patrimonio de la humanidad.

Hay un malestar obvio y no inventado entre los trabajadores de la UACM, pero en este contexto se ve claro que éste puede servir a intereses que no están con la institución, al contrario. Precisamente porque hay malestar, sindicato y administración debemos dialogar e ir a la raíz para solucionarlo ahí donde se genera. Y esto es difícil hacerlo en la lógica extrema del conflicto, como la huelga. Si descubrimos dónde están los nodos del desencuentro (por ejemplo, niveles salariales más bajos), podemos también juntos buscar soluciones. Si este proceso se abre, será un primer fruto positivo que nos deja la votación de hace dos días. Y no hay que desperdiciar la oportunidad. Pero no sólo reflexión y análisis compartido, también conjunta la defensa de nuestra universidad. Es una lógica distinta al conflicto la que nos permite, al mismo tiempo que reflexionar, seguir trabajando por la institución y, además, movilizarnos. Por eso estamos invitando el miércoles 22 de marzo, al mediodía, a hacer un mitin-concierto frente a la Subsecretaría de Educación Superior (Miguel Ángel de Quevedo, esquina con García Torres, cerca de avenida Pacífico). El arte y la música siempre han sido el corredor a la creatividad, la percepción nueva, el terreno del entendimiento superior. Desde la universidad, a eso le apostamos; a todos invitamos.

*Rector de la UACM