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Lo que queda y El muro adentro son trabajos fílmicos realizados por alumnos del CUEC

Dos cortos registran una realidad que aturde: la migración a EU

Estamos presentes en la discusión y reflexión de problemas que a la UNAM le interesa abordar, señaló la directora del centro de estudios

El objetivo es dar voz a personas a las que nadie quiere preguntarles qué están viviendo, afirmó uno de los realizadores

Foto
fija de Lo que queda, donde se observan rastros que dejan los migrantes en su intento por cruzar la frontera norte entre México y EU. Ambos trabajos se pueden ver en la página de Internet del CUEC
 
Periódico La Jornada
Viernes 10 de marzo de 2017, p. 8

Billetes con manchas de sangre secas, un pequeño calcetín roto, un muñeco de plástico, una oración escrita en un papel viejo. Más sangre impregnada en gorras, mochilas y tenis, y una cantidad indefinida de huesos calcinados por el sol del desierto, son los rastros que dejan los migrantes en su intento por cruzar la frontera norte entre México y Estados Unidos; la mayoría de los restos permanecen olvidados en casilleros de los servicios forenses de Arizona.

Las imágenes, profundas, conmovedoras, son testimonio de una realidad que cimbra y forman parte de los trabajos fílmicos El muro adentro y Lo que queda, realizados por estudiantes del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La producción de estos cortometrajes se realizó con base en el convenio de colaboración entre esa casa de estudios y la Universidad de Arizona, cuyo propósito es difundir problemas sociales por medio del arte, con énfasis en la actual crisis migratoria.

Los documentales se proyectaron este jueves en el CUEC para abrir un espacio de encuentro y difusión en la comunidad universitaria que pueda servir de referente ante el actual contexto internacional, señaló la directora del CUEC, María del Carmen de Lara.

Ejercicios académicos de primer nivel

El muro adentro, dirigido por Juan Manuel Ramírez, de 29 años, con fotografía de Héctor Calvillo y diseño sonoro de Fabián León, documenta los rastros que dejan los migrantes al intentar cruzar el desierto, desde la óptica de los forenses estadunidenses que viven también la crisis al trabajar con miles de restos sin identificar.

Se incluye también el testimonio de un cazamigrantes, que seguramente tiene el perfil de varias de las personas que votaron por Trump, con un discurso sobre todo racista, pero que mostramos sin maniqueísmos, explicó el realizador.

Lo que queda es un trabajo de Daniel Campos, de 24 años, con fotografía de Sergio Matamoros y diseño sonoro de Israel Cruz.

Describe la relación directa entre el fenómeno de la migración y la fe, con relatos de personas que al intentar cruzar la frontera se aferran a una imagen, amuleto o cualquier otro objeto que los conecta con su pasado familiar y, de alguna manera, con ellos mismos, perdidos muchas veces en el agreste territorio que deben recorrer.

Ambas películas son ejercicios académicos de primer nivel. Trabajos redondos, impecables, consideró José Lever, representante de la Universidad de Arizona, quien propuso que el convenio de colaboración que hizo posible la producción de esos dos cortometrajes se convirtiera en un programa de intercambio permanente para que al menos una vez al año un equipo de jóvenes cineastas del CUEC sea financiado para realizar su propuesta fílmica con ellos.

El documental es un azar, es más amplio que la ficción, dijo Campos al hablar del trabajo que realizó con varios de sus compañeros y que los llevó a conseguir imágenes y testimonios que, si bien en un principio no estaban considerados, al final enriquecieron su película, cuyo objetivo principal, agregó, es dar voz a personas a las que nadie quiere preguntarles qué están viviendo.

Por su parte, Ramírez coincidió en que la experiencia de filmar la realidad sin filtros fue muy gratificante en el sentido humano, al tener la posibilidad de enfatizar que todo migrante es hermano, hijo, padre o madre de alguien. La cinta es una reflexión emocional que pretende esparcir una empatía hacia los migrantes. Por supuesto, más que denuncia, mi película es un homenaje a todos los que se quedan en el camino.

Además de inscribirse para participar en festivales, los documentales se pueden ver de manera gratuita en la página de Internet del CUEC (cuec.unam.mx).

Con ello, estamos presentes en la discusión y reflexión en torno a problemas que a la UNAM le interesa mucho abordar, concluyó la directora de la escuela de cine universitaria, María del Carmen de Lara.