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Gloria Ramírez recibirá el premio Elvia Carrillo Puerto

Imprescindible, combatir de manera frontal la impunidad

“El empoderamiento femenino pasa por la aplicación de la ley”, dice

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Gloria Ramírez Hernández señala que si una acción, por leve o sencilla que sea, permite un pequeño avance, evita una sola muerte, entonces vale la penaFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de marzo de 2017, p. 11

La igualdad entre mujeres y hombres en México sólo se podrá alcanzar cuando se combata de manera frontal la violencia ejercida de múltiples formas contra ellas y se acabe con la impunidad de los agresores, pero estos elementos siguen perpetuándose debido a resistencias tanto culturales como del sistema político e institucional.

Así lo afirmó la académica, investigadora y activista Gloria Ramírez Hernández, quien el 9 de marzo recibirá en el Senado de la República el premio Elvia Carrillo Puerto, en reconocimiento a su trabajo por alcanzar la igualdad plena de derechos para las mujeres.

Ramírez es doctora en ciencias sociales por la Universidad de París I y se desempeña desde 1996 de coordinadora de la Cátedra Unesco de Derechos Humanos, de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Luego de haber presidido la Academia Mexicana de Derechos Humanos, la investigadora dirige la Asociación Internacional de Educadores por la Paz y ha sido asesora de diversas organizaciones nacionales e internacionales. Además, se ha hecho acreedora al Premio Unesco de Derechos Humanos y el Premio Universidad Nacional en la enseñanza de ciencias sociales.

En entrevista con La Jornada, Ramírez destacó que el galardón que recibirá el jueves es una nueva oportunidad de visibilizar la lucha de las mujeres y recordar que el empoderamiento de ellas es un tema que pasa en gran medida por la aplicación de la ley y el cumplimiento de los tratados internacionales que ha firmado México.

Para la académica, uno de los obstáculos que han impedido alcanzar una verdadera igualdad entre mujeres y hombres es una visión muy arraigada en la cultura del país –y generada en gran medida por la religión católica– de considerar a las mujeres como actores secundarios, lo cual se reproduce en la familia, la escuela, el mundo laboral y muchos otros ámbitos.

Sin embargo, las trabas en este camino también las ponen los partidos políticos, los poderes fácticos y los propios organismos del Estado, en los cuales persisten muchas resistencias a considerar a ambos sexos en igualdad de capacidades y condiciones.

Esta resistencia ha generado una cultura de violencia e impunidad y un gran déficit institucional, porque un país que no respeta los derechos de las mujeres no es democrático. La igualdad no se puede alcanzar si existe violencia de género, enfatizó Ramírez.

Luego de advertir que el movimiento feminista ha sido banalizado a través de discursos que lo ridiculizan, la académica advirtió que los avances normativos en el país no han logrado todavía erradicar la violencia que sufren las mujeres en diferentes aspectos, que van desde las agresiones físicas hasta el feminicidio y la negación de sus derechos políticos.

Ha habido logros muy importantes en las leyes, en presupuestos con perspectiva de género y en sentencias judiciales magníficas, pero se enfrentan al problema del incumplimiento y eso favorece la impunidad. Decimos que sí cumplimos con todo, hacemos un poco la apariencia de que se cumple, pero vivimos una crisis de derechos humanos donde las mujeres pagan el precio más alto, deploró.

A pesar de ello, Ramírez consideró que no se deben desdeñar los avances legales alcanzados, pues si una acción, por leve o sencilla que sea, permite un pequeño avance, evita una sola muerte, entonces vale la pena.

Un ejemplo de ello son las declaratorias de alerta por violencia de género, que aunque no han dado frutos inmediatos, sí tienen aspectos rescatables. Un problema tan grave no se va a resolver por arte de magia, pero (las alertas) sí han sido un avance en cuanto a la interlocución y hasta en una leve disminución de feminicidios, dijo la investigadora, quien llamó a no politizar este mecanismo y a aplicarlo con eficiencia.

Ramírez subrayó la gravedad del fenómeno de violencia política que se vive actualmente contra las mujeres, como lo demuestran varios casos de agresiones y amenazas para evitar que accedan a candidaturas o incluso para forzarlas a renunciar cuando ya han ganado procesos electorales, como ha ocurrido en meses recientes en Guerrero, Chiapas y Oaxaca.

Por todo ello, la académica llamó a fortalecer la lucha feminista en todos los ámbitos para evitar que las mujeres sigan siendo consideradas un sector débil de la población al que hay que tutelar. “No somos vulnerables, pero así nos convierten. Salgamos de la ideología de la ‘protección’ –que no nos permite acceso al espacio público– y entremos a la igualdad. Esto pasa por la educación y por cambios culturales profundos”.