Opinión
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Ciudad Perdida

Candidatos al gobierno local

PRI y PAN, en la encrucijada

Conservar, más que ganar o perder

C

on la lámpara de Diógenes los encargados de hallar a quienes pueden convertirse en candidatos a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México por el PRI y el PAN tratan de encontrar el nombre de alguien que pueda sacarlos del hoyo electoral donde se encuentran.

En Acción Nacional, frente a lo que ya se canta como una muy mala administración de la hidalguense Xóchitl Gálvez, en la delegación que lleva el apellido del estado en que nació, parece que las estrellas se alinean del lado de Santiago Creel, cuya candidatura sería muy difícil de impugnar entre los panistas que no simpatizan con él.

Pero eso no quita que panistas como Mauricio Tabe, que ha trabajado duro para levantar un partido que quedó deshecho luego de la presidencia local de Mariana Gómez del Campo, pretenda obtener la candidatura, y bueno, hasta como broma se dice que por ganas no paran los azules, y que tienen por ahí un legislador local y un delegado que con gusto entrarían a la competencia, aunque saben con certeza que sus posibilidades de triunfo o de reposicionar a Acción Nacional serían muy escasas.

Las discusiones internas del tema se desgajan entre la idea de ir a una lucha por ganar adeptos desde la filosofía del partido –cosa que llevaría mucho tiempo, dicen quienes están en desacuerdo– y la opinión que pretende sólo proyectar una imagen que pudiera ganar voluntades y no comprometa en ningún terreno el quehacer del partido.

Algo sí está claro: el candidato debe surgir de las filas azules; cuando menos eso quieren imponer algunos, pero hay otros que no se sentirían mal si un personaje externo, no importa si ha sido contrario a Acción Nacional o si comulga con sus ideas, siempre que ofreciera a ese partido un buen porcentaje de seguridad de que cuando menos mantendrán las posiciones de gobierno que obtuvieron en la elección pasada.

En el PRI todo es un desastre. Por el momento no se tiene ni la más mínima idea de quién podría llevar la bandera del partido. Los nombres que se han manejado hasta ahora, según las opiniones de las direcciones nacionales, serían inútiles en una batalla contra las izquierdas, que por otra parte, y aunque no en proporciones iguales, estarían dividiéndose la ciudad, así que no hay buenas noticias en el edificio de Insurgentes Norte.

Es más, entre los más preocupados la disyuntiva no está en perder o ganar, sino en no descender más en la puntuación, cosa que pondría en peligro su registro en esta ciudad. Por eso es que desde todos los rincones se busca al candidato salvador.

Lo más grave, advierten los priístas, es que el control de la organización en la ciudad no se le ha podido arrebatar a Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, que mantiene de su lado los pequeños reductos, o clientela, que no hacen caso de la dirigencia actual, así que nada se moverá sin que el ex líder priísta imponga sus ideas.

De pasadita

Cuentan que en una cena, no hace mucho tiempo, un grupo de jueces y magistrados hablaron de los planteamientos de la Constitución Política de la Ciudad de México y lo que a ellos les corresponde, y alguien por ahí se atrevió a decir que el actual magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Ciudad de México, Édgar Elías Azar, sería nombrado embajador de México en algún lugar tan lejano, lo que sonaría a destierro. Pero nada de eso es cierto; lo que sí se cocina desde hace rato es que se convierta en el jefe de los jueces del país, en una asociación rara que a él le concierne.

Por cierto, el presidente del TSJ no ha presentado, como dijo, ninguna controversia en contra de la Constitución Política de la Ciudad de México.