Opinión
Ver día anteriorSábado 25 de febrero de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La guerra de Trump contra México
E

spero que ya haya quedado claro para los escépticos que Trump quiere dinamitar la relación de Estados Unidos con, más bien, contra México. México debe responder según el tamaño del sapo.

La manifestación de hace unas semanas no cumplió las expectativas que muchos se habían hecho, pero ilustró dos cosas: hay un sentimiento patriótico latente muy grande en la sociedad, y hace falta una convocatoria que convenza a la mayoría de la sociedad de que manteniendo las diferencias y resistencias frente al gobierno, es necesario construir una coalición que abarque a todos y todas, incluyendo a las élites mexicanas alrededor de unas cuantas demandas concretas.

El punto de partida no puede ser el consenso, porque nunca existe a priori. Ni tendría porque existir. Hay agravios relacionados con la impunidad que no se borran y corrupciones que no se olvidan. Los consensos se construyen desde el disenso. No son omnicomprensivos. Son específicos, auto-contenidos.

Sobre todo no cancelan ni las discrepancias ni limitan las luchas de la oposición por sus propias demandas incluso las que se refieren a los procesos electorales. No se trata de congelar las luchas sociales menos aun de transigir ni de capitular ante los poderes. Por ello no se debe evocar la imagen que nos retrotrae al régimen autoritario –la unidad nacional– sino que se debe proponer la construcción conjunta de una coalición con el propósito de enfrentar la guerra que Trump ha desatado contra México.

Trump comparecerá por primera vez ante el Congreso de Estados Unidos en los próximos días. No debemos abrigar la menor duda que será otro acto beligerante hacia México. Este país es el chivo expiatorio de la estrategia de Trump que tiene dos propósitos: erosionar y minar la democracia estadunidense a partir de desmantelar dos de los más importantes contrapesos al Poder Ejecutivo: el Poder Judicial y los medios de comunicación. Su segundo objetivo estratégico es confrontar a China comercialmente y en el límite, militarmente. México es el conejillo de indias de esa estrategia.

El gobierno federal debería negociar con el Congreso la posibilidad de que el presidente Peña comparezca en sesión conjunta para presentar una propuesta integral que permita afrontar la amenaza que significan las acciones y los discursos de Trump. Debería hacerlo en un ambiente de civilidad pero dispuesto a escuchar directamente las críticas y contrapuestas de todos los grupos parlamentarios.

El mismo proceso de negociación para garantizar en condiciones de adecuada deliberación, el debate de las fracciones parlamentarias con el Presidente en el Congreso, debería detonar la definición y el decantamiento de las tres o cuatro demandas centrales de una potencial coalición social y política.

Como sabemos existe muy baja apreciación a las instituciones constituidas, entre ellas los partidos políticos, las legislaturas, los medios. Es necesario que los distintos agrupamientos de la sociedad civil discutan entre sí para después presentar al país sus propuestas alrededor del eje central del debate de cómo enfrentar las amenazas que representa Trump. Esos agrupamientos deben ser parte central de esta coalición político-social que se propone.

Para mí los temas son claros: respecto al muro, rechazo total y definirlo ante organismos internacionales como un acto hostil contra México.

Respecto de los migrantes, los apoyo en su deseo de mantenerse en Estados Unidos. Sí, se trata de un país soberano, pero que firmó la Carta de Derechos Humanos y gran cantidad de tratados internacionales que exigen el respeto al libre tránsito y a la libertad de residencia. Debe combatirse con todos los medios legales en las cortes estadunidenses y en las instancias internacionales el derecho a mantenerse en el país de su elección.

En la siguiente entrega reflexionaré sobre el TLC y la política de seguridad nacional.

gustavogordillo.blogspot.com/

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