Opinión
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John Berger, la fuente y el pozo
C

onocí a John Berger cuando tenía 24 años. Leerlo fue para mí una sacudida. Su mirada conectaba lo político, el arte, lo poético y lo social de una manera que yo nunca antes había visto y que nunca después he vuelto a ver. Los libros de John dotaban de sentido a un mundo que, en mi juventud, estaba desprovisto de veredas que trazasen los caminos de la resistencia.

Si su obra es extraordinaria, su persona lo era aún más.

La tarde en que lo conocí presentaba junto a Manuel Rivas su libro King, un perro de la calle, en una plaza del centro de Madrid. Yo quería que supiera lo importante que era su obra para mí, así que antes de ir a la presentación intenté escribirle una carta. Pero yo no tenía palabras para él. Así que cogí un dibujo y lo metí en un sobre.

John llegó a la plaza rodeado de periodistas y mientras los atendía yo esperaba a un lado. Me vio, se acercó y me dijo: You are a painter? No había nada en mi aspecto que me delatase; era esa capacidad suya de ver más allá de lo aparente la que le hizo reconocerme como pintora. Pude darle mi sobre y comenzó la inolvidable presentación en la que Manuel Rivas y él sacaron una pancarta en la que escribieron CAPITALISMO, CANIBALISMO y se pusieron a correr con ella ante la atónita mirada del concejal de cultura del ayuntamiento de Madrid, sentado en primera fila.

Unos días después recibí en mi buzón una carta de John en la que me agradecía mi dibujo.

Yo le contesté: cómo agradecerle lo que sus libros me habían dado, nada tenía tan valioso, así que le ofrecí mi amistad.

Y él la aceptó.

Durante estos años –ahora tengo 40–, esa amistad ha sido uno de los más preciosos regalos que he vivido.

Su hija Katya una vez dijo de él: John cuando habla es como una fuente y cuando escucha es como un pozo.

Si John nos ha dejado esta tarde fría de enero sus palabras seguirán manando, como una fuente inagotable, desde las páginas de sus libros.

Sin embargo, echaré de menos el pozo… John sabía que los muertos nos rodean, pero también que ellos no escuchan nuestras historias.

*Arquitecta. Se dedica a la ilustración y la creación de libros de literatura infantil.

www.leticiaruifernandez.es