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No vamos a caer en un nivel tan bajo, dice el mandatario a su homólogo estadunidense

Rusia no responderá a EU con expulsión de diplomáticos: Putin

Tilda de provocación infundada que Washington echara a 35 funcionarios de la embajada

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El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y el gobernante de la Federación Rusa, Vladimir PutinFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 31 de diciembre de 2016, p. 20

Moscú.

De modo sorpresivo, no habrá ojo por ojo y, a pesar de la enfática recomendación de la cancillería de aplicar la regla de oro para estos casos hostiles –la más estricta reciprocidad–, el Kremlin optó este viernes por no expulsar a 35 diplomáticos estadunidenses, igual número de funcionarios de la embajada en Washington y el consulado en Nueva York que, declarados personas non grata, deberán abandonar Estados Unidos en un plazo de 72 horas.

Inteligente decisión a pocas semanas de que Donald Trump tome posesión de la Casa Blanca, el presidente ruso, Vladimir Putin, prefirió no tensar más la relación bilateral, pero se reservó el derecho de tomar medidas adecuadas contra lo que calificó de provocación infundada de Barack Obama.

No vamos a caer en un nivel tan bajo de diplomacia irresponsable y los pasos que emprendamos para restablecer los nexos con Estados Unidos dependerán de la política que practique la administración de Trump, subrayó Putin en una declaración formal a través de la página web de la presidencia rusa.

Medidas hostiles

Para el mandatario, es lamentable que la administración Obama concluya su gestión con medidas hostiles que sólo buscan dañar más la relación bilateral, lo cual no se corresponde con los intereses genuinos de los pueblos ruso y estadunidense.

Por ello, añade, tomando en cuenta la responsabilidad de Rusia y Estados Unidos para garantizar la seguridad global, se afecta el conjunto de las relaciones internacionales.

Y remató con una bofetada con guante blanco: No vamos a crear problemas a los diplomáticos estadunidenses. No vamos a expulsar a nadie. No vamos a prohibir a sus familias, a sus hijos, visitar los sitios habituales de descanso y ocio estos días de fiesta de fin de año. Es más: invito a todos los hijos de diplomáticos estadunidenses a la Yiolka (arbolito navideño, como se denomina aquí una fiesta para niños en esta época del año) en el Kremlin.

La renuncia voluntaria a aplicar la reciprocidad se interpreta como nuevo gesto de mano tendida hacia Trump, sin tener que responder a la expulsión de diplomáticos rusos con igual medida, la cual, a estas alturas de la administración Obama, poco aportaría para definir el futuro de la relación entre Moscú y Washington.

Todo indica que se trató de una decisión de último momento de Putin, ya con la lista de diplomáticos estadunidenses a expulsar sobre su escritorio, después de que algún miembro de su entorno –¿el asesor de política internacional, Yuri Ushakov, o el jefe de la Oficina de la Presidencia, Anton Vaino?– le sugirió una reacción diametralmente distinta a la preparada por la cancillería.

Horas antes el ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, anticipó –sin sombra de duda, como algo ya irreversible– que Rusia iba a expulsar a 35 diplomáticos estadunidenses porque no podía tolerar semejante afrenta.

Es indudable que la reciprocidad es una regla de la diplomacia que, en casos como éste, tiene que cumplirse: 31 funcionarios de la embajada de Estados Unidos en Moscú y cuatro del consulado general en San Petersburgo tendrán que irse, afirmó Lavrov.

Pero la respuesta simétrica de la cancillería se quedó –de manera inusitada, sin precedente– en simple propuesta, dejando a Lavrov en una situación un tanto incómoda, mientras se abre un paréntesis de fin de año en que el siguiente movimiento en ese peculiar tablero bilateral tendrá que hacerlo un gobierno de Estados Unidos diferente, que no quiere decir mejor.