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Es mi tercera vez: locataria
Corresponsales
Periódico La Jornada
Miércoles 21 de diciembre de 2016, p. 31

Tultepec, Méx.

Uno a uno, los 300 puestos de juegos pirotécnicos del tradicional mercado de San Pablito fueron estallando. La gente corría despavorida en busca de sus familiares y algunos intentando prestar auxilio. Mientras varios quemados intentaban salvarse.

Ana Lilia, de 32 años de edad, comerciante de juegos pirotécnicos y propietaria del local número 109, narró que la primera explosión ocurrió a unos metros de su establecimiento.

“Se comenzó a quemar un local, una fila antes del mío. Yo estaba en mi negocio. De pronto salió un señor corriendo, diciendo que todos corriéramos. Le grité a mi hermana, pero ella en lugar de salir por la parte de atrás corrió hacia delante, y como las llamas y las detonaciones empezaron ahí, la alcanzaron.

Corrí hacia atrás, corrí y corrí. Ya me había dicho mi hermana que cuando pasara algo así huyera. Al correr me caí y me metí debajo de un carro. Ahí me protegí y luego me ayudó un señor a saltar por la malla. Cuando salí de mi local vi que comenzaron a volar los puestos.

Sandra Galicia, otra locataria, aseguró que en el tianguis se aplicaban medidas de seguridad, siempre el extintor a la mano. No sé que pasó, no doy crédito, subrayó.

Estaba volteada cuando mi compañera dice: ¡Se está perdiendo otra vez el tianguis! Volteo y veo el hongo (de las explosiones). No lo pienso y corro. Ya me pasó; es mi tercera vez en accidentes similares.

Israel González, trabajador del ayuntamiento de Tultepec que estaba con representantes de los comerciantes, contó: Nos encontrábamos a unos 200 metros, platicando con el presidente del mercado sobre la colocación de unas luminarias, cuando se desataron las explosiones de un puesto a otro. Cuando vimos que los estallidos no paraban, corrimos. Posteriormente regresamos a apoyar a la gente, dijo.

Su compañero, Juan Méndez, también empleado municipal, narró que al escuchar las primeras detonaciones huyó hacia la carretera. “Muchas personas iban bastante quemadas. La gente de aquí se metió entre los puestos y no le importó que se estuviera quemando. Quería sacar personas quemadas y llevarlas hacia a las ambulancias.

Los paramédicos llevaban a mucha gente quemada y observamos a personas que querían entrar para sacar a sus familiares, pero seguían las explosiones y empezaron a caer pedazos de metal y tabiques, recordó.