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Locales almacenaban mercancía de más e incumplían distancias de seguridad: empleados

Nueve años después, estalla la corrupción
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Un policía del estado de México recorre el predio donde se ubicaba el mercado San Pablito, Tultepec, tras las explosiones de ayerFoto Afp
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Ambulancias de diversas instituciones del estado de México y de la Ciudad de México acudieron ayer al mercado de pirotecnia de Tultepec para trasladar a decenas de lesionadosFoto Lorena González
Corresponsales
Periódico La Jornada
Miércoles 21 de diciembre de 2016, p. 31

Tultepec, Méx.

El mercado de San Pablito, que alojaba 300 locales de venta de fuegos artificiales, supuestamente contaba desde 2007 con medidas extremas de seguridad, en las cuales se invirtieron 7 millones de pesos. Una vez más, quedó reducido a cenizas.

El secretario general de Gobierno del estado de México, José Manzur Quiroga, aceptó la noche de ayer que fallaron las medidas de seguridad y dijo que se investigará por qué se relajaron las medidas de protección civil en el establecimiento, de 4.5 hectáreas.

El alcalde de Tultepec, Armando Portugués Fuentes, informó que en 2005 y 2006 sendos estallidos redujeron a escombros los 300 puestos semifijos, por lo que en 2007 el gobierno del estado de México y el municipio invirtieron en seguridad.

Al menos 5 mil familias viven de la venta de juegos pirotécnicos. La actividad es parte de la cultura y de la manutención de los habitantes locales; por ello se invirtió en mejoras en el establecimiento. Aun así, Tultepec, considerado capital mexicana de la pirotecnia, vuelve a estar de luto por un accidente de grandes dimensiones, reconoció.

El Instituto Mexiquense de la Pirotecnia y la alcaldía impulsaron en 2007 un plan de seguridad que evitaría explosiones en cadena. Sustituyeron los puestos semifijos de lonas y tubería metálica por módulos de seguridad, en habitaciones de ladrillo y lámina.

Los módulos de seguridad fueron instalados en pasillos largos y se evitó que estuvieran unos frente a otros, para prevenir que un chispazo o el incendio de un local se extendiera.

Se colocaron extintores en cada negocio, tambos con arena, tanques de agua. Los módulos estaban a seis metros uno de otro y cada año Protección Civil simulaba la explosión de un polvorín.

Al iniciarse la temporada de ventas, de septiembre a enero, la Secretaría de la Defensa Nacional verificaba las medidas de seguridad. Una de ellas limitaba a 10 kilos el consumo de juegos pirotécnicos por cliente.

Sin embargo, se almacenó mercancía de más y no hubo quien cuidara eso, repitieron trabajadores de varios locales destruidos. Insistieron en que cerca del local 109 se escuchó que cayó algún bulto, posiblemente de fuegos artificiales conocidos como brujitas, y la fricción habría provocado la serie de explosiones y el incendio que redujeron a cenizas el mercado más vigilado del estado de México.

Empleados informaron que tampoco se respetó la distancia de 15 metros entre los locales y el estacionamiento. Indicaron que los vehículos de los clientes estaban a menos de ocho metros y que más de 50 unidades fueron alcanzadas por fragmentos de metal, ladrillos y cohetes.

El Instituto Mexicano de la Pirotecnia se ufanaba de que San Pablito era el mercado de fuegos de artificio más seguro e importante de América Latina, y destacaba que la pirotecnia es una tradición que data de hace más de 200 años y se practica en 60 de 125 municipios de la entidad, donde da sustento a 40 mil familias.

El martes por la noche autoridades del estado y del municipio de Tultepec anunciaron que el mercado de San Pablito será reconstruido con mayores medidas de seguridad.