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Ver día anteriorDomingo 11 de diciembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El parto de los montes
L

a muerte de Fidel Castro envió la noticia a cuarto plano, pero se realizó el Congreso Nacional de Morena y éste elaboró un programa electoral de 50 puntos. Los montes temblaron y rugieron, pero terminaron pariendo un ratoncito.

El congreso, en efecto, fue más bien un show del Jefe-Caudillo, pues no hubo discusión seria de ponencias y posiciones y el programa allí aprobado no llega ni siquiera al paupérrimo nivel de los programas de los gobiernos progresistas (como el de Dilma en Brasil o el kirchnerista).

Morena nos presenta un programa estatista-paternalista con algunos toques leves de asistencialismo y de nacionalismo echeverrista y ni siquiera indica cómo piensa concretar lo que propone y quién va a pagar las facturas, si los trabajadores con los impuestos inicuos, como el IVA, o los capitalistas.

Es más, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) declara expresamente su voluntad de preservar la explotación capitalista cuando hace suya una frase, ya entonces errónea e infeliz, del general Múgica, según el cual para reconstruir México bastarían honestidad y unas pocas reformas. Múgica dijo eso durante el gobierno más próspero y mejor que tuvo México (el del general Lázaro Cárdenas) y AMLO lo repite casi un siglo después en un mundo trumpenizado, en un país devastado y con miles de muertos y desaparecidos causados por los gobiernos del PRI-PAN desde 1982 a la fecha…

AMLO añade que preservará el equilibrio macroeconómico (léase la política actual del capital financiero de la oligarquía) y la independencia del Banco Central (o sea su dependencia de lo que establece el capital financiero internacional). Además, enfatiza que no tiene nada contra los ricos, confundiendo expresamente a los simplemente ricos (como quienes se sacaron la lotería) con los capitalistas que viven de la explotación de los trabajadores…

En los 50 puntos campea una limitadísima visión provinciana. En ellos no hay nada sobre el futuro inmediato con Donald Trump, sobre las probables deportaciones masivas de mexicanos, el proteccionismo, la inestabilidad del precio del petróleo por el aumento del fracking en Estados Unidos y la afluencia del petróleo iraní al mercado mundial. No hay nada tampoco sobre la experiencia del fracaso del kirchnerismo, del lulismo, sobre la crisis en Ecuador, sobre los problemas de la Venezuela postchavista. Para AMLO, México se mueve en el vacío, como un átomo libre…

¿Hay acaso rastros en ese programa conservador de las decenas de muertos y desaparecidos, de la militarización del país, de la dependencia militar, policial, diplomática y económica de Estados Unidos, de Ayotzinapa y los permanentes crímenes de Estado? ¿Hay en él siquiera un intento de entender este país capitalista dependiente, con apenas un semiEstado en manos de una oligarquía antinacional unida, sobre todo, por el robo de los bienes públicos, la corrupción generalizada y el lujo insultante a costa de la miseria de millones de súbditos? ¿Cómo piensa Morena acabar con la corrupción, que es inherente al sistema? Después de conceder al capital financiero internacional y a la oligarquía la seguridad de que no intentará ningún cambio social de fondo, ¿con cuáles fuerzas piensa poder aplicar la revocación de los mandatos, la reducción de los sueldos de los altos funcionarios, la posibilidad de juzgar y revocar al presidente?

¿Cómo piensa garantizar un eventual triunfo electoral si, cuando mucho, Morena será la primera de las minorías teniendo en cuenta la abstención? ¿Enfrentará a las reales fuerzas del imperialismo, de la oligarquía, de sus fuerzas represivas solamente con su millón de inscritos –no de militantes– y sus 30 mil comités construidos apenas para obtener votos en las elecciones y al margen de las luchas sociales y para crear en ellas poder popular?

Algo muy indicativo: los indígenas figuran apenas en el punto 42, donde por otra parte ni siquiera se mencionan sus derechos, pues todas las etnias figuran sólo en una mención general de los más pobres en el preciso momento en que el CNI está preparando la candidatura anticapitalista de una mujer indígena. Cuando AMLO dice que su programa es para todos los mexicanos, explotados y explotadores, opresores y oprimidos, oligarcas o miserables, ¿excluye acaso de ese todos a los indígenas o una alianza con el CNI-EZLN?

Por su parte, el EZLN emitió una declaración de seis largas páginas en las que el subcomandante Galeano, que es resurrección del subcomandante Marcos, dice 1) que el subcomandante Moisés es jefe y vocero único del EZLN y le ordenó y dictó el contenido de la misiva; 2) que nadie del EZLN disputará ningún cargo electivo; 3) que propuso al CNI que éste lance la candidatura, que presente una mujer indígena y que reúna el millón de firmas necesarias y, 4) que el EZLN ayudará en esa campaña que no lucha por el poder (al cual confunde con el mero gobierno).

La declaración no aclara cuáles serán los objetivos de lucha de esa candidatura ni sobre qué entienden el EZLN y CNI como anticapitalista. Tampoco sobre la necesidad de convertir esa candidatura indígena en la de un gran Frente Nacional anticapitalista con los movimientos sociales no indígenas y con las fuerzas de la izquierda revolucionaria.

Hay en esas páginas mucho ruido, pero pocas nueces, y quienes defendemos la candidatura femenina indígena y esperamos de ella tendremos grandes dificultades para convencer a los partidarios sinceros de Morena de que deben exigir a AMLO un acuerdo de lucha en común con el CNI y el EZLN, construyendo juntos policías comunitarias, grupos de autodefensa, comités contra la corrupción y contra la prepotencia estatal que funcionen como precursores y base de un futuro Estado popular de transición anticapitalista.

Es necesario un viraje radical. A la política puramente electoralista de Morena no basta contraponer otra campaña igualmente electoralista. La organización de poderes locales activos y conscientes es la tarea principal para dar fuerzas reales a la candidatura del CNI-EZLN.