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Velada en la sala Covarrubias para conmemorar 50 años de Siglo XXI Editores

Ernesto Cardenal compartió antología de sus poemas de amor y de juventud

Sus textos son imprecaciones, pues ha luchado por la justicia, la piedad y el rescate de los valores humanos, definió Eduardo Lizalde, coprotagonista del encuentro con su par

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Ernesto Cardenal y Eduardo Lizalde durante el Encuentro poético que sostuvieron en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, donde leyeron textos de su autoríaFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Sábado 26 de noviembre de 2016, p. 5

Una velada de poesía, cuyos protagonistas fueron el nicaragüense Ernesto Cardenal (Granada, 1925) y el mexicano Eduardo Lizalde (CDMX, 1929), se efectuó la noche del jueves para celebrar 50 años de Siglo XXI Editores.

En la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, la presentación estuvo a cargo de María Teresa Uriarte, titular de la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México.

No obstante el nombre, Encuentro poético, no se trató de un concurso de lecturas, sino de escuchar una vez más a Cardenal, el más grande poeta de su país, y un poeta relevante de la lengua española, a quien conocemos en México desde hace muchas décadas, dijo Lizalde.

Cardenal leyó una serie de poemas a manera de antología de sus diferentes etapas de quehacer literario. Comenzó con los de amor, de su juventud, en los que sobresalen nombres como Claudia, Adelita y Miriam. Fue el amor a las muchachas que le inspiró después el amor a Dios, enunció.

Al entrar a un monasterio en Kentucky, Estados Unidos, sus primeros versos tuvieron por tema la resurrección. Sin embargo, pronto la protesta social empezó a filtrarse en sus líneas. Siguió un poema dedicado a César Augusto Sandino –era la primera vez que se hablaba del revolucionario nicaragüense en la literatura– antes de que existiera el movimiento del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Al estar en un seminario en Colombia, a Cardenal le llegó la noticia de la muerte de Marilyn Monroe, a quien escribió una oración. El monje escritor Thomas Merton le reveló el valor de los indígenas, de allí que creó Homenaje a los indios americanos, que habla de Nezahualcóyotl, el rey poeta.

En la revolución sandinista

Ordenado sacerdote, Ernesto Cardenal se fue a vivir a una pequeña comunidad contemplativa en una de las islas del archipiélago de Solentiname, en el Gran Lago de Nicaragua, desde donde poco a poco se identificó con la revolución que se empezaba a ver en las montañas, con la guerrilla sandinista. El poeta fue llamado para ser interrogado por una corte militar. De regreso, en una lancha a la media noche, tuvo una reflexión que inspiró una poema dedicado al FSLN.

En esa comunidad escribió Amanecer, cuando sentí que estaba cerca el triunfo de la revolución. Después le tocó ser vocero del conflicto armado –fue titular de la Secretaría de Cultura– y estar en muchos países; de allí el poema Aparición en Hamburgo. Las loras simboliza a las personas muertas en la revolución nicaragüense.

Para Eduardo Lizalde los poemas de Cardenal son imprecaciones, ya que ha luchado por la justicia, la piedad y el rescate de los valores humanos. Apuntó que las primeras menciones que se hicieron en México de sus epigramas magistrales, estaba prologado por el poeta e inteligente editor Jaime García Terrés. En ese tono el autor de El tigre en la casa leyó un solo poema de sus libros que fueron criticados, por cierto, porque más bien soy agnóstico y un ateo. Se trató de Una carta urgente al creador del universo, también una imprecación.