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Desde otras ciudades

Houston, el paraíso del buen conductor

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Sin semáforos ni topes, los texanos respetan las reglas vialesFoto Marycarmen Martínez
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a ciudad de Houston, en el sureste de Texas, Estados Unidos, es el reflejo del buen conductor. En sus suburbios, las vialidades no tienen topes ni semáforos. Frente al volante, el ciudadano se asume como el principal responsable de manejar adecuadamente.

En los cruces de las calles un letrero en color rojo con la leyenda: STOP, es la única señal para que los automovilistas se detengan. Ellos tienen la obligación de hacer alto total cuando se encuentran con uno. Al no haber semáforos ni topes, los conductores tienen que ceder el paso y acatar.

En las arterias en que la velocidad máxima es de 30 kilómetros por hora, el conductor que se exceda es sancionado por policías, que por cierto son casi invisibles al no estar expuestos en las calles, sino en puntos estratégicos para no ser vistos.

En Houston, la ciudad más poblada de Texas, la vida transcurre casi por completo dentro del auto. La gente ya no camina por las calles, ese es el motivo de la ausencia de banquetas. La mayoría de los texanos efectúan sus actividades desde su vehículo. Por ejemplo, para comprar comida o ir al banco, los residentes no se bajan del automóvil, todo lo resuelven desde la ventanilla.

En las vialidades primarias, que tienen más carriles y la velocidad es mayor, sí hay semáforos. Ninguno está descompuesto. Las carpetas asfálticas están cuidadas, sin baches, bien pintadas y señalizadas para indicar la vuelta correcta o el lugar prohibido para girar.

La ciudad destaca por su orden y sus buenos conductores. Y, por supuesto, por ser sede de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), que eligió a Houston para ubicar el Centro de Control de las naves espaciales tripuladas.

Marycarmen Martínez