Lago de Guadalupe, Méx.

Ante la posibilidad de que ocurran deportaciones masivas desde Estados Unidos, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) hizo un llamado a los empresarios nacionales a que continúen invirtiendo en el país para crear más fuentes de empleo y mejor remuneradas.

“El pueblo necesita aliento pero también necesita ver oportunidades. Ciertamente, la repatriación de muchos migrantes comenzó desde hace tiempo, lo que pone a México ante el problema del empleo. Quiero animar a los empresarios a seguir invirtiendo en México y ampliando las fuentes de trabajo.

Ciudades como Monterrey requieren cada vez más de empleos bien remunerados. Esa es la primera respuesta que se debe dar, y también reactivar la producción agrícola, afirmó Rogelio Cabrera López, arzobispo de la capital de Nuevo León.

Durante la 102 asamblea plenaria de la CEM, indicó que los obispos del país respetan la decisión adoptada por los estadunidenses que eligieron presidente al magnate Donald Trump, y confió en que se intensifique el diálogo entre los gobiernos de México y Estados Unidos.

Alfonso Miranda Guardiola, secretario general de la CEM, dijo que ante la posibilidad de que se incrementen las repatriaciones, el Episcopado cuenta con 60 casas de migrantes en el país y que existe aumento del contacto y colaboración entre las conferencias episcopales de México y Estados Unidos.

Mediante las reuniones Tex-Méx se están dando estos pasos para una mayor colaboración y mayor acercamiento, agregó.

El cardenal José Francisco Robles Ortega, presidente de la CEM, apuntó que ya hay grupos muy grandes (de migrantes) que están llegando y dijo que la Iglesia católica, además de los albergues, ha puesto en marcha, provisoriamente, otros lugares para atender al mayor número de personas posible. Destacó que este tema debe ser asumido por nuestras autoridades en sinergia con otros sectores sociales.

Explicó que a ambos lados de la frontera las conferencias episcopales cuentan con estructuras dedicadas a atender a los migrantes y los obispos tienen la encomienda de atenderlos.

Además, todos los jerarcas de las diócesis fronterizas de ambos países mantienen un diálogo y acercamiento permanente para ver cómo enfrentar este gravísimo problema y ofrecer el servicio que nos corresponde como Iglesia.