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Los aspirantes se mueven por estados claves del Colegio Electoral, donde se gana la presidencia

La contienda, poco predecible; ligera ventaja de 1.7% para Hillary Clinton

Economistas, sindicalistas y dirigentes advierten que una presidencia de Trump sería un desastre

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Centro de votación adelantada en Miami, Florida. Encuestas recientes indican que la mayoría de ciudadanos estadunidenses ya decidieron su voto y sólo hay una pequeña fracción de indecisosFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 4 de noviembre de 2016, p. 25

Nueva York.

Si la elección expresara la voluntad del pueblo, ni Hillary Clinton ni Donald Trump serían la opción de la mayoría; por ahora, a cinco días de los comicios, están virtualmente empatados en las encuestas, aunque ninguno ha gozado de mayoría a lo largo de esta contienda.

Esta elección es poco predecible y ha estado llena de sorpresas (empezando por la grotesca realidad descartada por casi todos hace sólo unos meses de que alguien como Trump esté en la antesala de la Casa Blanca) en gran parte porque es una pugna entre los dos candidatos más impopulares de la historia moderna del país.

Más de ocho de cada diez votantes afirman que esta campaña los ha dejado asqueados en lugar de entusiasmados, según una encuesta de CBS News/New York Times difundida hoy, con ambos candidatos percibidos no sólo desfavorablemente, sino como deshonestos, por la mayoría de los votantes.

Hoy los indicadores de este concurso, coinciden analistas, muestran que la contienda se ha estabilizado en un virtual empate en el promedio de las principales encuestas (con ligera ventaja para Clinton de 1.7 por ciento). Los demócratas esperan que esto marque el fin de la hemorragia de apoyo que sufrió su abanderada a lo largo de la última semana. El consenso es que Clinton sigue como favorita, pero eso está menos asegurado que hace una semana.

Ahora, la especulación sobre todos los posibles escenarios inunda el debate, algo que no cesará hasta el martes 8 de noviembre, cuando se empezarán a contar las boletas.

Mientras los medios resaltan que la carrera de caballos está muy cerrada, no es inusual que las encuestas registren esto al final de la contienda, vale recordar que en 2012 el presidente Barack Obama y su contrincante republicano Mitt Romney estaban empatados en los sondeos, pero Obama ganó la elección por más de cuatro puntos.

En encuestas recientes se registra que la abrumadora mayoría de votantes que piensan participar ya están decididos, y sólo una pequeña fracción aún está indecisa. Pero en una elección potencialmente tan cerrada, unos cuantos indecisos podrían ser la diferencia entre el triunfo y la derrota, sobre todo en algunos de los estados claves que determinarán el resultado final.

Vale recordar que en 2000, Al Gore perdió ante George W. Bush en Florida por 537 votos, y con ello, la presidencia. Esa también fue una elección en la que Gore ganó el voto popular nacional, pero perdió la elección por no alcanzar los 270 votos en el Colegio Electoral. Por eso, los sondeos son sólo un indicador general, pero no son el mejor pronosticador del resultado, ya que no existe el voto directo en las elecciones presidenciales. La presidencia se gana en el Colegio Electoral donde cada candidato/a acumula los votos electorales otorgados por la elección en cada uno de los 50 estados.

Por eso en esta recta final los candidatos y sus representantes se mueven como piezas de ajedrez a estados específicos que consideran claves para su estrategia en lograr la mayoría en el tablero del Colegio Electoral; cada una de sus escalas son precisamente seleccionadas por sus encuestas y análisis internos y ofrecen una muestra de dónde está el juego.

Por ejemplo, ambas campañas entienden que sin Florida las posibilidades de Trump están casi anuladas, y por ello los dos han tenido una intensa actividad ahí. Igual en Carolina del Norte, Pennsylvania y Ohio, y también hay intentos para robar un estado que se pensaba estaba en la columna del otro; por ello la visita de Trump a Wisconsin, y de Clinton a Arizona. En una encuesta estatal hoy, Georgia –estado que no ha sido ganado por un candidato demócrata en más de dos décadas– está en juego con sólo un punto de diferencia. A la vez, aparentemente por preocupaciones de que está en riesgo, Clinton visitó Michigan.

Sigue el intercambio de fuego

Los candidatos continúan el intercambio de fuego en sus actos de campaña. Clinton reiteró que Trump es el candidato de la división. Imaginen a un presidente que degrada a las mujeres, se burla de los descapacitados, insulta a latinos, a afroestadunidenses, a prisioneros de guerra y que contrapone a la gente. En verdad no tenemos que imaginar cómo sería, porque todo lo que ha dicho y hecho en su carrera y en esta campaña ofrece una vista preliminar bastante buena.

Trump repitió que Clinton es una corrupta que acabará en un juicio criminal mientras sus simpatizantes corean que la encarcelen. También arremetió, como siempre, contra los medios corruptos, esas son algunas de las personas más deshonestas del mundo, afirmó en Carolina del Norte este jueves.

La novedad del día fue que Melania Trump, al esposa del magnate, reapareció en público y pugnó por mayor cordialidad y cautela en el mundo cibernético al afirmar que nuestra cultura se ha vuelto demasiado mezquina y ruda, especialmente para niños y adolescentes. En el acto de campaña en las afueras de Filadelfia, la inmigrante eslovena habló de su admiración por Ronald Reagan al crecer en un país comunista y dijo que como primera dama trabajaría para combatir la intimidación y el bullying en línea, aunque nunca mencionó que su marido ha usado las redes sociales justo para eso.

Mientras Clinton parece haber frenado un mayor daño por el sorprendente anuncio del director de la FBI, James Comey, el pasado viernes, sobre el descubrimiento de más correos electrónicos que podrían ser relevantes en la investigación previamente cerrada sobre el uso de un servidor privado de la candidata cuando era secretaria de Estado, la nube de incertidumbre sobre qué más pueda anunciar la FBI sigue provocando ansiedad en la campaña demócrata. De hecho, en las últimas 48 horas han corrido rumores filtrados por diversas fuentes oficiales anónimas de que la agencia estaba investigando este año las operaciones de la Fundacion Clinton y si se había usado para intercambiar favores oficiales cuando Hillary Clinton estaba a cargo de la política exterior del gobierno de Obama.

Según reportó el Wall Street Journal hubo una disputa entre agentes de la FBI y fiscales del Departamento de Justicia sobre si proceder con la investigación.

Por su parte, promotores de Trump insisten en que ya es hora de drenar el pantano de Washington y la cúpula política de ambos partidos, y tener por fin a alguien que represente al pueblo.

Los salvavidas de la demócrata

Según algunos indicadores en los sondeos y analistas, tal vez el salvavidas de Clinton al final de esta elección serán los latinos, incluidos los inmigrantes con derecho al voto, los jóvenes y las mujeres, pero en gran medida no por apoyo a ella, sino para derrotar a Trump.

Mientras tanto, cunde el nerviosismo sobre el hecho de que aún es posible que Trump ocupe la Casa Blanca. En entrevistas recientes con dirigentes latinos, sindicalistas, activistas, economistas prominentes, jóvenes y financieros en Wall Street, todos expresan que una presidencia del demagogo derechista –algunos lo calificaron de proto-fascista– sería un desastre casi impensable, y cada día tratan de consolarse con cualquier indicación de que Clinton ganará.

Hay todo tipo de exhortos y proyectos para promover el voto anti Trump (es notable que algunos de los más efectivos no son explícitamente pro Clinton), desde acciones, videos (varios de ellos bilingües) con artistas y estrellas, y hasta dibujantes/moneros.

Todo depende de quién decida participar en una elección que la mayoría considera deplorable.

Para mayor información sobre la campaña presidencial en Estados Unidos