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La tradición mexicana tiene un profundo sentido espiritual

El Halloween no desplazará al Día de Muertos: especialistas

Se ha producido un sincretismo entre ambas celebraciones, señalan

Foto
Máscara de Halloween en el Zócalo capitalinoFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Martes 1º de noviembre de 2016, p. 33

El Halloween difícilmente va a desbancar al Día de Muertos, porque para los mexicanos esta conmemoración tiene un profundo sentido espiritual. Más bien se ha producido un sincretismo, por el cual se han sumado elementos a esta expresión cultural, consideraron especialistas de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y Autónoma Metropolitana (UAM).

En entrevistas por separado, Roberto Bermúdez, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, y Josué Tinoco Amador, profesor de sicología social de la UAM-Iztapalapa, coincidieron en que se ha producido un sincretismo, y no necesariamente una tradición acabará con la otra.

Bermúdez subrayó el carácter espiritual profundamente arraigado que en el país tiene la conmemoración del Día de Muertos, y no es fácil que desaparezca; es una herencia cultural. Consideró que está muy enraizada, sobre todo en las clases medias y bajas.

Actualización de costumbres

“El Halloween se relaciona con el terror; en cambio el Día de Muertos es para recordar a la gente que amamos y que ya se fue”. Mencionó el carácter distintivo que tiene en lugares como Mixquic, Xochimilco, Pátzcuaro o diversas partes de Oaxaca y Chiapas, donde hay una fuerza espiritual y con gran devoción se celebra.

Apuntó que los disfraces de Halloween suelen atraer a los niños, y por eso han proliferado; sin embargo, ello no quita que en lo hogares de quienes se caracterizan para Halloween se ponga un altar de muertos y se consuman los productos tradicionales.

Tinoco Amador, especialista en investigación sicológica por la Universidad Iberomericana, dijo que las tradiciones son construcciones sociales que responden a necesidades y hábitos de grupos. No son permanentes ni estáticas; por ende pueden crearse o cambiarse y se pueden crear en la actualidad, porque recordemos que alguna vez lo prehispánico fue lo actual.

Indicó que si se quisiera ser purista la celebración del Día de Muertos sería diferente, pues en la época de los mexicas se conmemoraba entre julio y agosto; un mes era dedicado a los difuntos adultos y otro a los niños, pero en la Conquista se cambió a sólo dos días y se pasó a noviembre. Además muchos elementos que hoy son tradicionales no existirían, como el pan de muerto horneado, con harina de trigo.

El Día de Muertos, agregó, tiene un gran bagaje espiritual, aunque el Halloween también, pues proviene de costumbres de las tribus celtas y se mezcla con las de los pueblos que precedieron a la formación de Inglaterra y Estados Unidos; en este último, la invocación fue precisamente por la religiosidad y temor de los pioneros y pobladores. El actual Halloween es también un sincretismo, dijo.

No obstante, “lo que vemos es la comercialización de la creencia en Halloween”, aunque en México también ocurre la mercantilización del Día de Muertos; hay venta de disfraces de catrinas, papel picado y todos los productos para la ofrenda, así como representaciones en diferentes ciudades. Eso es comercialización; ya nos acostumbramos, ya lo hicimos tradición.

Este aspecto lleva a pensar que se desacraliza el elemento espiritual, pero es la forma de vida de estas épocas. Lo que nos interesa es lo visual, no lo significativo.

Bermúdez también resaltó el origen ancestral del Halloween, que pasa a Estados Unidos y posteriormente se comercializa y se difunde, sobre todo por las películas.

En un recorrido por los mercados de Coyoacán, Portales y Santa Cruz Atoyac, se constató que junto a disfraces de catrinas se venden los de Jason, protagonista de la película Viernes 13 y Freddy Krueger, de Pesadilla en la calle del infierno; así como de superhéroes, de La Máscara, hombre lobo, faraones y brujas.

En varios locales se vende papel picado; flores de cempasúchil; calaveritas de azúcar, amaranto y chocolate; velas y copal y a la par se expenden figuras de gatos negros, arañas y máscaras de monstruos.