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Puntos sobre las íes

Recuerdos XXXIX

A

buen entendedor…

Con el deceso de don Emilio Azcárraga Milmo y el advenimiento de su hijo como timonel del emporio, nuevos vientos habrían de soplar, así que el posible arreglo taurino con Televisión Española estaba a punto de fallecer.

Tal y como fue.

Amén de la desaparición del señor Azcárraga y de la desaparición del licenciado Alemán Magnani, el deceso de la pretendida asociación, era inminente.

No había de otra,

Supe, sí, que don Aurelio Pérez se entrevistó con el entonces joven Azcárraga (27 años) y el silencio de aquél me confirmó que todo el canal taurino estaba ya en el bote de la basura.

Y era lógico.

Mil y una situaciones difíciles serían el pan de cada día para que Azcárraga Jean se complicara aún más la vida.

Así que a volar.

Envié algunas cartas a los ejecutivos de Televisión Española dándoles las gracias por sus múltiples atenciones, pero lo que nunca imaginé fue lo que sucedió días después.

Estando ausente de mi domicilio depositaron en el buzón un sobre sin remitente, con cierto recelo lo abrí y encontré parte de las actas de mis trabajos en España y –la verdad sea dicha– nunca supe quiénes me lo hicieron llegar.

¿Sería gente de Televisa?

¿Alguien conectado con España?

Y en virtud de que se mencionaba que lo mío en España eran meras figuraciones, a continuación describo parte de esa documentación.

Acta de la reunión que celebraron en la sede del grupo Televisa España D. Fernando Fernández Román, D. Alberto (V) Bitar, D. Lawrence Dickins Lara y D. José Hiraldo del Castillo, citando los puntos tratados.

Con carácter previo se acordó proceder al anuncio en vía digital de la carta de intenciones para la elaboración del canal Toro por TVE y Televisa y evitar así cualquier especulación que con respecto a este asunto se pueda producir.

Y, a continuación, se describían los puntos tratados, así como las posibles fechas de inicio.

Cláusula final: Llegado a este punto y no habiendo más asunto que tratar, se dio por finalizada la reunión a la espera de confirmar la fecha de llegada a España de Rafael Herrerías, la cual se espera para la siguiente semana. (Octubre 1º, 1997).

Por cierto… ¡nunca llegó!

En ese mismo sobre venía una hoja (copia) fax dirigida a las siguientes personas: Sr. Alberto Bitar, con dirección y teléfonos de aquellos años de mi oficina y, en calidad de remitente, Lic. Lawrence Dickins, con fecha octubre 8 de 1997, y con copia para las siguientes personas: Lic. Félix Araujo, Sr. Emilio Azcárraga Jr., Sr. José Bastón, Sr. Alberto Bitar, Sr. Alejandro Burillo A. Lic. Gerardo Cándano, Sr. Rafael Herrerías, Sr. Aurelio Pérez y Lic. Emilio Romano.

A continuación, el detalle de las siguientes personas: D. Ángel Martín Vizcaino, administrador único de TV Española y, en su condición de apoderado del Grupo Televisa, el señor Luis María Ansón .

Este documento, en sí, era –ni más ni menos– que la copia del posible contrato a ser firmado por ambas empresas, con postulados, cláusulas y posible plan de negocios.

Respuesta de Televisa: supongo que nunca se dio, en virtud de la situación que entonces se vivía.

* * *

Vaya panorama…

Por un lado, a mi retorno nadie tomaba el toro por los cuernos y sí me pagó tal y como lo he consignado y lo más que supe fue ¡nada de nada! Lo que me preocupaba era lo que podían pensar los funcionarios de TV Española, que estaban lo mismo que yo.

En vista de ello, me apersoné con Aurelio y exponiéndole la total indefinición me dijo que lo hablaría con el licenciado Alemán y días después, vía telefónica, me dijo que siguiera adelante con lo que le había comentado, en ánimo de evitar que después tuviéramos que andar a las carreras.

Y así lo hicimos.

El licenciado Juan Okie González, a quien he mencionado en anteriores escritos y yo, trabajamos sin descanso por una buena temporada y diseñamos lo que llamamos Parrilla de Programación para México y España, por demás explícita y completa, detallando días de la semana, horarios y una variedad de temas, que hoy día, al revisar todo aquello, me parece que nunca –ni antes ni ahora– se planeó algo de tal magnitud y de qué calibre sería, que don Aurelio –dolido conmigo por no haberle entregado los sobres que en España me confiaron, mal me respondía–, pero al ver nuestro trabajo me dijo “esto no tiene progenitora.

Y, sí, no la tenía.

Continuará...

(AAB)