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Será recordado por el memorable cuarto gol a Italia en la final de México 70

Muere el eterno capitán de la canarinha, Carlos Alberto

Comandó la selección brasileña en la que se encontraba Pelé, quien le dio el pase para la anotación perfecta

Fluminense lamentó la pérdida de uno de los grandes de la historia mundial

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Carlos Alberto levanta el trofeo que Brasil conquistó en el estadio AztecaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de octubre de 2016, p. a13

Río de Janeiro.

Casi todos tocaron la pelota, pero Carlos Alberto fue el que dio el toque definitivo en una carrera desbocada para anotar el gol perfecto con el que aquella legendaria selección brasileña ganara el Mundial de México 1970. Enfrente quedó derrotada 4-1 una Italia también memorable.

Carlos Alberto, capitán de la verdeamarela y autor de ese episodio, murió ayer de un infarto a los 72 años de edad, en esta ciudad, pero su carácter de líder y esa carrera hermosa con la que llegó detrás de Pelé para firmar uno de los goles más recordados en la historia del futbol se repetirá de manera incansable.

Su historia y la de aquel equipo brasileño que brilló en México 1970 permanecerán indisolublemente ligadas a lo largo del tiempo. El lateral derecho era el capitán de un conjunto que cambió para siempre la historia del futbol y que, hasta hoy, sigue funcionando como referencia a la hora de referirse al jogo bonito, vistoso por antonomasia y que caracterizó a la canarinha.

Aquel equipo elegante y efectivo, dirigido por Mário Lobo Zagallo, marcó 19 goles en seis partidos, venció con solvencia a todos sus rivales –incluso goleó a la Azzurra en la final del 70– y pasó a la historia por alinear en su formación inicial a cinco volantes ofensivos y delanteros: Pelé, Gerson, Tostão, Jairzinho y Rivelino. Y entre todos ellos el capitán era Carlos Alberto.

No era fácil comandar una selección en la que estaba la estrella indiscutible, Pelé. Carlos Alberto explicó cómo funcionaba aquel carnaval de futbol imbatible.

Jugábamos juntos en el Santos y yo ya era capitán allí. Sin duda alguna eso me permitió serlo en la selección. Por eso tengo el orgullo de ser, aún al día de hoy, el más joven de una selección campeona del mundo, decía Carlos Alberto.

Su consagración llegó en la final de 1970 y, venciendo ya 3-1 a Italia, el conjunto de Zagallo elaboró una jugada colectiva magnífica, repleta de toques y gambetas. La pelota acabó llegando a Pelé que, sin mirar –algunos dijeron que parecía que tenía ojos en la nuca– abrió para la derecha, donde llegaba a toda velocidad Carlos Alberto. Entonces el capitán impactó el balón en forma potente y certera y el disparo entró rasante por el ángulo derecho del arco que defendía Enrico Albertosi.

Era el cuarto gol de Brasil y el paso a la inmortalidad del lateral, líder de una formación que con el tiempo también fue entrando gradualmente en el rincón de la leyenda.

Es tanto el respeto que Carlos Alberto supo ganarse a lo largo de su carrera que hoy, una vez conocida su muerte, muchos clubes del país, sin importar rivalidades ni camisetas que el defensor lució a lo largo de su carrera, salieron a ofrecer sus condolencias.

Fluminense, su club del corazón y en el que comenzó, lamentó la pérdida de uno de los mayores jugadores del club y de la historia mundial, el eterno capitán, mientras Flamengo, su clásico oponente de Río de Janeiro, habló sobre una figura sin par del futbol carioca, nacional e internacional.

Botafogo se refirió al ídolo y anunció que la bandera del club será izada a media altura en homenaje, en tanto que Santos decretó luto oficial de tres días.

A lo largo de su extensa carrera Carlos Alberto jugó, entre otros clubes, en Fluminense, Botafogo, Flamengo y Santos y varios clubes de la liga de Estados Unidos, que incluye al Cosmos de Nueva York donde volvió a ser compañero de Pelé.