Opinión
Ver día anteriorLunes 10 de octubre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
29 canciones
L

a preocupación para que la poesía sea auditiva y no sólo visual y cargada de imágenes viene de Alfred Tennyson, de Paul Verlaine, de Oscar Wilde. Desde Homero somos un género que busca, a través de la poesía, preservar la memoria. Pero en un continuo juego de tramposos ardides, somos también un género que busca perderla con pasmosa facilidad. Entre el rescate de la memoria y las trampas que nos jugamos para borrarla ha transcurrido la preocupación de los creadores contemporáneos más universales.

La Ilíada y la Odisea son aún un espejo para nuestra vida. El tiempo de la historia es tan relativo que las distancias lo son aún más. Uno y otras pueden ser recuperados en la memoria. Es tan grande la necesidad de colmarlas, que el precio que el proceso arrastra a nuestra piel no importa. Junto con Jorge Luis Borges podemos pensar que Homero no existió, pero que a los griegos les gustaba imaginarlo ciego para insistir en el hecho de que la poesía es, ante todo, música, que la poesía es ante todo la lira.

Como en todas las religiones, en la música el principio es el mito, la leyenda. Si se trata del rock, al inicio de la creación se llega desde casi todos los rumbos a Robert Johnson. Él dijo alguna vez: el diablo y yo caminamos juntos. La frase se grabó el 20 de junio de 1937 y el músico se toma de ella como de un clavo ardiente para recrear en escondidos golpes de luz y en nostálgicas líneas del sonido de su guitarra las encrucijadas del alma. Se convierte así en el Ulises de nuestra imaginación y nos invita a navegar por los mundos para colmar el viaje continuo a nuestra memoria. Para ritmar el viaje, nos propone rasgos de la más grande música del siglo XX y el siglo XXI. Con ella nos lleva a trazar los caminos volátiles de nuestra historia. De esta forma asistimos a la leyenda de Robert Johnson a través de los lugares vividos por él: la desesperanza, la opresión, el barro rojo, la inundación, la miseria y la humedad se visten en él con la misma ropa.

Con sólo 29 canciones grabadas Robert Johnson es uno de los más grandes y, sin dudas, el más legendario músico contemporáneo. Nacido el 8 de mayo de 1911 y muerto el 16 de agosto de 1938 al tomar whisky envenenado, vivió 27 años en el delta del Misisipi y es admirado hoy por los grandes. De Muddy Waters a Eric Clapton y a Keith Richards, pasando por Bob Dylan, Robbie Robertson, Robert Plant, Jimmy Page, Robert Cray, Ry Cooder, Jack White y por cualquiera que aspire a tocar la guitarra como los dioses. De su obra faro Crossroads, dos versiones son fundamentales: la de Eric Clapton con Cream grabada en 1968; la de Ry Cooder grabada en 1986 para la película homónima dirigida por Walter Hill. En 1990 el primero produjo la remasterización del total de sus obras en Complete Recordings Boxset y, en 2004, dos de los más grandes homenajes a su música legendaria: Me and Mr. Johnson y Sessions for Robert J.

En toda la obra de Robert Johnson se respira el mundo rural pleno de nostalgia del blues. En toda ella se siente lo más profundo del sonido rasposo y de especial afinación de este músico sin par. Ése que en algún lado del espacio se reúne con la esencia de la obra de Federico García Lorca, de Juan Rulfo y de William Faulkner. Ese sonido que nos permite caminar para sentir la soledad de las montañas, la nostalgia del agua, la voz de la arena, la sed de la memoria y vivir estos tiempos de ensoberbecida modernidad. Ese sonido de sus 29 canciones que, si estamos atentos, nos deja escuchar la sangre que corre por las venas de la tierra, al mismo ritmo con que corre por el cuerpo de los hombres que tienen con ella trato amoroso. Oigámoslo bien. Es el sonido que, en nuestra permanente encrucijada, nos hace vivir los tiempos del mito cotidiano, los tiempos de la poesía, los tiempos a los que nos invita Homero, Tennyson, Verlaine, Wilde. El sonido que asegura la fertilidad de la tierra y, algún día, permite la continuidad de nuestra vida.

Twitter: @cesar_moheno