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El centro Reina Sofía abrió al público magna retrospectiva del poeta devenido artista

Más de 300 obras muestran la plenitud estética del misterioso Marcel Broodthaers

Es necesario revisar su trabajo, señala Manuel Borja-Villel, director del recinto madrileño

No circunscribirse a una técnica es uno de los desafíos de la muestra, dice experto del MoMA

Foto
Aspecto de la amplia exhibición de la obra de Marcel Broodthaers (1924-1976), montada en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, de la capital española, en colaboración con el MoMA de Nueva York, la cual concluirá en junio de 2017Foto Joaquín Cortés/ Román Lores
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 8 de octubre de 2016, p. 4

Madrid.

Una yema de huevo como origen del mundo. Un mejillón como alegoría de la libertad o de la cadena misteriosa de la evolución. El yeso que sostiene a un grupo de ladrillos de formas irregulares, como la mirada mordaz a un tiempo en ruinas.

El artista belga Marcel Brood-thaers era un poeta, pero también creador y observador infatigable de la vivacidad de la expresión humana.

El Centro de Arte Contemporáneo Reina Sofía exhibe desde el pasado martes una amplia retrospectiva de uno de los artistas más misteriosos del siglo XX, con más de 300 piezas que muestran la plenitud de su expresión estética y sus complejas formas de alcanzar su anhelo permanente de creación.

Con el paso de los años Brood-thaers se sitúa como uno de los grandes transformadores del arte contemporáneo.

Nacido en Bruselas en 1924, con tan sólo 20 años y en un continente asolado por la irrupción de la amenaza del nazismo y la guerra, decidió convertirse en poeta.

La literatura la compaginaba con algunas incursiones en el cine, la fotografía y el periodismo. Su objetivo era expresar su visión del mundo y al mismo tiempo subsistir en una región sacudida por la pobreza, el hambre y la violencia.

Después de 20 años de luchar a contracorriente y afligido por la falta de recursos por su condición de poeta, decidió dejar de escribir y convertirse en artista plástico.

Así fue como a la edad de 40 años, Broodthaers comenzó su prolífica e influyente carrera de artista y creó espacios con vida propia, objetos que adquirían a través de la materia y el color sus inquietudes poéticas.

Su producción finalizó prácticamente hasta su muerte, en 1976, pero sin duda las dos décadas a las que más importancia atribuyen sus intérpretes e historiadores del arte son las de los años 60 y 70 del siglo pasado, siempre desde su planteamiento radical de los enfoques tradicionales de la poesía, el cine, la literatura y la propia idea de la exposición o el museo.

Contra la mercantilización

Broodthaers fue uno de los más incisivos artistas del siglo XX que cuestionaron el sistema del arte, su mercantilización en aumento, los movimientos artísticos contemporáneos; fijó su mirada más crítica en el arte pop, el minimalismo y el nuevo realismo que comenzaba a resurgir en algunos países europeos.

Sobre todo le preocupaba su convencionalismo, su ausencia de independencia, en algunos casos, y la facilidad con la que el mercado y las instituciones del arte absorbían esos movimientos supuestamente rupturistas.

La exposición del Reina Sofía reúne más de 300 piezas que van de sus primeras aportaciones plásticas, en las que utilizó el mejillón como alegoría poética, a las más tardías, en las que ya había evolucionado en su aspiración de convertir cada pieza en un performance en el que fuera casi tan importante la obra y la firma del artista como la aportación individual de cada espectador. Porque sus piezas requieren de la complicidad y el diálogo con la persona que las contempla.

De la capital española a Düsseldorf

El director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, dijo que Broodthaers tuvo una inmensa actividad en los años 60 y 70 y hoy más que nunca es necesario revisar la obra de este artista con esta retrospectiva, que es compleja, porque él se reinventa constantemente. El hecho de no estar circunscrito en una técnica concreta han sido otro de los mayores desafíos de esta muestra.

Mientras, el comisario y jefe de conservación del MoMA de Nueva York, Christophe Cherix, apuntó que la exposición intenta no separar los medios en los que desarrolló su actividad, porque precisamente esa fue parte de su práctica, por lo que se estaría ante la más grande e importante del artista desde su irrupción como creador.

La exposición, montada en la capital española en colaboración del Reina Sofía y el MoMA, concluirá en junio de 2017.

Luego, el arte de Marcel Broodthaers viajará a Düsseldorf, Alemania.