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El rastro, de la escritora, se presenta los miércoles en el Traspatio Escénico

Elena Garro aborda temas dolorosos, que nos confrontan con la realidad: Adriano
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Garro fue muy sensible a la cosmovisión prehispánica, lo que se trata de rescatar en el montajeFoto Arturo Cruz Bárcenas
 
Periódico La Jornada
Viernes 7 de octubre de 2016, p. 9

El rastro, de Elena Garro, se presenta en el Traspatio Escénico, en la colonia Hipódromo Condesa, donde la historia es intensa de principio a fin, con una narración dura, metafórica, en la cual una frase opaca a las demás, en medio de la penumbra, de una escenografía que remite al ámbiente fantasmal de la obra de Juan Rulfo.

Luego de una temporada en el Centro Cultural Helénico, se escenifica ahora en este espacio donde la idea es que el público escuche la respiración de los actores, aprecie el trabajo gestual, resultado de verse en el espejo. Tanto, que se ven las lágrimas de sufrimiento al posesionarse de los personajes.

Por el centenario de Elena Garro, en México se han montado algunas de sus obras, pero son pocas dado el tamaño intelectual de la escritora.

En el flyer se lee: Elena Garro penetró en el misterio del mexicano y rescata el pensamiento mágico-religioso de nuestros antepasados y lo enlaza con el presente, lo cual me parece una aportación incalculable para el teatro mexicano.

Actúan Paola Pérez Rea (mujer, Mitecacíhuatl, señora del inframundo), Manuel Díaz (hombre, Mictlantecutli, señor del inframundo), Arturo Adriano (Adrián Barajas) y Yunuén Castillo (Delfina Ibáñez).

Tributo a una gran escritora

Arturo Adriano expresó en entrevista: Este proyecto nació hace tres años en el Centro Cultural Helénico y ahora lo retomamos. Nosotros, en la compañía Los Cuatro Vientos Arte Escénico, hacemos teatro para compartirlo con ustedes, que son los que le dan sentido, sobre todo para honrar a esa gran escritora cuyos homenajes han sido un tanto discretos, ¡Pido un aplauso para Elena Garro!, quien vivió a una cuadra de aquí (foro), en el número 117 de la calle Saltillo.

El rastro, precisó, está vigente por la enorme cantidad de feminicidios en el país (es uno de los tópicos de la obra).

“Me parece que Garro tiene poder en la palabra y creo que ella dice de la manera más hermosa las cosas más terribles. En esta obra toca temas muy dolorosos y en otras, como Los perros, El árbol, aborda la culpa, la crueldad, la naturaleza destructiva del ser humano. Yo le encuentro mucha similitud con el cine de Ingmar Bergman, en el sentido de que son exploraciones al lado oscuro del ser humano, al lado doloroso del corazón y del alma.

Durante los años en que vivió en Iguala convivió mucho con su nana indígena. Fue luchadora social. Es muy conocido el caso de los campesinos de Aguatepec, Morelos, que ella ayudó en un conflicto de tierras. Convivió con esas comunidades antiguas y profundas de México, y fue muy sensible a la cosmovisión que viene desde la época prehispánica, que hemos tratado de rescatar en la propuesta de este montaje.

En la vida cotidiana se evade y hasta se rehúye hablar de la parte oscura del ser humano, al que se le pide o fuerza a permanecer en la razón. “Los temas de Garro son dolorosos, porque nos confrontan con la realidad, con nuestra propia naturaleza. Simplemente hay que vernos: nos estamos acabando el planeta, matando entre nosotros. Esa naturaleza autodestructiva ahí está. Garro la expone y esta es una de las razones por las que su teatro es poco explorado.

El rastro lo que tiene es que hay que leerla mucho, porque las imágenes y las metáforas que utiliza exigen que se traduzcan en escena. Tal es el caso de La Divina Providencia, que es la madre del protagonista; la metáfora de un niño nonato, que podría significar la reconciliación, para evitar este ciclo de violencia y que el protagonista lo niega al matarlo junto con la madre. Garro está muy cercana al espíritu de Lorca y de Rulfo. A Elena, al igual que a Lorca, si la montas costumbristamente, la matas. Hay que encontrar la metáfora y la imagen escénica para hallar lo que ella está buscando. Esta obra es muy de atmósferas, muy nocturna, fúnebre, lúgubre. Pretendemos que el público desde que entra halle esta situación incondicional, con el copal, el café, el cigarro, para que se sienta que se entró en una dimensión distinta.”

El rastro se presenta en el foro Traspatio Escénico, ubicado en Saltillo 134, colonia Hipódromo Condesa. Los miércoles 12 y 19 de octubre son las últimas funciones, a las 20:30 horas.