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El lado oscuro del amor, al teatro
 
Periódico La Jornada
Domingo 2 de octubre de 2016, p. 8

El sentimiento sublime puede sacar a relucir el lado patético del ser humano, y este es uno de los temas centrales de Eso que llamas amor, comedia dramática, escrita y actuada por Alfonso Castañeda que se escenifica los domingos, a las 19 horas, en el teatro-bar La Sacristía (Génova 39, Zona Rosa).

Castañeda muestra el lado oscuro del amor. En pro de este sentimiento se han emprendido las peores guerras, ha corrido sangre por el mundo, los seres humanos se han vuelto locos y ahora viven angustiados, buscando en Internet a su media naranja, dijo en entrevista.

El autor también ha sido víctima y victimario, afirmó, de estas consecuencias. “Son cinco monólogos escritos, dirigidos e interpretados por mí: una mujer que espera la llamada de su amante; un hombre que aguarda el encuentro físico con su novio que conoció por Internet; una viuda que se lleva mucho mejor con su marido ahora que está muerto; un chico que está obsesionado con su profesor, y una loca desquiciada que acaba de asesinar a una joven pareja de enamorados.

Historias sin cursilería

Son cinco historias carentes de cursilería. Lo denomino comedia dramática, por decirlo de algún modo, porque lo único que me propongo es hacer catarsis a partir del humor y el drama: ingredientes del amor en pareja. Son monólogos donde cada personaje se relacionará directamente con el público. Es una afrenta a las historias rosas que nos han contado, pero lo hago con sátira.

En el espectáculo, Castañeda se propone mostrar la consecuencias de la idea sobrevalorada del amor.

“El amor es visto siempre desde la parte bonita, sin darnos cuenta de que también tiene un lado oscuro. No es una postura en contra del amor, sino de esa idea rosa que nos ha hecho mucho daño en nuestros vínculos: que nos deprime, nos obsesiona, nos hace consumir amor, vender amor y sufrir como zombis. He querido hacer personajes que muestren esos vicios y que sea el público quien haga sus propias conjeturas. No pretendo cambiarle el chip a nadie, sólo sacudirme mis tormentos amorosos y divertirme.”