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Al reportar, el MP siempre dice: Seguro en algo andaban

Cuando desapareciste me mutilaron la vida, señala madre de una víctima
 
Periódico La Jornada
Lunes 19 de septiembre de 2016, p. 12

Los agentes del Ministerio Público en el país cuestionan, casi en su generalidad, a los padres, madres, esposos, hermanos, tíos o hermanos que acuden a denunciar la desaparición de un familiar: ¡Seguro en algo andaban!

Ante ese constante señalamiento apresurado, el representante de la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh), Jesús Peña, responde a los funcionarios públicos: “¡Sí, en algo andaban… estaban en su casa, en su trabajo, en una fiesta y de ahí los fueron a sacar!”

La historia de Gloria Karina Oliva Ayala

“Karina no ha vuelto a casa desde el 7 de enero de 2015; fue a una entrevista de trabajo a un establecimiento de comida afuera del municipio de Ciudad Juárez, Chihuahua.

“La contrataron para presentarse al día siguiente; sin embargo, a la casa nunca llegó. Un empleado fue a buscarla para preguntar la causa de su ausencia, y desde ahí empezaron las especulaciones.

Las cámaras de seguridad no alcanzaron a distinguirla después de su entrevista, y en la zona donde se le vio por última vez se notan los vestigios de lo que alguna vez fue un espacio comercial, escenario escalofriante que dejó a su paso la guerra contra el narcotráfico, señala el testimonio escrito hecho por Eduardo, hermano de la víctima.

En el texto se lee: “A Karina no se le echa de menos por su alegría. Se le extraña por ser una mujer libre y auténtica, adjetivos que casi nunca vienen juntos. Sabe mucho de sonrisas y poco de rencores. La armonía física que combinan sus ojos cafés claro, su complexión delgada, su metro sesenta de estatura, cabello lacio negro, a veces de colores, como su personalidad, hacen que su sencillez se agudice.

Cada principio de año simboliza un nuevo comienzo, pero el de Karina se quedó pausado, como se quedaron pausados sus planes de juventud, de conciertos de libertad...

El de Irving Javier Mendoza de Alejandro, desaparecido el 17 de agosto de 2010, en Monterrey, Nuevo León, es otro caso.

Su madre, Martha de Alejandro, escribió su historia. Hijo, me mutilaron la vida. Hoy te hablo, pero no me contestas. Cuando entre lágrimas abrazo tus fotos, todas mis oraciones son en tu nombre. Te juro que tengo miedo, pero jamás dejaré de buscarte, mi amor. Cinco largos años han transcurrido, pero yo seguiré luchando para que se haga justicia. Verdad y castigo para los responsables, gritaré por todas partes.

En el texto que preparó para un libro que relata las historias de 14 personas desaparecidas en México, la madre de Irving Javier relata: “soñaba con ser piloto de avión cuando fuera grande. De pequeño me decía: ‘te compraré todo lo que te hace falta’. A los 12 años decidió ya no ir a la escuela.

“A los 17 años, Irving se convirtió en padre de un niño, Uriel, quien vino a llenar su vida y a cambiarlo todo. Todo lo que hacia estaba enfocado en la felicidad de su hijo. Al año siguiente nació Ingrid, su otra hija...

Su madrina recuerda que como dos semanas antes de que lo desaparecieran, andaba muy juguetón. Dos semanas después me llamó mi hermana para decirme que a Irving se lo llevaron unos hombres encapuchados. Fue terrible, pasaron las horas y los días. Siguen pasando los años y aún esperamos noticias de él; queremos que regrese para que la familia esté completa.

Estas son historias del libro La presencia de la ausencia, escritas por los familiares de los desaparecidos en el país, para que no se olviden, para que ellos no sean sólo números.