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Miles de ambientalistas, activistas y otras etnias se suman a la protesta sin precedente

Resisten siux contra la construcción de un oleoducto en Dakota del Norte

Las tribus siempre hemos pagado el precio de la prosperidad de Estados Unidos: jefe indígena

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En imagen de hace unos días, bloqueo para impedir el acceso de bulldózers a la zona de construcción del oleoducto en Dakota del NorteFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 15 de septiembre de 2016, p. 27

Nueva York.

Miles de indígenas, ambientalistas y activistas defensores de los derechos civiles están frenando la construcción de un oleoducto en Dakota del Norte con el apoyo de más de 180 naciones tribales, estudiantes, artistas, ecologistas y políticos de todo el país y el extranjero, en uno de los actos de resistencia indígena más importantes en por lo menos medio siglo.

Más de mil indígenas acampan –varios en sus tradicionales tipis– en el río cannonball, en las afueras de la reserva siux de Standing Rock, para frenar la construcción de un oleoducto de unos mil 800 kilómetros diseñado para transportar petróleo extraído por fracking de la región Bakken, en Dakota del Norte, a refinerías en el sur de Illinois: un proyecto de 3 mil 700 millones de dólares.

Los indígenas señalan que el oleoducto Dakota Access cruzará territorios indígenas protegidos en tratados, cementerios sagrados y, a poca distancia, el gran río Misuri, fuente de agua potable y uso agrario para millones de estadunidenses.

El viernes pasado, poco después de que un juez federal se negó a emitir una orden para suspender la construcción en respuesta a una demanda judicial presentada por los indígenas, el gobierno de Barack Obama, en un acto inesperado, solicitó que la empresa suspendiera de manera temporal las operaciones de construcción del oleoducto.

El gobierno federal reconoció las quejas de los indígenas de que no fueron plenamente consultados sobre el proyecto y sus impactos sobre sus tierras. La suspensión sólo afecta la región donde están las protestas y no todo el proyecto. Las agencias federales declararon que durante esta pausa realizarán evaluaciones en consulta con los indígenas no sólo aquí, sino en otros proyectos parecidos en el país.

El anuncio fue considerado un giro clave en esta disputa con los activistas indígenas, pero aún no está claro cuál será el resultado, ya que el proyecto no se ha cancelado. Activistas afirman que continúa la construcción, a pesar de la solicitud del gobierno a la empresa, y hubo más arrestos en la zona.

De hecho, este miércoles llevaron sus demandas de anulación del proyecto hasta la Casa Blanca, donde el ex candidato presidencial Bernie Sanders, entre otros, se sumó al acto de protesta.

Mientras, Energy Transfer Partners, empresa encargada de la construcción, ha presentado demandas contra dirigentes indígenas por las protestas; los acusa de bloquear el acceso a la zona de construcción, invasión a propiedad privada y amenazas a los trabajadores.

El campamento de resistencia ha crecido en las últimas semanas –comenzó en abril– con representantes de más de 90 tribus, más ambientalistas de varias partes del país, y recientemente se sumó un contingente de activistas del nuevo movimiento de derechos civiles Black Lives Matter. Para algunos es un momento clave para generar nuevas solidaridad no sólo entre indígenas, sino con otros movimientos y agrupaciones.

En días recientes, actos de desobediencia civil no violentos han sido reprimidos por fuerzas de seguridad privadas, mientras fuerzas policiacas estatales y locales han obstaculizado el paso a la zona en disputa y han generado más tensión en toda la zona. Se han realizado decenas de arrestos en los enfrentamientos.

La semana pasada autoridades estatales emitieron una orden de arresto contra Amy Goodman, conductora del noticiero nacional independiente Democracy Now!, por ingresar a propiedad privada cuando reportaba sobre un acto de violencia de guardias privados contra activistas. Ella ha declarado que eso es un violación inaceptable a la libertad de la prensa. Carlos Lauria, del Comité de Protección de Periodistas, denunció que la orden de arresto es un intento transparente de intimidar a reporteros que cubren protestas, y exigió que las autoridades anulen esta orden.

Para los indígenas siux, como tantos otros, esto es un ejemplo más de cómo se han violado e ignorado acuerdos y tratados a lo largo de su historia, sobre todo para que intereses empresariales, con la aprobación del gobierno, tengan acceso a la explotación de recursos naturales. Sea oro de los Black Hills, hidrofuerza del Misuri u oleoductos que amenazan nuestro legado ancestral, las tribus siempre hemos pagado el precio de la prosperidad de Estados Unidos, escribió David Archambault II, presidente de la tribu siux de Standing Rock en un artículo de opinión en el New York Times hace un par de semanas. Agregó que proteger aguas y nuestros lugares sagrados siempre ha sido el centro de nuestra causa.

Entre banderas de varias naciones indígenas, tipis, tiendas de campaña y pintas con la leyenda: Mni wiconi, o Agua es Vida en lakota, reportes describen diálogos y ritos a ritmo de tambores tradicionales, actos culturales e intercambio de cuentos y leyendas indígenas mientras se reciben mensajes de solidaridad de varias partes del país y del mundo. Y claro, sesiones de estrategia y de información sobre el acontecer.

Figuras culturales y políticas han expresado su apoyo, desde Leonardo DiCaprio –con la Gran Nación Siux para proteger sus aguas y tierras, tuiteó– y otros actores, al ex candidato Sanders y la candidata presidencial Jill Stein, del Partido Verde, entre muchos más.

Lo que está ocurriendo en Standing Rock se siente como un nuevo movimiento de derechos civiles que ocurre en la confluencia de derechos ambientales y derechos humanos y surge de los últimos 60 años de experiencias vividas en poder popular y cambio del mundo, escribe Rebecca Solnit desde el sitio de protesta en The Guardian. Aunque aún no se sabe en qué acabará esta acción, afirma, ha generado un nuevo movimiento. Sólo es un inicio, pero es un inicio espectacular y un recordatorio de que a veces el futuro lo construyen soñadores y guerreros que se juntan inesperadamente.