Capital
Ver día anteriorSábado 3 de septiembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Cualquiera da la vida por los suyos, pero los policías, por cualquiera

Daniel González estuvo a punto de ser arrastrado por un joven que quería suicidarse

Hay muchas emergencias, ayudamos y no volvemos a saber de la gente, apunta

Foto
El director ejecutivo de la Zona Norte de la Secretaría de Seguridad Pública, Daniel González, lamenta que los ciudadanos afirmen que los uniformados son corruptos, ignorantes, gordos y hasta delincuentes; ya son los menos, afirmaFoto Alfredo Domínguez
Foto
Con 20 años de servicio, el jefe Atila estudió una maestría en derecho, fue instructor de tiro y ha formado parte de los grupos especiales Fuerza de TareaFoto Alfredo Domínguez
 
Periódico La Jornada
Sábado 3 de septiembre de 2016, p. 32

Cualquiera da la vida por los suyos, pero los policías la dan por cualquiera, afirma Daniel González Hernández, conocido como el jefe Atila en la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México.

El director ejecutivo de la Zona Norte (que abarca las delegaciones Venustiano Carranza, Iztacalco y Gustavo A. Madero), sabe de lo que habla.

Hace tres meses apenas, sobre el puente vehicular Eje 3, en Venustiano Carranza, un joven pretendía quitarse la vida, en su intento estuvo a punto de arrastrar consigo a Daniel, quien finalmente le salvó la vida.

Eran alrededor de las nueve de la noche y las cámaras de videovigilancia reportaron a un hombre trepado en las protecciones exteriores del puente.

Estaba supervisando una estación de policía cuando escuché el llamado de emergencia, recuerda el uniformado.

Al llegar al sitio, el joven, de 22 años, empezó a platicar con el agente bajo la advertencia de aventarse si se acercaba. Enfrentaba problemas con su esposa e hijos, no tenía empleo ni dinero para darles de comer. Durante los 10 minutos de conversación, la idea constante del sujeto era que ya no quería vivir.

De pronto, ocurrió un choque de autos sobre el puente. Un conductor que trataba de ver lo que ocurría bajó la velocidad y otro vehículo que venía atrás lo impactó. Ese momento fue crucial.

“El joven se desorientó, yo quedé a un lado y el jefe Asgar del otro.

Mientras él le ofreció un cigarro al joven, yo me acerqué hasta quedar a unos centímetros de donde colgaba. Mi intención era abrazarlo, pero volteó y quedamos frente a frente.

Sin decirle nada, el jefe Atila le ofreció la mano, el joven la tomó y en ese mismo instante se aventó al vacío.

Con la otra mano lo alcance de la playera. Fueron unos segundos que me parecieron horas. No aguantaba el peso del muchacho. Mis pies casi se despegaron por completo del piso. Por un momento pensé que me iba a caer con él.

Cuando sus compañeros lo auxiliaron, el uniformado les reclamó la tardanza. Tras ver los videos captados por las cámaras se dio cuenta que sólo fueron unos instantes.

El peleó conmigo por arrojarse, me arañó la cara y parte del cuerpo para que lo soltara, me lo pedía repetidamente, pero no lo hice.

González Hernández nunca volvió a saber del joven, pero eso, apunta, les pasa seguido. Hay muchas emergencias donde salvamos la vida de alguien y no sabemos más de ellos. Sin embargo, estos hechos nos marcan.

El uniformado estudió derecho y una maestría en la misma área. Fue instructor de tiro de la SSP y formó parte de los grupos especiales de Fuerza de Tarea, como el de francotiradores. También ha sido responsable de la Policía Ambiental y director ejecutivo de la Policía Metropolitana, entre otros cargos.

Tras más de 20 años de servicio, Daniel González Hernández entiende que la sociedad ve a la policía como una parte del cuerpo del Estado y, por tanto, recibe agresiones e insultos.

Es común que generalicen y asuman la misma historia de siempre: policías corruptos, ignorantes, mugroso, gordos y algunos hasta delincuentes, pero ésos ya son los pocos y somos muchos los que damos la vida por el otro, finalizó el oficial.