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La impunidad de los desarrolladores pone en peligro las viviendas de vecinos

La fiebre inmobiliaria amenaza el patrimonio histórico en la Cuauhtémoc

El INAH y la delegación han hecho oídos sordos a quejas y peticiones

Polémica por la demolición de baños Mina, ubicados en la colonia Guerrero

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La demolición de los baños Mina preocupa a los vecinos por los daños a las construcciones aledañas, algunas de ellas consideradas patrimonio históricoFoto Rocío González Alvarado
 
Periódico La Jornada
Domingo 21 de agosto de 2016, p. 29

Sin exhibir ningún permiso, los antiguos baños Mina, ubicados en la colonia Guerrero, delegación Cuauhtémoc, comenzaron a ser demolidos, lo que ha ocasionado daños en un inmueble aledaño, construido hace más de un siglo y catalogado como patrimonio histórico.

Durante un recorrido, los inquilinos explicaron que las constantes vibraciones ocasionados por el derribo han causado estragos en los viejos muros de recarga hechos con adobe, sin que nadie se haga responsable por los daños.

Emma Legarazu, una de las vecinas afectadas, aseguró que ya notificaron de esta situación tanto a la autoridades de la delegación Cuauhtémoc como al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para que intervengan y detengan la obra, pero a la fecha ambas instancias han hecho oídos sordos a su petición.

La preocupación de los residentes del inmueble ubicado en la calle de Mina 106 es mayor debido a que en el predio contiguo se pretenden edificar departamentos, lo que a su juicio incremenetrá los daños. Este edificio tiene cerca de 140 años y se ha mantenido en pie porque tiene muy buenos cimientos, pero obviamente en cuanto empiecen a excavar, se van a deteriorar, expresó.

El edificio de tres niveles, con patio central y largas escaleras entre un piso y otro, alberga nueve departamentos, que han pasado de generación en generación. Aquí vivió mi abuela, aquí nací hace 44 años, no es justo que el patrimonio familiar se venga abajo porque nos alcanzó la fiebre inmobiliaria y los desarrolladores actúan con impunidad, lamentó Legarazu.

Las afectaciones que padecen hoy se suman a las causadas por la demolición, realizada en 2015, de lo que eran las instalaciones de Casa Alianza en la calle de Esmeralda, donde también se proyecta un torre de 15 pisos para oficinas. Tiraron todo, nos dañaron el muro de recarga de la parte trasera y aún falta que empiecen a excavar para construir, agregó.

Norberta Morales, otra de las vecinas, relató que en alguna ocasión intentaron cambiar el portón y acudieron a la delegación a pedir autorización. Nos dijeron que no podíamos, porque estaba considerado monumento histórico y nos mandaron al INAH, ahí tampoco nos apoyaron. No quieren que cambiemos nada, pero otros vienen y destruyen y no hacen nada, criticó.

Los vecinos exigieron que las autoridades intervengan y hagan su trabajo. Primero que nada pedimos que se detengan las obras y revisen cuál es la situación que enfrentamos, que obliguen a las constructoras a reparar los daños y se nos garantice la salvaguarda de nuestro patrimonio, expusó Morales.