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México SA

Los empleos de EPN

Más, pero sin calidad

Salarios miserables

E

s previsible que en su ya cercano Informe de gobierno (el número cuatro, en este caso) Enrique Peña Nieto destacará los grandes logros de la reforma laboral y, por ende, los empleos formales generados a raíz de tal modificación, la cual, dicho sea de paso, fue uno de los remates del calderonato, aunque la actual administración se cuelgue la medallita.

Hasta julio pasado (la estadística más fresca) el gobierno federal presume la creación de poco más de 2 millones de empleos formales a lo largo de sus 44 meses de estadía en Los Pinos. De ese total, alrededor de 90 por ciento corresponde a plazas permanentes y el restante a plazas urbanas eventuales. Sin duda es un buen monto, pero en el mejor de los casos sólo alcanza para satisfacer la mitad de los puestos demandados por los mexicanos en edad y condición de laborar, es decir, sólo uno de cada dos de ellos tuvo acceso a la formalidad.

De cualquier suerte, poco más de 2 millones de mexicanos ingresaron al sector formal y, vista así, esa será la buena noticia del citado informe, y sin duda será uno de los asideros que EPN utilizará a la hora de resumir el éxito de Peñalandia.

El problema comienza a la hora de desmenuzar la información sobre tales empleos formales, pues revela la ínfima calidad –laboral y social– de las plazas generadas, mientras la informalidad es la dueña de la fiesta, en la que prácticamente seis de cada diez mexicanos sobreviven.

Sobre el particular, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, adelanta su más reciente análisis, en el que subraya que no hay mejoría en las condiciones laborales del país, e incluso continúan deteriorándose.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (Inegi) para el segundo trimestre de 2016 la población desocupada de nuestro país representó 3.9 por ciento de la población económicamente activa, proporción inferior a 4.3 por ciento registrado durante el mismo periodo del año pasado, de tal forma que la tendencia de la tasa de desocupación sigue mostrando una trayectoria a la baja.

Bien, pero a pesar de lo anterior la generación de empleos de calidad continúa siendo escasa. Al revisar las cifras en torno al número de alzas en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), apunta el CIEN, se aprecia que la tasa de crecimiento anualizada del primer semestre de 2015 fue de 4.4 por ciento, mientras que para el mismo periodo del año en curso el incremento fue de 3.7 por ciento, contemplando tanto a los trabajadores permanentes como a los eventuales urbanos.

El menor dinamismo en dicha variable es reflejo sin duda de la desaceleración en la actividad industrial mexicana, ya que el sector que genera las mayores alzas ante la institución de salud, la industria de la transformación (manufacturas), mostró un menor ritmo de crecimiento en sus registros ante el IMSS (5.3 por ciento en 2015 comparado con 4.2 de 2016). El problema se agrava, pues dicho comportamiento no es exclusivo de las manufacturas.

La construcción exhibió también una tasa de variación inferior (11 por ciento en 2015 en comparación con el 2.4 de 2016), e incluso las industrias extractivas reflejaron una caída más profunda (-4.5 por ciento en contraste con -5.3 del año en curso). Si bien el incremento en el número de trabajadores registrados ante el IMSS no indica en su totalidad la generación de empleos formales, sí permite entrever que la creación de los mismos ha sido menor que en semestres anteriores.

Lo anterior, por lo que toca al volumen. Ahora, por el lado de la calidad. Documenta el CIEN que la evolución de las remuneraciones salariales no ha sido favorable, pues el número de personas que ganan hasta un salario mínimo se incrementó 16.4 por ciento, mientras la cantidad de trabajadores que devengan hasta dos salarios mínimos aumentó 7.2 por ciento. En síntesis, a pesar del incremento en ocupación, las remuneraciones salariales altas continuaron a la baja.

En contraste, los rangos que contabilizan las percepciones salariales más altas retrocedieron con respecto a lo alcanzado el año pasado, en donde la caída más significativa se presentó en aquellos que ganan más de tres y hasta cinco salarios mínimos con una variación negativa de -9.2 por ciento. También se redujo (3.9 por ciento) el número de trabajadores que obtienen más de cinco salarios mínimos, e incluso el de aquellos que obtienen entre dos y tres (0.3 por ciento).

Más empleo, menos salario. Tal escenario implica que si bien se han generado empleos, las remuneraciones de los mismos no son las más elevadas, ya que la mayor concentración de la población ocupada se ubica en el rango salarial que va de más de uno y hasta dos salarios mínimos (alrededor de 14 millones de personas), en tanto que los que ganan más de cinco salarios mínimos representan la minoría del mercado laboral de nuestro país (casi 3 millones de trabajadores).

Ante la falta de empleos de calidad, los trabajadores tienden a ocuparse en el sector informal pese a las limitantes que ello implica, como la carencia de prestaciones de ley o el acceso a un crédito bancario. Al cierre de junio pasado el número de personas ocupado en la informalidad ascendió a 29 millones 412 mil (un incremento de 1.1 por ciento respecto a la cifra del segundo trimestre de 2015), monto que representa 57.2 por ciento de la población ocupada y que aporta muy poco a la generación de valor en la economía.

Las bajas remuneraciones salariales provocan en cierta medida que la población sólo pueda adquirir los bienes necesarios (en ocasiones ni eso) para satisfacer sus necesidades básicas. Adicionalmente, la carencia de prestaciones laborales hace más complicado la consecución de una mejor calidad de vida. En este sentido, el acceso a las instituciones de salud es otra condición del mercado laboral que poco ha mejorado. Si bien el número de trabajadores que pueden acceder a dicha instituciones se incrementó 2.8 por ciento, la cantidad de personas que carecen de dicha prestación asciende a más de 32 millones, cifra que es casi del doble comparada con aquellos que sí cuentan con dicha prestación (alrededor de 19 millones).

Entonces, el inquilino de Los Pinos festejará la creación de poco más de 2 millones de plazas formales, pero el problema no sólo es la cantidad, sino la calidad, y en ambos casos gobierno y patrones salen debiendo, y mucho.

Las rebanadas del pastel

Y el billete verde cierra semana financiera en 18.58 micropesitos, mientras el barril petrolero ronda los 40 dólares.

Twitter: @cafevega