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Rio 2016

La doble fractura de Samir Ait el más reciente ejemplo

Multiplicar riesgos, la cara oscura de un deporte cada vez más espectacular
 
Periódico La Jornada
Lunes 15 de agosto de 2016, p. 7

Río de Janeiro.

Fue la primera imagen de la gimnasia en Río. Antes de las exhibiciones de Biles y la cátedra de Uchimura, los focos temblaron con la escalofriante fractura del francés Samir Ait Said, la cara oscura de un deporte cada vez más espectacular que vive haciendo equilibrios sobre la frágil frontera del peligro.

En un segundo a Samir Ait se le quebraron dos huesos; cuatro años de trabajo y el sueño de toda una vida dedicada a un deporte que hace parecer fácil lo imposible. Pero esa sensación de volar y burlarse de la gravedad con piruetas es una droga mucho más fuerte que el dolor de una pierna partida. No grité: enseguida supe que todo había terminado, contó tras ser operado.

Algo peor le ocurrió al ex gimnasta colombiano Jesús Romero. El 12 de marzo de 2002, una semana después de proclamarse campeón nacional y con el camino a Atenas ya trazado, Jesús Romero cayó inmovilizado en la moqueta del Centro de Alto Rendimiento de Bogotá. Estaba entrenando una pirueta de su ejercicio de piso y aterrizó sobre el cuello. Quedó cuadrapléjico. Después vinieron 25 días en cuidados intensivos y tres meses en el hospital para tratar de estabilizar la vida de este joven de 18 años al que se le había roto el destino. Pero no el cariño a su deporte.

Nunca le he tenido rencor a la gimnasia, siempre le he tenido el mayor respeto y amor, porque la llevo en las venas, es mi pasión, cuenta Romero, quien ahora trabaja para ir a los Paralímpicos de Tokio, tras quedarse a las puertas de Río.

Algunos especialistas consideran que la gimnasia se ha vuelto un deporte más complicado y que la dificultad le ganó la batalla al virtuosismo.