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En su nueva novela, Mario González Suárez especula sobre un origen sin padres

Sin historia familiar seríamos como androides, plantea autor de Verdever

Gusta de explorar la realidad como una experiencia por descubrir, explicó en entrevista

 
Periódico La Jornada
Domingo 31 de julio de 2016, p. 5

Explorar el origen, responder cómo o qué seríamos si no tuviéramos padres, sin una vida condicionada por la historia familiar. Esa es la novela Verdever del escritor mexicano Mario González Suárez, que se presentó hace unos días en la sede de Ediciones Era, en la colonia Roma.

Mi propósito literario siempre ha sido la exploración de la realidad, que para mí es algo que está por descubrirse, no es algo objetivo o que puedas investigar en el periódico, una enciclopedia o biblioteca: la realidad necesariamente es una experiencia, expresa el autor en entrevista.

En el caso de Verdever “es una exploración sobre el origen. Uno de los temas que he trabajado en otros libros es el de la familia, la familia en un ámbito muy nacional, como en De la infancia o Faustina, y hago otras exploraciones de tipo más mitológico y sicológico; este libro pertenece a esa vertiente. Creo que la pregunta de la que parte es cómo seríamos si no tuviéramos padres, porque todos nosotros tenemos una vida condicionada, a veces excesivamente, por la historia familiar; esa misma historia familiar parece que nos impone quiénes somos, porque repetimos modelos o programas, o ambiciones de los antepasados. Una posible respuesta es que seríamos una especie de androides o robots, entonces cómo es que comienza esa criatura de inteligencia artificial”.

En esta novela el sexo, el incesto y el erotismo son elementos transgresores. “El sexo es lo que nos ata a esa naturaleza con la que se quiere romper el vínculo. Muchas de las cosas que voy explorando en el libro, no creas que lo fui premeditando tanto, tenían una intención mas no un guión, sino que a partir de las imágenes o de los temas que me interesan dejaba que fluyeran las cosas; entonces, el incesto también es una metáfora de romper ese vínculo, es una manera donde el hombre vuelve a juntarse de tal forma que puede alejarse de la naturaleza.

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En entrevista, el narrador habló sobre las intenciones literarias de su reciente obraFoto Francisco Olvera

El incesto mitológicamente no es una conducta humana, sino divina. El incesto hace recobrar una conciencia perdida, andrógina, y el héroe al final está atrapado otra vez en la naturaleza, porque se va a repetir el ciclo de una manera que no esperaba.

Fueron cinco años de escritura interrrumpida. La primera versión de Verdever la realizó en tres meses, y después fue el proceso de correcciones. “Me llevó varios años, no te voy a decir que estuve escribiéndola todos los días, la fui escribiendo de a poco, porque me resultaba muy perturbador. Cuando comencé a elaborarla fue hace poco más de cinco años, cuando me iba al trabajo, de manera totalmente inesperada, iba en el coche y comenzaba a aparecer, salía el personaje... hasta me daba risa cómo se afirmaban cosas con mucha seguridad, y dije: ‘bueno, voy a comenzar a escribirlo’.

“Hice una primera versión de esta novela como en tres meses, escribí todo lo que aparecía en el camino a mi trabajo, ahí estuvo como incubándose; luego hice Faustina, que no tiene nada que ver con Verdever, y a lo largo del tiempo sabía que estaba ahí como un tumor o como un engendro que iba creciendo, latía. El año pasado me concentré en llegar al final de este libro que, podría decir, es la continuación de Dulce la sal, que publicó Pretextos, en España, en 2008.”

Ahora, ya publicada, me siento un poco perplejo e inseguro. A veces no sé qué hice.