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Se empeñaba en dar individualidad a los abandonados, expresó a La Jornada en 2007

Murió Héctor Babenco, cineasta preocupado por los excluidos

Tenía 70 años

El director argentino naturalizado brasileño obtuvo premios en festivales internacionales

Su cinta El beso de la mujer araña ganó el Óscar a mejor actuación masculina

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Babenco también filmó El rey de la noche, Lucio Flavio, Brincando en los campos del Señor, Ironweed, Corazón iluminado y Carandiru. En la imagen, el cineasta en Roma, en 2007 Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Viernes 15 de julio de 2016, p. 8

Héctor Babenco era un retratista audiovisual que se empeñaba en “dar individualidad a aquellos que la sociedad define como prisioneros, excluidos, abandonados… fuera de la ley; siempre quise decir quiénes eran esas personas y qué motivos o pasiones los llevaban a tener determinado comportamiento”.

Ese comentario que dijo a La Jornada en 2007, cuando la Cineteca Nacional le organizó una retrospectiva, caracterizó al cine de este realizador argentino-brasileño que pudo rodar en tres idiomas: español, portugués e inglés.

Algunos de estos rodajes fueron premiados en festivales como el de Cannes y también obtuvieron candidaturas, incluso un premio Óscar.

El rey de la noche, Lucio Flavio, Pixote, El beso de la mujer araña, Brincando en los campos del señor, Ironweed, Corazón iluminado y Carandiru –que protagonizó el mexicano Gael García Bernal– fueron algunos de sus filmes.

Descendiente de judíos ucranios y polacos, Babenco vio luz por primera vez hace 70 años en Mar del Plata, Argentina. Dio su último respiro el miércoles pasado en el hospital Sirio-Libanés de Sao Paulo, Brasil.

Cuando era adolescente descubrió el cine de la nueva ola francesa.

A los 17 años, influido por la literatura beatnik, dejó su hogar. La primera parada fue Brasil. Poco después siguió Europa, donde residió hasta 1969. Durante ese periodo ejerció todo tipo de trabajos, incluso actuó como extra en spaghetti westerns filmados en España.

Imposibilitado de retornar a Argentina por ser considerado desertor del servicio militar, se instaló en Sao Paulo, donde trabajó de fotógrafo en restaurantes.

En 1975 realizó su primer largo: El rey de la noche. Dos años después se naturalizó brasileño para realizar una historia que, por primera vez, y en plena dictadura militar de ese país, narró las impunidades de las actividades corruptas de los policías: Lucio Flavio.

Babenco rodó Pixiote en 1980, con buena aceptación en varios países. Su siguiente cinta fue en inglés: El beso de la mujer araña, basada en la novela homónima de Manuel Puig, la cual recibió cuatro candidaturas al Óscar: mejor director, mejor filme, mejor guión adaptado y mejor actor. William Hurt, protagonista del filme, ganó la estatuilla de Hollywood y la Palma de Oro en Cannes.

Tras leer Ironweed, novela del estadunidense William Kennedy, Babenco la adaptó. Ambos protagonistas, Meryl Streep y Jack Nicholson, fueron postulados al Óscar. Brincando en los campos del Señor fue escrita por él junto con el francés Jean-Claude Carrière, guionista de Luis Buñuel. Fue filmada en inglés con elenco internacional.

Alejado por problemas de salud durante casi una década, realizó en 1998 Corazón iluminado. En 2003 dirigió Carandiru, adaptación del libro del mismo nombre sobre una cárcel en la que murieron 111 presos durante una incursión policial por un motín, en 1992.

Su última película fue My Hindu Friend (2015), con Willem Dafoe como protagonista. Narra los últimos días de un director de cine. Antes participó con un corto en la cinta Palabras de dioses, en la que también dirigieron Guillermo Arriaga, Álex de la Iglesia, Amos Gitai, Emir Kusturica e Hideo Nakata, entre otros.

Babenco y su cine permeado de compuestos sociales consideraba que el Estado tenía que apoyar la producción de cine de la misma forma que tiene que hacer escuelas para niños o construir hospitales para la gente que no tiene dinero; es obligatorio, porque si no lo hace, “nos transformamos en una free shop de aeropuerto. Creo que tiene que dar el modelo más democrático posible para que las productoras de la forma más independiente, puedan estructurarse para hacer las cintas que se les antoje”, aunque aseguraba que la historia nace en este momento en que el cine tiene cada vez más difícil contarnos historias nuevas.