Opinión
Ver día anteriorSábado 9 de julio de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Los obispos de Chiapas ante la insurgencia magisterial
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laticando con Eugenio Narcia Tovar, abogado chiapaneco, le expresé mi extrañeza de que en su estado natal, las riquezas naturales, la cultura ancestral, tantas luchas sociales –incluida la zapatista– contrastaran tanto con la pobreza de la mayoría, la desigualdad y baja calidad de sus gobiernos locales; que el colmo era ser la única entidad gobernada por el Partido Verde, sobre el cual, como suele afirmarse con razón, ni es verde ni es partido, sino un vulgar negocio familiar y de cuates.

Solo, Chiapas podría ser un país próspero para sus habitantes: cuenta con 30 por ciento de los recursos de agua dulce del país, es el tercer productor de carne, y a la vez, del mejor café, mango y papaya en México; qué decir de su riqueza energética minera y petrolera. Eugenio comentó que un elemento clave para entender la situación política en el estado era que la oposición partidaria, incluida la de izquierda, había sido domesticada por los respectivos gobernadores, y ello la había alejado de los movimientos auténticos. Es claro, los personajes van de un partido a otro de manera permanente, lo cual favorece que existan dos mundos: el de la política tradicional y el que se desarrolla en el seno de los sectores populares.

Al día siguiente de nuestra conversación, Eugenio me envió el texto suscrito por los obispos de Chiapas en relación con del movimiento magisterial que existe en esa entidad, uno de los enclaves fundamentales de la CNTE; para que recuperes tu optimismo, me dijo. Se trata de un pronunciamiento firmado por los representantes de la Iglesia de las tres diócesis del estado: Fabio Martínez Castilla y José Luis Mendoza Corzo, arzobispo y obispo auxiliar de Tuxtla Gutiérrez; Felipe Arizmendi Esquivel y Felipe Díaz Díaz, obispo y obispo auxiliar de San Cristóbal de las Casas, así como Leopoldo González González, obispo de Tapachula. En principio, destaca en la declaración pública la coincidencia de criterios entre todos los obispos del estado, lo cual no es común en otras entidades; también, la valentía y claridad de ideas frente a un movimiento social que crece y abarca a todo el país.

La comunicación va dirigida a los legisladores federales y subraya que la continuidad del diálogo es fundamental, y que éste debe ser orientado a dar un curso distinto a la reforma educativa. No se plantea la abrogación, sí su modificación. Hoy existen muchos elementos que acreditan que la reforma educativa se instrumentó de manera apresurada, excluyendo a los maestros y conforme a una visión que no corresponde a la realidad y necesidades del país. Los obispos señalan que su iniciativa se dirige al Congreso de la Unión, ya que la inconformidad más profunda es contra aquella medida y que la hizo el Congreso, pensamos que es conveniente que ustedes abran algún canal de diálogo con ellos. Escucharlos por el bien de la educación es un clamor de nuestro pueblo.

En un segundo punto, los obispos ponen el dedo en la llaga al advertir la incongruencia presidencial de ser obsequioso con los empresarios en relación con la ley 3de3 y negarse a un diálogo personal y abierto con los maestros. Textualmente señalan: Nos llamó la atención que el señor Presidente de la República regresó la ley sobre transparencia porque se lo pidieron los empresarios, pero se tiene resistencia para considerar algunos aspectos de la reforma educativa que piden los maestros. ¿Tienen más poderes e influencia los empresarios que los maestros?

No sabían los señores obispos que no sólo se regresó la ley 3de3 al Senado, sino que se suprimió totalmente cualquier referencia a la obligación empresarial para cumplir con lo que ellos reclaman a los políticos, lo cual era fundamental porque son ellos parte de los procesos comerciales y de contratación, donde operan con opacidad los procesos que generan corrupción. Basta tener presente el caso de la constructora Higa. Con este penoso capítulo se dejó en evidencia quién manda en nuestro país.

En un tercer punto, el pleno de obispos de Chiapas propone algunos temas que en el Congreso de la Unión se deben discutir. Destacan tres, que coinciden con los análisis de los especialistas en la materia más calificados del país. El primero, relacionado con el aspecto laboral, en el que sugieren los obispos que la reforma no debe orientarse a la pérdida del empleo; el segundo, relacionado con las evaluaciones, con el fin de que éstas se ajusten a las realidades locales, teniendo en cuenta las limitaciones y carencias de las mismas, y el tercero, garantizar que no haya un proceso de privatización de la educación, sino que el Estado cumpla su responsabilidad de dar educación gratuita.

Los obispos advierten respecto de los excesos por los bloqueos y manifestaciones magisteriales, pero, sobre todo, por parte de personas u organizaciones infiltradas. Terminan su pronunciamiento señalando que la implementación de la reforma deberá tomar en cuenta que Chiapas, Oaxaca, Guerrero y partes de Michoacán y Tabasco sufren rezagos ancestrales.

Este pronunciamiento es un ejemplo del tipo de catolicismo que necesita nuestro país, aquel que se coloca del lado de los intereses del pueblo; hoy, el movimiento magisterial trasciende ya la lucha de la CNTE y de los maestros en general; es un movimiento popular. Por ello, la negociación es la única salida posible al conflicto.

PD: Y el incremento al salario mínimo, ¿cuándo? Se prometió para junio, y ahora el gobierno afirma que algunos empresarios se resisten a aceptarlo. Con el incremento en los precios de los servicios básicos, esta decisión no puede esperar.