Cultura
Ver día anteriorViernes 8 de julio de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 

Barbara convierte prohibiciones en mensajes de alegría

Artista callejera gana premios y la sigue una legión en Alemania

¿Quién se esconde detrás de ese seudónimo?

En dos años se ha erigido en un éxito en Internet; 460 mil personas consultan su perfil en Facebook

 
Periódico La Jornada
Viernes 8 de julio de 2016, p. 7

Berlín.

Gana premios y no deja de recibir elogios, pero nadie sabe quién es. Barbara., así es como firma sus obras que tienen legión de seguidores en Alemania.

Transforma carteles de tráfico y hace de prohibiciones mensajes alegres, algunas veces serios. Barbara. –según su firma oficial– se ha convertido en dos años quizás en la artista callejera más seguida del país. Su identidad es un misterio y así debe seguir.

Su especialidad: adaptar carteles y provocar reacciones. Se hizo famosa con el mensaje Este tono de mando daña mis sentimientos, que colgó debajo de un letrero donde se podía leer Prohibido pegar.

Letras blancas sobre fondo negro es su seña de identidad. Algunas veces los pega encima de los letreros oficiales. En lugar del supuesto ¡Prohibida la entrada! ¡Peligro de muerte! se lee ¡Prohibido vivir! ¡Peligro de muerte!

Recientemente una exposición al aire libre mostró cerca de un centenar de sus obras críticas con la sociedad en la conocida Boxhagener Platz, en el popular barrio de Friedrichshain, en el este de Berlín. La entrada en su perfil de Facebook hacía pensar que estaría allí, pero cómo reconocerla entre todos los presentes. ¿Quién se esconde detrás del seudónimo? ¿Una mujer? ¿Un hombre? ¿O quizá un colectivo? Sólo hay indicios sobre su identidad.

Más joven que Angela Merkel

De acuerdo con el diario berlinés Tagesspiegel, un grupo de personas sintecho observó a una mujer de unos 40 años de pelo corto, rubio y rizado cómo el día antes de la exposición llevaba los carteles al parque. Máximo 1.65 metros de altura y buen aspecto, escribió el rotativo. Barbara quiere permanecer en el anonimato para poder seguir moviéndose libremente. Las entrevistas con ella son escasas y cuando tienen lugar no son ni en persona ni por teléfono, sino a través del chat de Facebook.

Según el Tagesspiegel, vive entretanto en Heidelberg, pero se queda también con frecuencia en Berlín. Sobre su sexo se declara persona. ¿Edad? Soy más joven que (la canciller alemana) Angela Merkel, pero mayor que Justin Bieber, es decir, entre 22 y 61 años.

El hecho de que supuestamente ni su círculo de amigos sepa de su pasión secreta encaja con su imagen. Debo prestar atención a no caer en datos contradictorios sobre cómo paso el tiempo, aseguró la artista en la nueva edición de la revista Grazia.

Cuando recientemente se le iba a entregar el prestigioso premio Grimme-Online circularon informaciones sobre si acudiría personalmente a la gala, sin embargo envió una representante.

Tampoco en la editorial de Colonia Bastei Lübbe que publicó un libro recopilatorio de sus obras nadie sabe quién es Barbara. Todo tuvo lugar de incógnito, dice una de las trabajadoras del sello, Sarah Fusshoeller. Las comunicaciones se hicieron a través de un intermediario, agregó. En octubre saldrá un nuevo libro.

Contra la homofobia

La pasión de Barbara tiene su origen en su infancia. En un paseo su abuelo le explicó lo que significaba una cruz gamada pintada en la pared. Cuando no pudo eliminarla con ayuda de un pañuelo y saliva, en el siguiente paseo pegó sencillamente encima del símbolo nazi un papel con un sol sonriente, recordó la artista.

Barbara se ha convertido en un éxito en Internet. Cerca de 460 mil personas siguen su perfil de Facebook. También tiene una cuenta en Instagram. Sus temas están orientados hacia la protección del medio ambiente y de la izquierda. Sus obras se alzan contra la homofobia y los hooligans, y denuncian también irregularidades en política agrícola.

Sin embargo, sus mensajes se centran en luchar contra la xenofobia y el populismo de derecha. Encuentro espantoso que tantas personas no hayan aprendido de la historia y se dejen envenenar por toscos eslóganes xenófobos, afirmó Barbara a Grazia.