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Impunidad y corrupción causaron la derrota, acepta

Niega que las elecciones pongan al PAN a un paso de Los Pinos

La sociedad está en lo correcto cuando pide que se castigue a gobernadores; si se prueban los delitos, el tricolor actuará con legalidad. La de 2000 sí fue una sacudida, y tuvimos la oportunidad de salir adelante, afirma la ex alcaldesa de Metepec

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Las divisiones internas también traen costos, afirma Carolina Monroy en relación con el hecho de que el PRI perdió siete de 12 gubernaturas que se disputaron el pasado 5 de junio. La imagen, durante la entrevista con La Jornada Foto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Jueves 30 de junio de 2016, p. 15

El diagnóstico de la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) es contundente: los gobernadores sí afectaron la elección del 5 de junio, cuando perdió siete de 12 estados en disputa. La presidenta del partido, Carolina Monroy del Mazo, señala que la militancia está enojada por lo que dejamos de hacer, inclusive darles las gracias, no son nuestros empleados.

Campea el desánimo en el priísmo y la impunidad irrita por los casos de corrupción, refuerza, aunque pide no generalizar cuando se le pregunta si los gobernadores priístas tuvieron el poder pero lo ejercieron sin moral.

En entrevista con La Jornada, rechaza que el PRI esté tocado y que el impacto de ese proceso coloque al PAN a un paso de la Presidencia. Si bien afirma que en la elección de 2018 cualquier cosa puede ocurrir, señala que el tricolor aún tiene tiempo de corregir y aprobar un estricto programa de selección de sus candidatos. Lo que no nos puede ocurrir es dejar de ver lo evidente a tiempo, expone.

Para la ex alcaldesa de Metepec, estado de México, la sociedad está en lo correcto cuando solicita que se castigue a gobernadores. Y si hay razón, el PRI no estará para cubrir acciones contrarias a la legalidad. Eso jamás. Si algo de esto se prueba y se configura la comisión de ilícitos, el PRI no habrá de respaldar nada por encima de la ley. Nada es nada. Ni a nada ni a nadie fuera de la legalidad, advierte.

Ni destape ni promoción

Monroy del Mazo se niega a hablar de su futuro político. No me destapo ni me promuevo, asegura, y confirma que su paso por la presidencia del partido es temporal, hasta que el Consejo Político Nacional elija a un nuevo dirigente.

–Usted asume la dirigencia en un momento de crisis. Manlio Fabio Beltrones citó a Luis Donaldo Colosio: lo que los gobiernos hacen sus partidos lo resienten.

–No sólo son determinantes en las derrotas, también en los triunfos. Hay condiciones y circunstancias muy particulares en cada entidad, que no necesariamente refieren corrupción o malos gobiernos. Pero en algunos casos, desde luego, fue el hecho.

“Divisiones internas también pasan costos y fue parte de la circunstancia. Y esta transición, no crisis, puede ser la gran oportunidad para pensar en serio y de fondo qué haremos. Y esto no puede ser un acuerdo de cúpula.

El PRI confirmó el 5 de junio que sigue siendo un partido con muy alta competencia, el único con opción real de ganar. Sin embargo, fue evidente la falta de participación social, y el origen no es sino el desencanto, la molestia, la frustración.

–¿Tiene tiempo el PRI de transformarse, cuando el PAN ya se asume regresando a Los Pinos?

–Es una percepción que se quiere construir y que hemos permitido porque no hemos sido suficientemente activos.

“Hemos tenido dificultades más fuertes que ésta. La de 2000, ¡esa sí que fue una sacudida! Y tuvimos la capacidad de recuperarnos y salir adelante.

“La honorabilidad y el prestigio institucional debemos construirlo entre todos, y el partido no puede ser comparsa o hacer como que no pasa nada. De ninguna manera.

Ocurren cosas en los estados de las que no podemos ser ajenos u omisos, pero que cada uno responda por sus actos. Lo que me preocupa es que no le vuelva a ocurrir al partido.

–Aunque habla de responsabilidades en lo individual, ¿los gobernadores afectaron al partido?

–¡Claro que lo afectaron!

–¿Está de acuerdo en que tuvieron el poder pero no lo ejercieron con moral?

–No podemos generalizar.

–Bueno, entonces le doy tres ejemplos: Quintana Roo, Chihuahua y Veracruz.

–Pero también está Sonora. Porque de pronto parece que sólo somos nosotros. Seamos parejos. Hoy parece que a todo lo que huele a PRI se le genera una asociación con ciertas conductas.

Lo que digo: ahí están las instancias, las autoridades que deben conocer de estos hechos, y si existe la prueba y se acredita, que procedan. Nosotros no estaremos ahí para tratar de detener absolutamente nada.

–Si ya afectaron al partido y éste no actuó a tiempo, porque se pidió castigarlos...

–Pero el PRI no es Ministerio Público.

–¿Y la justicia partidaria?

–Los casos se ventilan en el Consejo Político Nacional, ese es otro esquema. Lo que la sociedad solicita, y si se tiene razón, el PRI no estará para cubrir acciones contrarias a la legalidad. Eso jamás.

Buscamos habilitar un instrumento, tal vez con la Fundación Colosio, una herramienta que nos sirva de acompañamiento y evaluación permanente a nuestros gobiernos. Trabajar y actuar en la prevención es lo más indicado.

–De otra manera persiste la impunidad...

–Claro que sí. E irrita –mientras responde, Monroy del Mazo mueve la cabeza de un lado a otro, y añade: –No, no no.

–En su discurso de renuncia, Manlio Fabio Beltrones habló de mejorar la comunicación del PRI con el gobierno federal, y viceversa.

–En estos 10 meses de su dirigencia observé una comunicación muy directa con el Presidente (Enrique Peña Nieto), pero entendiendo que una cosa es el partido y el gobierno otra. Hay un límite imperceptible entre uno y otro, pero necesitamos estar todos absolutamente en la misma frecuencia.

No se trata de que el gobierno haga labores de partido o éste de gobierno, pero sí de que transitemos por vías distintas, paralelas, pero de acompañamiento.

–¿No hubo alejamiento, no se dejó al partido a la deriva?

–No observo ese alejamiento del Presidente con su partido. La comunicación fue muy directa y fluida, pero seguramente habrá mecanismos que se desprendan de esta relación que deben ser mucho más eficientes.

–El PRI se rige por simbolismos. Los priístas están inquietos porque no han recibido señales de hacia dónde va el relevo.

–He sido categórica en que esta es una etapa de transición. Mi función va en dos sentidos: garantizar unidad, con voz firme, y liderazgo.

No obstante que extrañamos a Manlio, el aparato continúa y son miles de militantes que necesitan recibir línea y señales. Ese esquema de, por un lado, contención y por otra activación; de contener el desánimo. ¿Cuánto tiempo seré presidenta? No lo sé, unas horas o un mes, pero sí por el tiempo que el Consejo Político y la militancia determinen. Será, desde luego, el esquema de partido que conocen bien.

–En todos los relevos de la dirigencia influye el Presidente. ¿Será así o, como en la elección pasada, donde finalmente se impuso la militancia?

–Los estatutos señalan el procedimiento, no tenemos por qué inventar. Desde luego que la opinión del Presidente es muy valiosa en su partido, es la más importante. El mecanismo es estatutario.

–Sí, pero también está su visto bueno.

–Participa y su opinión para nosotros es valiosísima. Aún no sabemos cómo y cuándo se decida, pero estamos construyendo un esquema de unidad.

–Percibe desánimo en las reuniones que ha tenido con sectores y militancia?

–Imagínese, si en seis estados donde somos gobierno ya no lo somos, ¡cómo no va a haber desánimo! Lo contrario no sería humano.

–¿Ve un PRI derrotado para 2018?

–¿Como por qué?

–Por el revés del 5 de junio.

–No. Tenemos un análisis poselectoral que muestra la realidad, que tampoco es echar campanas al vuelo y decir que todo está padrísimo, sino de darle la dimensión adecuada.

–El descontento que el Presidente define como mal humor social, ¿no alcanzaría para que el PRI pierda?

–No, siempre y cuando hagamos lo que debemos: ser muy cuidadosos en la selección de candidatos y privilegiar la unidad. Podemos discutir, pero en casa no nos retiramos la palabra, y mucho menos debiéramos meternos el pie.