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En Morelos, el mando único ha significado constante violación de derechos humanos

Graco Ramírez no tiene base social; donde va lo corretean: rector de la UAEM
 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de junio de 2016, p. 11

El rector sale al balcón de su oficina en un séptimo piso y señala primero un edificio, luego dirige el índice hacia otros tres, más o menos del mismo tamaño. Aquel lo hizo el gobierno del estado y costó lo mismo que estos tres que hicimos nosotros.

Así, en un pase, ilustra la confrontación de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) con el gobernador Graco Ramírez. Una disputa que rebasa, con mucho, los asuntos presupuestales de la institución. En su reciente informe de labores –por resumir–, el rector Jesús Alejandro Vera Jiménez no llamó a Ramírez por su nombre. Para hablar de su gobierno, sin embargo, usó la palabra tiranía.

Expresiones similares, dirigidas al mandatario, se escuchan todos los días en las plazas morelenses. En los meses pasados las han gritado los maestros jubilados, los militantes de Antorcha Campesina, perredistas disidentes, los universitarios a convocatoria de sus autoridades e incluso la grey del obispo de Cuernavaca, Ramón Castro.

La relación con la universidad

¿Quién apoya a Graco?, se pregunta al rector.

El doctor en sicología no se anda por las ramas:

El gobernador no tiene base social. Donde se para le chiflan, donde va lo corretean. Incluso en actos controlados, como una visita del secretario de Gobernación, se llevó gritos y chiflidos. Ya no puede ir a ninguna conmemoración de Emiliano Zapata. Si hubiese revocación de mandato, como él prometió en campaña, al día siguiente saldría del gobierno.

Al arrancar su gobierno, la relación de Ramírez con la universidad estatal era inmejorable. El gobernador nombró secretario de Educación a uno de los ex rectores de la UAEM, René Santoveña, integrante del mismo grupo que el actual rector.

La luna de miel duró poco. La legislatura saliente había aprobado establecer en la ley que la UAEM recibiera 2.5 por ciento del presupuesto del estado. Sin embargo, una vez en el cargo, Ramírez maniobró y ocultó datos para que el porcentaje fuera menor, según han denunciado persistentemente los universitarios.

Tras ese desencuentro, los conflictos se encadenaron uno tras otro.

El rector Vera dice que comenzaron a sucederse los incumplimientos de acuerdos y compromisos. De entrada, la construcción de un hospital universitario, promesa de campaña que el mandatario estatal olvidó.

La cosa no paró ahí. Vera dice que los hospitales públicos que dependen del gobierno estatal cerraron sus puertas a los estudiantes de medicina de la universidad pública para abrirlas a instituciones privadas. “Y en tareas como la capacitación a docentes dejan de contratar a la universidad para hacerlo con el Tec de Monterrey”.

–Guardando las distancias, ¿con Graco han tenido un trato como Javier Duarte con la Universidad Veracruzana?

–Creo que en términos porcentuales y proporcionales era más lo que Graco estaba reteniendo (800 millones de pesos de distintos rubros). Allá estábamos hablando de casi 2 mil millones, pero el presupuesto de la Veracruzana es infinitamente superior al nuestro. Lo cierto es que desde que llega Graco a la fecha, nuestro presupuesto ha bajado.

Quieren irse del estado

El desencuentro se fue extendiendo a rubros ajenos al presupuesto universitario. Con el poeta Javier Sicilia como funcionario de primera línea, la universidad se involucra en un amplio movimiento que exige seguridad pública y rechaza el modelo de mando único policial, buque insignia del gobierno de Ramírez.

El detonante son los asesinatos del profesor universitario Alejandro Chao y su esposa Sara Rebolledo. La universidad sale a las calles y desde entonces se desata una guerra en la que Graco Ramírez presume avances en materia de seguridad que los académicos niegan.

–¿Qué ha sido el mando único para los morelenses?

–Ha significado la constante violación de los derechos humanos. De hecho, los hallazgos de las fosas de Tetelcingo hacen suponer que hay ejecuciones extrajudiciales; casos en los que no se tienen necropsias ni carpetas de investigación, cuerpos con tiro de gracia.

Tenemos además un incremento de los delitos de alto impacto. No hay forma de que lo niegue, porque el Sistema Nacional de Seguridad Pública emite las cifras oficiales. En materia de secuestro, del sexenio de Marco Adame a la fecha hay un incremento de 366 por ciento. Existe un aumento importante de violaciones de mujeres, e incluso se declaró la alerta de género. En cuanto a los homicidios dolosos, las tasas que ya eran muy similares a las de Adame se están disparando este año.

Contra lo que sostiene el gobernador, Vera asegura que bajo el mando único se han incrementado la actividad delictiva y la percepción de inseguridad, siempre de la mano de la corrupción y la impunidad. El tema es tan grave que un tercio de los morelenses declara que, si pudiera, se iría del estado por la inseguridad.

Megaproyectos y espectáculos

Una vez que el conflicto aumentó, la UAEM se ha vuelto crítica persistente del gobierno de Graco Ramírez, mucho más allá de los asuntos universitarios. Comenzamos a cuestionar ya el conjunto de su proyecto de gobierno, un proyecto que no es de izquierda.

El rector Vera hace un repaso que incluye la proclividad del gobierno estatal por los megaproyectos (un gasoducto y dos termoeléctricas), la contratación de obra con empresas no morelenses y el trato de privilegio a las inmobiliarias que están acabando con las últimas áreas verdes en las zonas urbanas.

De un gobierno de izquierda esperaríamos apoyos a las economías locales, al comercio justo, pero es todo lo contrario; es traerse empresas que quiebran a los pequeños productores locales.

Vera sostiene que el de Graco Ramírez es un gobierno dedicado a simular, mentir y linchar al opositor.

Hacer trampa, sigue, es su divisa.

Por ejemplo, para aparentar que estamos en los primeros lugares en producción agropecuaria van y compran aguacate en Michoacán; lo traen, le pegan una etiqueta y lo quieren exportar como morelense (según el gobierno local, esa entidad ha exportado 200 toneladas de aguacate a la Unión Europea y en sólo tres años pasó del lugar 14 al cuatro en producción agropecuaria).

Los daños y El Carrete

En su recuento de daños, el rector Vera habla de un descuido total en materia de salud (no hubo campañas de fumigación contra el mosquito que transmite el chikungunya, por ejemplo) y del desprecio total del gobierno a la historia y la cultura morelenses, al traer 19 mil toneladas de basura a la zona oriente del estado, la zona del zapatismo.

La política cultural de Ramírez, dice el rector, ha sido política del espectáculo (Plácido Domingo y Sting en sonados conciertos de gala), porque no ha fortalecido a los artistas locales ni reivindica las culturas populares ni las juveniles.

En enero pasado, tras el asesinato de Gisela Mota, quien apenas duró unas horas de presidenta municipal de Temixco, el gobernador Ramírez acusó a varios alcaldes y otros políticos de tener vínculos con la delincuencia organizada y rechazar, por ello, el mando único.

Es intolerante a la crítica. No acepta que se le cuestione. Se irrita con facilidad, descalifica y utiliza a los medios de inmediato para linchar, dice el rector.

Cita el caso del ex diputado Julio Yáñez, a quien acusó de ser uno de los principales capos de la delincuencia; pues terminó la legislatura y no han procedido contra él.

Ni contra él ni contra otros: “Todo mundo sabe dónde se pasea El Carrete, (Santiago Mazari, líder del cártel de Los Rojos), y el mando único es incapaz de dar con él”.