Opinión
Ver día anteriorSábado 18 de junio de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Xavier Benguerel, Premio Victoria
M

adrid. En diciembre de 2015, el compositor catalán Xavier Benguerel (Barcelona, 1931) fue galardonado con el decimocuarto Premio SGAE de la Música Iberoamericana Tomás Luis de Victoria que otorga la Sociedad General de Autores y Editores de España a través de la Fundación SGAE. (Aclaración pertinente: formé parte del jurado que adjudicó el reconocimiento). Hace unos días, en la sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de esta ciudad, se llevó a cabo la ceremonia oficial de entrega del premio a Benguerel, coronada, como debe ser, con un breve concierto dedicado a algunas de sus obras de cámara en interpretaciones del Ensemble Iberoamericano.

Introspecció (2003) para clarinete sólo es una reflexión expresada en variados estados de ánimo, articulada con base en episodios distintos en los que el compositor contrapone alternativamente un enfoque activo a otro contemplativo, sin perder nunca un claro sentido del movimiento y la progresión. A lo largo de la obra (ejecutada con gran esmero por Hugo Rodríguez Herrero), Benguerel ofrece siempre articulaciones de gran claridad igualmente eficaces en todos los registros del clarinete. En Introspecció, el compositor ha logrado un balance cabal entre los aspectos técnicos y expresivos de su escritura.

A lo largo de Hexagrama (1997) para conjunto de cámara, se detecta con claridad un ensamblaje realizado a partir de ciertos gestos y figuras que funcionan como anclas del discurso. Aquí Benguerel emplea la percusión mayormente para color y no para ritmo, y el piano mantiene a lo largo de la pieza su rol como articulador del trabajo del conjunto, con una atención especial al uso de las resonancias (aunadas a las del vibráfono) como puentes entre unas ideas y otras. Sólo en las últimas páginas de Hexagrama, el compositor da a la percusión un rol más marcado (literalmente) para conducir con solidez a la música a una conclusión de una lógica impecable.

En su Fantasía dramática (2010) para conjunto de cámara, Xavier Benguerel otorga de nuevo al piano, vía varias cadenzas introductorias, un rol de conducción y unificación que abona a la transparencia del discurso estructural de la pieza. En momentos claves de la partitura, el uso alternado del clarinete y el clarinete bajo, así como de la flauta con el piccolo y la flauta alto, amplía de manera muy atractiva la paleta de color usada por Benguerel, quien se muestra como eficaz instrumentador a lo largo de toda la obra.

La audición de la Fantasía dramática al final del breve, pero muy ilustrativo programa (y más allá de las posibles intenciones de su título), permitió detectar en ella algunos elementos que permitirían, quizá, una sutil percepción narrativa del oyente. ¿Ayudaría, quizá el pensar lúdicamente en esta Fantasía dramática de Benguerel como un hipotético drama fantástico? El caso es que el Ensemble Iberoamericano realizó interpretaciones de mucha convicción y muy bien preparadas de estas tres obras del compositor galardonado. (Este concierto habría de repetirse un par de días después, naturalmente, en la Barcelona natal de Xavier Benguerel, con la adición de una obra al programa: In memoriam David Padrós, de 2016), homenaje de un colega suyo fallecido recientemente.

En suma, un trío de obras que muestran a Xavier Benguerel como un compositor de oficio sólido y maduro, poseedor de un manejo muy personal de la forma y el color en su música. En tanto compositor básicamente autodidacta, Benguerel se ha mantenido en general ajeno a los ismos y escuelas musicales de su tiempo, lo que no le ha impedido asimilar y procesar algunas nobles influencias a lo largo de los años; prueba de ello, por ejemplo, las pinceladas neo-bartokianas y posimpresionistas de las cadenzas del piano en la Fantasía dramática que cerró el programa.

Antes de la música, los discursos fueron breves, claros y certeros (algo podríamos aprender de ello para nuestras propias, farragosas e interminables ceremonias culturales) y de todo lo que allí se dijo, rescato puntualmente estas sabias palabras de Xavier Benguerel que, además de contener mucha verdad, ofrecen mucha tela de dónde cortar: Componer música es un misterio.