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Enfrenta orden de captura por ataques a las vías de comunicación y sabotaje

En Guerrero, el líder Servando Salgado pasó de aliado del gobernador a prófugo

Lo acusan de complicidad con el crimen organizado en bloqueo a la Autopista del Sol el 28 de abril

 
Periódico La Jornada
Viernes 27 de mayo de 2016, p. 14

El gobernador de Guerrero lo dijo muy seguro: Hay indicios de que estuvo presente la delincuencia organizada. Una batalla campal, que se saldó con 71 detenidos y un número indeterminado de heridos, había dado fin a un bloqueo de ocho horas de la Autopista del Sol, el pasado 28 de abril. Ayer, para poner el contraste, los maestros que rememoraron la desaparición de 43 normalistas bloquearon la citada vía durante una hora. Ya ni la Ceteg ni los ayotzinapos, dijo el gobernador, en referencia al bloqueo que se acompañó de la paralización de todo el transporte en la capital del estado.

¿Qué pasó? No me lo explico, expresó el gobernador Héctor Astudillo. No me lo explico, dice su aliado Servando Salgado, líder de transportistas y de pueblos de la sierra.

Pese a la fuerte y claridosa acusación del gobernador, los 71 detenidos fueron liberados. Su líder sigue oculto, pues pesa sobre él una orden de aprehensión por los delitos de ataques a las vías generales de comunicación y sabotaje (este no le permitiría ser liberado).

Cuadro priísta

Entrevistado fuera de Guerrero, el joven abogado (37 años) Servando Salgado Guzmán da su versión. Dueño de maquinaria pesada, propietario de un sindicato del autotransporte ligado al gremio Libertad, de Hugo Bello (que en la Ciudad de México ha sido investigado por extorsionar a empresarios), Salgado ha sido también un invaluable cuadro del PRI en Guerrero.

Tan es así que su acusador, el mandatario estatal, le dio una camioneta blindada apenas en noviembre del año pasado, una Cherokee con placas del estado de México que él uso en la campaña.

Salgado tuvo una carrera meteórica. De abogado sindical y empresario pasó, todo en unos cuantos meses de 2015, a ser dirigente del Consejo del Autotransporte de la región centro (que agrupa también al transporte urbano de pasajeros) y líder de la Unión de los Pueblos de la Sierra de Guerrero, que agrupa a unas 28 comunidades serranas donde lo conocieron apenas a mediados del año pasado, porque él es originario de Acapulco y nunca había tenido actividad política en esa zona.

Servando Salgado explica su liderazgo como una casualidad. Me pidieron asesoría como abogado y una cosa llevó a otra, dice. Periodistas locales y algunos políticos conocedores de la sierra, como Pioquinto Damián, arquean las cejas cuando se les pregunta sobre su trayectoria: Yo nunca lo oí mencionar, dice el político, por ejemplo.

La acusación del gobernador provoca al menos algunas dudas. ¿La delincuencia organizada estuvo al frente del bloqueo del 28 de abril?

¿Cómo explicar, entonces, que se haya liberado a todos los detenidos y que contra el principal dirigente exista una orden de aprehensión por delitos que nada tienen que ver con narcotráfico?

Servando Salgado atribuye todo a la mala operación de los colaboradores del gobernador: El gobernador no tiene la culpa, es gente de su gabinete que no le ayuda. La marcha se hizo porque quería que me escuchara el gobernador.

Salazar ha afirmado que el día del bloqueo llamó 20 veces a Salgado y que sólo en una ocasión le tomó el teléfono, medio minuto y para decir que no.

–Dice el gobierno que no podían acercarse a usted porque tenía dos círculos de seguridad, con hombres armados.

–José Martín Maldonado (subsecretario de Gobierno) siempre estuvo a unos cuantos metros de mí. Conforme pasaban las horas me puse más preocupado, lo que quería era ir al palacio y dejar el bloqueo.

En la versión de Salgado, el funcionario estatal, a quien califica de inepto, incluso lo acompañó en una combi al crucero de Chichihualco, donde las cosas se pusieron más feas y la Policía Federal puso en marcha el violento desalojo.

No sé qué pasó en el crucero. No eran mis líderes, yo vi gente desconocida. Y ahí me puse muy nervioso. Pero cuando empezaron a reprimir ya se estaba desbloqueando todo.

¿Qué pedían los habitantes de la sierra y los transportistas?

Salgado hace un largo recuento de las promesas incumplidas y afirma que, cansados de mesas de trabajo en las que les daban vueltas, decidieron realizar una movilización para demandar la creación de dos nuevas dependencias gubernamentales: la Secretaría de la Sierra y el Instituto del Autotransporte.

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El dirigente de transportistas dice que no se siente culpable de nada, más que de estar buscando el bienestar de la poblaciónFoto Arturo Cano

Se trataba, explica Salgado, de acelerar el paso y de evitar que los tuvieran entretenidos con demandas particulares de los pueblos, porque de ese modo sólo habían conseguido largas.

Es algo que va a favorecer políticamente al gobernador, porque estaría resolviendo temas que ningún mandatario estatal ha resuelto, dice que le dijo al subsecretario de Gobierno.

Hasta antes del bloqueo del 28 de abril, Salgado era un cuadro invaluable del PRI guerrerense. Y un cuadro de confianza. Se hizo cargo, por ejemplo, de resguardar el Congreso del estado para la toma de posesión de Astudillo: como transportistas cubrimos la toma de protesta del gobernador, porque no queríamos disturbios, o más disturbios de los que ya había por Ayotzinapa y de los maestros. Dormimos y despertamos ahí.

Y, efectivamente, las fotografías de ese 27 de octubre de 2015 muestran la sede del Congreso completamente rodeada de hombres con playeras blancas, los transportistas dispuestos a evitar cualquier incidente en la asunción del ciudadano gobernador.

Para evitar que los estudiantes de Ayotzinapa o los maestros echaran a perder la fiesta, Salgado se coordinó con el ex diputado Jaime Ramírez, con Adrián Alarcón Ríos y con la presidenta municipal del PRI, Sara Pablo, como antes lo había hecho con otros dirigentes del partido en la campaña de Manuel Añorve (contra su primo Ángel Aguirre).

En esa campaña, a decir de Salgado, trabó amistad con la esposa de Astudillo, Mercedes Calvo. “Manejamos enton-ces la escuela para padres… sí, me llevo muy bien con doña Merce. Incluso la acompañé a una gira a Acapulco, me regresé con ella. Tuvimos una buena amistad”.

Una amistad que se probó con hechos. Al asumir Astudillo, el dirigente transportista organizó un par de marchas de respaldo al nuevo gobernador. Fueron en respuesta, dice, a acciones de los estudiantes de Ayotzinapa que se robaron unas pipas. No lo pidió él, decidimos hacerlas por el cariño especial que le tengo a la familia Astudillo.

Según Salgado, su único objetivo era ayudar a la gente de la sierra para que se dé una derrama económica diferente de la que se está dando, que es ilegal.

Sin embargo, funcionarios del gobierno estatal, como el fiscal Xavier Olea, llegaron a decir que Salgado pidió que permitieran a los transportistas bajar la goma de opio de la sierra sin ser molestados.

Yo ni siquiera conozco un sembradío, aunque sé de qué vive la gente de la sierra, dice Servando.

Salgado viste ropa de marca y se arrepiente de lo ocurrido: Esto no se arregla con marchas, con violentar al estado. Pero el gobernador debe sentarse con todos y escuchar.

Tras las marchas de respaldo que organizó, Salgado recibió muchas promesas del gobernador Astudillo. A todo dijo que sí.

Para la sierra, nada

Pero no llevaron salud ni seguridad a la sierra. Mandaron 50 elementos de la Policía Estatal. Ni subió el Ejército, ni la Marina ni los federales ni ministeriales, nada.

–¿Cuál fue la explicación?

–Que donde estuviera la Policía Comunitaria no podía estar el Ejército.

Le dije al gobernador que nos ayudara en la sierra, y en corto me contestó: Aléjate de Bruno Plácido (líder de la comunitaria con base en la Costa Chica, pero que también ha estado en la sierra).

–¿Dijo por qué?

–Sobrentendí que traen algunos problemas con los comunitarios. Fue cuando los sacamos.

En la mira de Salgado está el secretario de Gobierno, Florencio Salazar, un priísta de toda la vida que luego se fue al PAN foxista y ahora retornó al origen:

Nunca nos recibió. Nos quisieron comprar con unas láminas. Me hicieron firmar por mil 600, aunque sólo me dieron 600, porque las demás las iban a mandar a Iguala. Y firmé.

–Y ahora usted es el único con orden de aprehensión.

–Creo en el gobernador. Él puede arreglar las cosas. No me siento culpable de nada, más que de estar buscando el bienestar de la población. Lo único que he hecho es querer ayudar.